modo sobrevivir.

2743 Words
. Llego abajo y todos me hacen muchas preguntas. Tienen muchísimo miedo. _ tenemos que salir de nuevo, pero debemos organizarnos_ digo intentando mostrarme sereno y con confianza. Pero ¿ A quien engaño? Estuve a punto de morir y aún todo mi cuerpo está temblando. _¿ Habían lobos verdad?_ pregunta Mía acercándose. Asiento. Todos se muestran nerviosos. _ no desesperen, volveré a salir, pero esta vez traeré la radio. Pediré ayuda y nos sacarán de este lugar_ prometo. _ tengo hambre_ dice el pequeño niño. Busco las naranjas que deben estar por ahí en dónde haya quedado mi saco y las barras de pan. _ ¿ Con cuánta comida contamos?_ pregunto. Cada quien comienza a sacar de sus cosas algunas galletas, golosinas, una bolsa de patatas, dos gaseosas, una manzana y dos bananas. _¿ Es todo?_ pregunto preocupado. _ creo que uno de los vagones puede tener alimentos_ dice uno de ellos. Yo suspiro. Tenemos que idear una forma de salir y mantener alejados a los lobos. Pienso. Buscamos las mantas con las que contamos. Los abrigos que usaremos para los más débiles. Los encendedores, pero evito mostrar el armamento. No sé qué clase de personas son las que están aquí. Eduard comió unas galletas y parece tranquilo. Llevo aparte a Stuart y a los demás hombres, somos ocho sin contar a Eduard, Robinson, un padre de familia que estaba en Candace por negocios , Mathias, un viudo de 52 años que partía a Hancobih al no tener nada que lo atara en Candace, Simons, joven de unos 27 años, viaja a Hancobih para reunirse con su novia con quién dice se casará apenas llegue, Josep de 38 años, Andrew de 59, Adam 25, y Eduard, que es muy pequeño aún y hay además seis mujeres. Mía, Rebeca, Marie, Beth, Leticia y Lena. Tres de ellas mujeres de más de sesenta años. Nos reunimos y hablamos de lo serio de la situación. Planeamos volver a salir. No podemos esperar el anochecer. Prenderemos fuego cerca del tren. Eso alejará a los lobos. Buscaremos la radio, alimentos y medicinas. Algunos se muestran no muy seguros de querer salir. Pero Stuart los presiona. Somos hombres y nuestro deber es proteger a las mujeres_ dice. _ ¡mi bebé!, ¡mi bebé!_ llora de nuevo la mujer que no para de sollozar. _ hay que sacar el cadáver de su hijo de aquí_ dice Simons. _ intenta convencerla_ le digo. _ que me importa que se resista, se lo quitaré y lo arrojare afuera de ser necesario...Traerá peste al vagón_ dice Josep con tono agrio. Lo miro con hostilidad. _¿ Eres padre?_ le pregunto a este último. _ no_ dice . Rio con sarcasmo. _ entonces cállate amigo. Deja a esa pobre mujer llorar a su hijo en paz, no tiraremos a su hijo. Le daremos sepultura como debe ser_ digo. Él parece sentirse apenado y suspira. Mía camina hasta mí. Nos da dos rodajas de patatas a cada quien , me las como con prontitud. Son las mejores patatas que he comido en toda mi vida. Más tarde nos organizamos los ocho. Mía revisa las lesiones de Eduard y Rebeca. La pobre mujer se ve más pálida. Mía la cubre con cuidado para que tenga un poco de calor. Entonces decido salir en primer lugar, poco a poco salimos todos y estamos sobre el vagón. Yo llevo mi arma escondida. Bajaremos seis. Cuatro irán al vagón de alimentos, y dos iremos a la locomotora. Dos estarán vigilando sobre el vagón. Recogeremos leña, medicinas , alimentos y la radio. Ese es el plan. Salto a la nieve y poco a poco todos saltamos fuera del tren. Enseguida tomamos algún trozo de madera o metal para defendernos de ser necesario. Aún hay mucho humo. Algunos vagones se incendiaron. Hacemos movimientos de cabeza en señal. Voy junto con Simons a la parte delantera. Los otros van al otro extremo. Caminamos a paso lento, sin dejar de estar vigilantes. La locomotora parece estar muy lejos. Miro que a pesar del frío tan terrible Simons transpira. Está muy asustado. _ no quiero morir aquí Thomas_ confiesa. Yo sonrio comprensivo. _ tranquilo. Todo estará bien. _¿ Bien? ¿ Bien maldición? Mira, es pura nieve , Miles de kilómetros de montañas nevadas, además lobos hambrientos ¿ De verdad crees que todo estará bien Thomas?