Capítulo Uno

2159 Words
Cap.01:“Te odio y siempre lo haré” Las sábanas fueron bruscamente quitadas, desarmando el c*****o que había formado con ellas al rededor de mi cuerpo. Cubrí mis ojos con la almohada y gruñí. — Mamá, me siento mal así que hoy no iré a clases — dije. — Kang Hyemin, ¿En serio usas un pijama de princesas? ¿Acaso tienes cinco años?  — solo eso bastó para que pegará el grito de mi vida. No es como si Jimin jamás me hubiera visto en pijama, es más, solía pasarme en pijama todo el fin de semana por la casa y Jimin estaba ahí, pero odiaba que su voz fuera lo primero que oyera. Luego de sacar a Jimin de mi habitación, me cambié y salí de esta, no sin antes besar el póster de One direction que tenía en mi pared. Bajé por las escaleras sintiendo el olor de las tostadas en el horno, y cuando entré a la cocina me encontré con Park Jimin a punto de tomar un sorbo de café, pero como siempre, antes de que lograra beber yo le quitaba la taza. No me culpen, amaba el café y Jimin se preparaba tazas de café justo como a mí me gustaban. — ¿Por qué siempre robas mi café? — se quejó Jimin. — Es tú paga por venir y apropiarte de mi casa. — ¿Escuchaste eso, Gaeun? — le habló a mi madre. — Hyemin, no seas así con Jimin — me reprendió. Oh sí, había olvidado ese insignificante detalle. Mi madre amaba a Jimin, así con todas sus letras, lo A-MA-BA, inclusos habían veces en las que llegaba a pensar en que Jimin era su verdadero hijo y no yo, ¿Quizás me habrán cambiado al nacer? Jimin solía pasar la mayor parte del día en mi casa. Su madre, MinYoung, trabaja de lunes a sábado en el consultorio de la ciudad, por lo cual estaba poco en su casa. Y mi madre, al ser su mejor amiga, se ofrecía a cuidar a Jimin. — Idiota — murmuré hacia Jimin. — Tonta — murmuró de vuelta. — Estúpido. — Friki. — ¡Mochi! — Oh no, no lo has dicho, Kang Hyemin. — Lo acabo de decir — dije mostrando mi lengua en su dirección. Jimin odiaba que lo llamara así, a pesar de que ese era su seudónimo de pequeño. A mí me seguía pareciendo demasiado tierno, ni comparado a él, y podía usarlo en su contra. — Hye, ve a cambiarte. No quiero que vuelvas a llegar tarde a clases. Termine de tragar mi último sorbo de café y caminé hacia mi habitación, sentí unos pasos detrás de mí y me volteé. — ¿Qué quieres ahora? — le pregunté a Jimin. — ¿Por que usas pijama de niñita? — ¿Porqué soy una niñita? — respondí con duda. — Te diría que no, pero tu cuerpo poco desarrollado me lo dice todo — dijo mirándome desde abajo hacia arriba, con una sonrisa burlona en su rostro. — ¡Te odio, Park! — grité cerrando la puerta en su cara. Exasperada y tratando de controlar mi irregular, tomé mi celular. Necesitaba desquitarme. Has cambiado el nombre del grupo a “SOS” Kim cosa 1: ¿Qué pasa? Jeon cosa 2: Me suena a Park. Hye: ¡¡LO ODIO LO ODIO LO ODIO!! Jeon cosa 2: Dinos algo que no sepamos :v Kim cosa 1: Tranquila, Hye. Estoy seguro de que solo lo hace para llamar tú atención. Jeon cosa 2: Estoy con Tae. Quizás le gustas y por eso te molesta. Hye: HDJSJSJJSJAHD ESO JAMÁS. ¿Molestarías a la chica que te gusta? Jeon cosa 2: No, pero... Ignoralo, sería absurdo que le gustaras con el temperamento que tienes. Kim cosa 1: Apoyo a Jeon Dejando el tema, ¿Te llegó el regalo? Jeon cosa 2: ¡oh sí! ¿Ya llegó? Hye: Hasta ayer no había nada, hoy iré a ver otra vez. Ahora debo cambiarme, hablamos más tarde. — ¡Hyemin, ya es hora! — escuché a mi mamá gritar desde abajo. — j***r, j***r, j***r— chillé corriendo por mi habitación. Y así comenzaban todos mis días. Jimin molestándome, mamá defendiéndolo y yo hablando con los chicos hasta que se me hacía tarde,  y como era tan desordenada siempre perdía uno de mis zapatos. — Está bien, hoy será con zapatillas — dije rindiéndome en la búsqueda de mi otro zapatos. Tomé mis lentes del escritorio; ni siquiera tenían aumento, solo me gustaban y por eso los usaba, a pesar de que fuera otro punto para llamarme "friki"; y salí corriendo por las escaleras. — Siempre tarde — dijo Jimin esperando