_ pregunta. No puedo darle una respuesta por qué en verdad estoy dudando que salgamos de esta situación con vida. Simons busca señal con su teléfono, sin suerte . _ no te distraigas, debes estar alerta _ le sugiero. Por fin llegamos a la locomotora. Subo por encima hasta poder entrar. Está todo destruido, las computadoras no funcionan, Hay dos cadáveres. Suspiro y trato de no concentrarme en ellos. Son los guardias. Tengo que moverlos para encontrar lo que busco. La radio. Uno aún está en su asiento. Al hacerlo a un lado miro la radio. Mi corazón se exalta. La tomo. " Hola " "Hola" pronuncio. Suena una interferencia lo que indica que está funcionando. Hablo muchas veces pero no recibo respuesta. Hasta que . .. " Aquí operadora ferroviaria ¿ Hay algún problema? No logro ubicarlo" dice una mujer. " Hola, si hemos sufrido un accidente, fuimos atacados y el tren ha colicionado y descarrilado, hay cadáveres y ... " " Hola, aquí operadora ferroviaria, no podemos ubicarlo" parece que no captan mi llamado de auxilio. Puede ser el clima. " Necesitamos ayuda, hay personas muertas, estamos rodeados de lobos feroces y ... " " Por favor mantenga la calma, estamos solucionandolo " Entonces la interferencia corta la comunicación. Respiro hondo y tomo la radio. Busco a ver qué más consigo. Hay dos escopetas, las tomo también. Entonces oigo un fuerte grito. Es Simons. Salgo de la locomotora y veo una escena espantosa. Dos lobos están sobre él. Él pelea pero son muy grandes. Logran tumbarlo al suelo y enseguida le arrancan la piel por pedazos mientras él grita e intenta quitarlos de sobre si. . Tomo el arma con mi mano temblorosa y disparo a uno de los lobos pero no acerté. El disparo hace que los lobos se alejen , salto y corro hasta Simons. _¡ Simons!, ¡Simons!_ lo miro convulsionar y entonces me doy cuenta que es inútil insistir, sus ojos están inertes. está muerto. De su cuello fluye la sangre a chorros. Tiene una herida enorme en su cuello y otra en su cara. Me levanto con pesar y maldiciendo a los lobos. ¡Malditos asesinos!. Miro a lo lejos, hay uno observandome. Lo apunto y le disparo. La bala da contra un árbol. Tomo la escopeta. Apunto y no dispara. Entonces empiezo a correr sujetando con fuerza la radio. Corro mientras oigo a los hombres que vigilan sobre el vagón gritar que regresemos. Me percato de que no me sigue ningún lobo. Me pregunto si ya volvieron los otros, entonces los miro venir corriendo del otro lado. Cargan algunas cosas. Corren hacia el vagón y miro como por la orilla entre los árboles corren tres lobos hacia ellos. Reviso de prisa las escopetas. Una está vacía. La otra tiene municiones. Está cargada. La preparo y disparo. Uno de los proyectiles alcanza a un lobo. _ ¡cuidado !_ oigo a los otros sobre el vagón. _¡ Detrás !_ gritan. Volteo. Viene uno hacia mí. Le disparo de prisa. Pero no le doy al objetivo. Intento subir al vagón de prisa , uno de los hombres trata de ayudarme a subir, yo grito desesperado mientras veo venir al lobo hacia mí y aún no logro subir . El otro hombre me jala con fuerza hacia arriba y otro inclina su cuerpo hacia mi y me toma por mi camisa, logran hacerme llegar arriba , estoy temblando pero me incorporo lo más rápido que puedo , entonces apunto a los otros lobos, logro dispararle a dos de ellos. Los miramos caer y a los otros dos perderse entre los árboles. Entramos al vagón sin perder tiempo , el frío es desesperante, cerramos bien la ventana y ya en la protección del vagón me inclino sobre mis rodillas buscando aire. Me dejo caer en un rincón y llevo mis manos a mi cabeza . Miro a Mía, miro a cada uno. Miro a los hombres tratando de recuperar el aliento. Respiro hondo. Maldición. Estamos perdidos. Todas las mujeres nos miran espectantes. Mía se acerca. _ estamos atrapados ¿ Verdad?