en la puerta. — No tienes porqué esperar por mí, nadie te obliga. — No lo hago por ti. Solo quiero que te madre no se preocupe porque a su hija le pase algo malo por salir corriendo como loca desquiciada del departamento. — Guárdate tus argumentos, Park — dije pasando de largo — De todos modos, ni siquiera tomamos el autobús juntos. Caminé más rápido que Jimin para no estar cerca de él, pero antes de que llegaríamos a la parada de autobuses donde ya estaba el bus esperando, el tiró de mi mano. — ¿Qué te pasa? — espeté bruscamente. Sin soltar mi mano puso la otra sobre la mía y la abrió. — Gaeun me pasó tu dinero, ojalá no lo gastes en algo estúpido como lentes falsos — rio y quitó mis lentes. Traté de seguirlo, pero se subió al autobús el cual ya había partido. — Genial, ahora llegaré tarde. Amaba caminar, en realidad lo prefería más que tomar el autobús lleno de personas indeseables. El camino al colegio no era tan largo, pero de todas formas el autobús acortaba la distancia. Y como era de esperarse, llegué tarde. — ¡Pero si solo son tres minutos desde que tocaron el timbre! — grité a punto de explotar y golpear todo. — Conoces las reglas, Hye — dijo la secretaria — No sé cuál es tu afán con llegar tarde a clases — me entró un papel blanco con mi nombre y la hora a la que había llegado — estás por sobrepasar el límite de atrasos. — Ni siquiera fue mi culpa — murmuré. — Otro atrasado aquí — gritó alguien a mis espaldas. — Ay no — dije deseando hacerme bolita y desaparecer. Dejé pasar el hecho de que Jimin siempre llegara más tarde que yo, a pesar de haber tomado el autobús, ya que siempre era lo mismo; él se quedaba afuera hablando o a veces pasaba a la tienda que estaba cerca de la escuela. — ¿Estaban juntos? — preguntó acusadoramente la secretaria. — ¡Por supuesto que no! — Por supuesto que sí — dijimos al mismo tiempo, y Jimin pasó su brazo por mis hombros. — Aléjate de mi, escoria — dije quitando bruscamente su brazo. Jimin levantó ambas manos en forma de rendición y la secretaria rio. — Con eso me queda más que claro de que no estaban juntos. Ya, ahora vuelvan a clases. Apuré mi pasó, pero nuevamente la mano de Jimin sobre la mía me hizo detener. — Primero voy yo — dijo con aires de superioridad y me empujó hacia atrás. A penas abrió la puerta, un montón de bolas de papel chocaron con él, haciendo que soltara una gran carcajada junto con el resto de nuestros compañeros — ¿Qué les pasa, idiotas? — gritó fingiendo molestia, después de todo, su grupito de amigos habían sido los que lanzaron las bolitas de papel. De inmediato Jimin caminó había sus amigos, en cambio yo, fui hacia el otro lado, junto a mi vacía mesa. Para mi suerte, aún no llegaba el profesor pero odiaba el griterío que se formaba en el salón con su ausencia. Tomé mis audífonos y puse la música en su máximo volumen, mientras navegaba por Dreame en busca de una nueva y buena historia. A veces odiaba mi cotidiana vida, despertar de la manera más bruscamente por culpa de Jimin, pelear en el desayuno con Jimin, tener que aguantar algunas burlas y hablar siempre a la misma hora con los chicos. Estaba rogando para que las vacaciones de verano comenzaran y contaba los días para salir de este infierno. Lamentablemente este verano no había campamento para mi; el límite era tener menos de dieciocho años, y semanas antes de que éste comenzará cumpliría la mayoría de edad. Sí, así de penosa era mi vida. (...) Solo una hora más, me decía mientras comía mi almuerzo, una hora más de clases y seria libre, o al menos por el resto del día. Oh, espera, por un momento me había olvidado de Jimin. No, no sería libre. — ¿Qué tal, mini-min? — preguntó Jimin tomando asiento junto a mi, y como no, su grupito también estaba aquí. — No me llames mini-min, idiota — gruñí alejándome de él, pero de inmediato se acercó. — Ouch, me dueles — tocó su pecho fingiendo dolor. No le presté atención y seguí comiendo, lo que pareció molestarle porque me miró detenidamente. — ¿Qué? — espeté con brusquedad y el negó. — ¿Ya te presenté a mis amigos? — preguntó con su molesta sonrisa. Seguí sin tomarlo en cuenta, pero de reojo logré ver que su sonrisa se ensanchaba — Estás celosa porque tengo amigos. — También tengo amigos — dije conteniendo mis ganas de golpearlo. — Pero ellos están aquí, y no parezco tener problemas sociales — soltó y toda la mesa comenzó a reír a carcajadas. — Te has pasado, Park — escuché a uno de sus amigos mientras tomaba mis cosas y salía el comedor. Corrí hacia cualquier lugar en donde pudiera estar sola. No iba a llorar, no permitiría que Jimin tuviera el placer de haberme hecho llorar, no de nuevo. Quería golpear algo, o a alguien y ya conocía su nombre y apellido. — Tranquila, Hyemin — me dije a mi misma — Todos se burlaban de Liam y mira lo que terminó siendo — me animé. (...) De camino a casa, pase al centro de correos en busca del esperando regalo que me habían hecho Tae y Kook. Cuando me lo entregaron, no esperé para llegar a casa y abrí el paquete ahí mismo. Tuve que contener mis chillidos, ya que la gente me había comenzado a mirar mal, cuando vi que dentro del paquete estaba Finale, el último libro de la saga de Hush Hush que era el único que no tenía. — ¡Son los mejores! — grité. Apenas había llegado a casa, prendí el Wifi y había llamado a los chicos por vídeo llamada. — Lo sabemos — respondieron ambos al unísono. — Creo que esta es la décima vez que lo dices — rió Jungkook. — Pero no me importaría oírlo otra vez — rodé los ojos al oír a Tae. — Son unos tontos— reí — bien, los dejo. Se supone que tendría que estar con mamá en la cafetería. — Ouch, corre corre — dijo Tae. — No queremos que te castiguen. — Yo tampoco. Adiós chicos — dije antes de cortar la llamada. Iba a salir del departamento cuando oí sonidos en el segundo piso. Me extrañé y subí con cuidado, pero cuando llegué arriba me arrepentí, ¡Siempre los curiosos mueren primero! O eso me habían enseñado las películas de terror. De todos modos, seguí adelante. Si es que había un asesino quizás me haría un favor al matarme. El ruido se hizo más fuerte y me di cuenta que provenía de mi habitación. No no no, si tocaba alguno de mis libros o póster mataría al asesino sin piedad alguna. Abrí con sigilo la puerta y cuando estaba a punto de atacar, vi a Jimin sobre mi cama. — Oh, eras tú — solté con decepción. — ¿Esperabas a alguien más? — En realidad si, esperaba a algún asesino que acabara con mi vida antes de tener que volverte a ver — Jimin rodó los ojos y se levantó. — Con esa imaginación podrías escribir un libro entero. — De hecho lo tengo. Se llama Mi vida con Park Jimin. — ¿Ah sí? ¿De qué trata? — De nosotros — Jimin levantó ambas cejas y sonrió coquétamente — Ni lo pienses, Park. Mueres en el primer capítulo, de hecho, yo te mato. — Eres tan ¡Agh! — gritó exasperado caminado hacia la puerta, pero antes de llegar de volteó. Noté como una de sus manos iba pasando por la repisa de mis libros, tocando uno por uno, y se detuvo mirando hacia la pared, donde estaba repleto de pósters. — ¿Por qué eres tan anormal? — preguntó volteándose para mirarme — ¿No te puede gustar algo más común como el k-pop? — Jimin... — ¿Cómo es que te gustan estos chicos que ni siquiera están juntos? — dijo apuntando a mi póster de One direction. — Van a volver — dije con esperanza. — Te apuesto a que no. — Apuesto a que sí. — Genial, ¿Qué apostamos? — Lo que tú digas, señor destruye sueños — Jimin rió por mi apodo y su rostro pareció iluminarse por unos segundos. — Si gano, tú serás mi esclava. Y si pierdo, tú... — Tú me dirás tu secreto — lo interrumpí. Si Jimin tenía un punto débil (a parte de llamarlo Mochi) era si secreto, el cual parecía atormentarlo tanto a él como a mí; no me malinterpreten, ese secreto me causaba tal curiosidad que haría hasta lo imposible por descubrió. — Ni hablar — respondió de inmediato, y antes de que pudiera reclamar, él ya había salido de mi habitación. — ¿Qué secreto guardas, Park? — dije en un murmuro.
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