_ me pregunta. Yo suspiro. _¿ Dónde está Simons?_ me pregunta ansiosa. _ los lobos_ ella tapa su boca. _¿ Por qué no lo cuidaste Thomas?_ me grita uno de los hombres. _ entré a la locomotora a buscar la radio, él debía vigilar pero se distrajo, no pude hacer nada _ me defiendo. Todos hacen gestos de pesar y durante un tiempo nadie habla. Luego de un rato de silencio miro hacia la ventana. _ debemos cubrirla, ¿alguien tiene papel? _ pregunto. Una de las mujeres saca papel higiénico de su bolsa . _ ¿ Cómo te llamas?_ le pregunto. _ soy Marie_ dice. Es una mujer de unos cuarenta años. Suspiro y le sonrio amable. Tomo una botella con agua. Voy tomando trozos de papel mientras todos me observan interrogantes. Mojo cada pedazo y lo pongo sobre el vidrio. No es bueno que los lobos nos miren. Tal vez subirán en algún momento. Son inteligentes y su instinto es cazar. No podemos arriesgarnos. Cuando logré cubrir todo el vidrio me siento un instante a pensar en que vamos a hacer ahora. _ trajimos alimentos Thomas, mira_ los hombres empiezan a vaciar los sacos y bolsos. Maní, galletas, rebanadas de pan, gaseosas, y sopa de fideos. _ también hay mucha agua, y ..._ muestra un empaque de café, sonrio no pudiéndome sentir más feliz que ahorita al ver ese empaque. _ bien ¿ consiguieron leña? _ si, recogí toda la madera que pude. _ bien hecho, ¿alguien trajo el trozo de hielo?_ pregunto. _ aquí está_ dice uno de ellos. Mía lo toma y envuelve el trozo de hielo en un pedazo de tela. Entonces camina hasta donde está Rebeca. Pone hielo en su rodilla. _ ah, este recipiente servirá para calentar agua y preparar café _ dice Robinson. Asiento más animado. Entonces tomo un poco de leña que pongo en un envase de metal que trajo uno de los hombres , meto varias hojas de una revista y prendo fuego. Debido a que que eran trozos quemados de alguna parte del tren la leña enciende rápido. Poco a poco el calor empieza a sentirse. Entonces poniendo dos barras de metal como si fuera una especie de hornilla coloco el envase con agua y le agrego un poco de café . Rápidamente hierve y el olor es reanimador. Entonces al dejar que se asiente sirvo un poco para cada quien. Pero la madre del bebé muerto se niega a comer, ha envuelto a su bebé en una tela y lo sostiene con el dolor muy notable en sus ojos. No deja de sollozar , es muy triste. Mía reparte las galletas entre todos los demás intentando tal vez no prestar atención al dolor ajeno y así conseguir ser fuerte . Por un momento sentimos un poco de paz y la madre del bebé parece dormida, , Mía ha echo un buen trabajo. Entablillar un dedo, poner hielo en algunas heridas y untar un mentol alcanfor en algunas magulladuras. Aunque la salida de esta tarde fue muy riesgosa fue muy bueno salir. Por ahora tenemos todo lo que hace falta. Aunque La radio aún no conecta , está sin señal. Tomo mi café y trato de no dejar que los pensamientos negativos me dominen. Mía se acerca. _ tu café quedó muy bueno. ¿ Crees que tengamos café hasta que podamos irnos de este lugar?_ yo sonrio. _ si. Confiemos en Dios en que al menos el café no faltará_ digo. Ella sonríe y prueba el suyo. _¿ Que harás en Hancobih? _ si llegamos a Hancobih yo ... _ no digas así...por favor, solo di : cuando lleguemos a Hancobih_ respiro hondo. _ bien, cuando lleguemos a Hancobih quiero buscar empleo. Tal vez en un periódico_ digo y ella sonríe. Su sonrisa es hermosa. Me hace soltar un suspiro el cual disimulo la causa, atribuyéndola al exquisito café. Ella parece darse cuenta del engaño. Entonces sonríe de nuevo. _ ah, si, por qué es usted escritor_ dice. La miro interrogante. _ el periódico_ señala. Ambos reimos cómplices. Entonces nos miramos y hacemos silencio. El cual rompo rápidamente. _¿ Y usted señorita Mía? _¿ Yo qué? _ ¿ Que hará cuando lleguemos a Hancobih?_ suspira. _ me gustaría abrir una tienda de moda, no quiero ver un herido en mucho tiempo_ dice risueña. _ ¿cose usted? _ si. Es mi otra pasión. _ su esposo seguro es muy afortunado_ digo atento a su respuesta. Ella se indispone. Entonces se levanta. Se aleja y se va a conversar con Eduard. El pequeño sonríe ante lo que sea que ella dice. Suspiro mientras la miro desde mi lado. Maldigo a quien sea que encontró su corazón antes que yo. Las horas avanzan, entonces cae la oscuridad. Pongo más trozos de madera en el recipiente y tenemos luz y calor por los momentos. Entonces Mía junto con Lena comienzan a cantar una canción. Sonrío y entonces todos aplauden. Eduard comienza a saltar un poco al ritmo de la canción. Mientras que Leticia una callada mujer sesentaria reparte manies entre todos. Yo también aplaudo sintiendo una sensación de remanso cuando de pronto el vagón es golpeado con fuerza. Todos hacemos silencio y miramos absortos el lado de donde viene el golpe, luego otro y otro y con este tercero un aullido interminable. Otros aullidos se unen al primero. Parecen muchos lobos rodeando el tren. Mía tapa sus oídos y los demás se muestran nerviosos. Eduard se abraza a su madre y esta canta una canción en voz baja tal vez para calmarlo. El tren es golpeado de nuevo y los aullidos se oyen con más fuerza. _¡ Que se vayan! ¡ Que se vayan por favor!_ grita una de las mujeres provocando que Eduard también grite muy asustado. _¡ Fuera!¡ Fuera de aquí!_ grita uno de los hombres y el caos se hace presente. Les pido que hagan silencio entonces oímos las pisadas de uno de los lobos sobre la ventana. Intento que mantengan la calma y hagan silencio, debemos hacer el menor ruido posible, Mia parece rezar en un rincón. _ vamos a morir, vamos a morir_ dice Adam. _ ¿ Que vas a hacer ahora Thomas?_ grita desesperado. Cierro mis ojos y pongo mis manos en mi cabeza. Parece que los demás me imitan , se sientan a esperar que los lobos se vayan, más tarde los lobos se van pero presiento que están cerca. Miro a todos, están muy desanimados. _¡ Está muerta!_ grita Eduard señalando a Rebeca. Frunzo el entrecejo y voy de prisa a verla. Rebeca no respira, su biblia ha caído al suelo. Respiro hondo. Entonces busco entre las cosas y tomo una pañoleta. Tapo su cara. Mía se aproxima y también Liliana, y luego Beth. Todas tienen miradas sombrías. _ ¿ Que haremos Thomas?_ pregunta Mia. _ mañana la sacaremos del vagón, y al bebé, seguramente es lo que atrae a los lobos_ digo. Un horrible silencio se impone. Nadie tiene ánimos de nada. Tengo que buscar la forma de mantener viva su esperanza. Tenemos que estar ocupados o nos volveremos locos. Enseguida busco mis lápices y mi libreta. _ey, ey, oiganme, vamos a salir de aquí, mañana revisaremos la radio, pero mientras tanto haremos algo para mantenernos ocupados_ digo. Atraigo la atención de algunos. Me siento en un rincón. Abro mi libreta y tomo mi lápiz. _ escribiré un libro donde cada uno de ustedes será protagonista, quiero que uno a uno me cuenten detalles de su vida_ digo. _ bah, esa tontería no servirá de nada escritor_ suelta Robinson. Lo miro serio. _ ¿no les había contado a qué voy a Hancobih?_ nadie responde. _ pues voy a un concurso de la editorial Laurens , quinientos mil dólares a la mejor historia, y ¿ Quien dice que entre todos no podemos crear la mejor ? Repartiré el premio. Vamos. ¿Quien empieza? _
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