Dulce y amargo.

Camino en dirección a la oficina del director, el doctor Kelly me envió llamar hace poco. Quisiera poder cambiarme después de una larga jornada antes de ir a verlo. Me detengo un instante y miro mi cara en el espejo. Llevo mi cabello tras mi oreja y percibo mi aliento con mi mano. Luzco cansada. Estuve de guardia toda la noche y estoy echa un desastre. Pero el doctor dijo que es urgente. Lo he visto algo extraño conmigo en estos últimos días. Suspiro mientras pienso en como ha dejado en visto mis mensajes últimamente y ya casi no requiere mi presencia. Me pregunto que querrá decirme hoy. Pienso en si será para regañarme porque la nueva paciente la señora Phillip se quejó otra vez de mí. Ella no me soporta , claro soy quien la inyecta pero ella no me lo hace facil y… o será porque desea verme… A lo mejor comienza a extrañarme. sonrío mientras sigo pensando en las posibilidades. Entonces abro la puerta y el señor Kelly clava su vista amarilla y dulce en mi. Digo así por el hermoso color de sus ojos, son color miel. Muy bonitos, he ahí una de las razones de mi timidez cuando vengo a verlo. Aunque también obedece a qué desde hace un mes han pasado cosas entre el señor Kelly y yo. —¿ Me mandó a buscar, doctor? —Me fijo en esa mujer que también está en la oficina. Es muy hermosa y parece pudiente. —Si Jéssica, acércate—Entro un poco más. Mi uniforme está sucio. Estuve de guardia y tres vomitadas más algunas salpicadas de sangre hicieron lo suyo. El doctor Kelly mira mi ropa y respira hondo. —Parece que estuviste muy ocupada Jéssica…—Entonces mira a la mujer. —Sucede mucho cuando hay fiestas patronales que nuestro hospital colapsa y a las enfermeras apenas les da tiempo de un café —dice sereno. —Entiendo doctor, es razonable. Se ve que es una chica dedicada y es lo que busco. Mi marido a veces no duerme y ya no aguanto sus demandas —abri mi boca algo así como confundida. Si voy entendiendo, me necesita para calmar las demandas de su marido, ¿cómo así? —Jéssica , ella es la señora Thompson. Emperatriz Thompson. Desde hoy trabajarás para ella en su casa —Mi ceño se frunce y hago una negación. ¿O sea que me está botando del hospital? ¿ por qué? Sabe cuánto amo mi trabajo en este lugar. Estoy cerca de él y eso es muy importante para mí. —¿Cómo así doctor? No entiendo, yo tengo un trabajo que además me gusta y… —Si, lo sé, el punto es que el esposo de la señora Emperatriz sufrió hace unos meses un accidente, y lamentablemente perdió su visión. La señora Thompson necesita a alguien joven y fuerte que lo atienda, eres una de las enfermeras más responsables y empática que poseemos. Así que pensé que tú… —¡ No quiero! Disculpe señor Kelly, pero por favor, no me eche del hospital —mirarlo cada día me da fuerzas. Amo al doctor Kelly , y creo que él a mí, aunque nunca me propone nada más que algunos besos en el ascensor o que vaya a su apartamento alguna noche y además mucha discreción, fuera de ahí nunca me ha dicho que seamos algo más. Pero aún así, no me puedo alejar de él. La mujer me mira sorprendida y con gesto ofendido. Miro con semblante decidido al doctor. Casi lo fulmino recriminandole sin palabras porque está queriendo sacarme del hospital. —Señora Thompson, si gusta esperar un momento afuera, hablaré con ella, no tardaremos—La mujer me mira con soberbia y sale de la oficina dejándonos solos. Él me mira y me dedica una sonrisa comprensiva. ¿cómo desea que yo me vaya de su lado sin chistar cuando me mira y me sonríe así? Entonces se levanta y se acerca a mí. Mi corazón se agita más. Su cercanía me enloquece tanto que quiero besarlo. Toco su cara y aparta mi mano con brusquedad. Me mira serio. —¿ Que rayos hiciste Jess? Es la oportunidad de tu vida, debes aceptarla. Eres enfermera y tu deber es acudir a dónde sea que hagas falta y… —Pero … ¿ Y lo nuestro? No podremos vernos todos los días y… —Baja la voz por Dios , ¿ acaso quieres que alguien te oiga? No entiendo eso de lo nuestro. Tu y yo no tenemos nada. Métetelo en tu cabeza—abro la boca y las lágrimas no tardan en salir. —Mira, te voy a ser franco. Estoy comprometido y no te quiero cerca , me cansé de tus inseguridades Jess, nunca me diste lo que buscaba… creo que lo mejor para nosotros es poner distancia y …—Le doy una bofetada. Entonces salgo corriendo de allí. Si me quiere correr para que no dañe sus planes, no me iré. Llego al área de descanso de enfermería y entro al baño. Me miro al espejo llorosa. Enseguida vienen a mi mente muchísimas imágenes donde el doctor Kelly y yo parecíamos estar bien. Comienzo a llorar muy dolida. Lo amo. Maldición se burló de mí. De pronto escucho que otras enfermeras entran y cuchichean en la sala de descanso. —Oye, es muy hermoso. Barato pero hermoso. —Calla, nadie puede saberlo. Fue lo primero que me dijo. No por ahora—asomo mi cara con cuidado. Son Margaret, Adela y Christine. Las demás admiran el anillo en el dedo de esta última. Entonces me miran. Christine sonríe amplio. —Veo que ya lo sabes, te gané Jessica. Peter O' Kelly y yo estamos comprometidos —Esto no lo veía venir. Era la única en este lugar que sabía de mi relación con el doctor Kelly. —¿ Que dices Christine? No puede ser cierto. Eres mi amiga, confíe en ti. Es una broma ¿ cierto?—digo saliendo del todo de baño y acercándome con gesto inseguro. Al menos eso creía. Que ella podía ser mi amiga . Las lágrimas salen a tropel. —Ya deja de llorar, las cosas son así amiga mía, él me prefirió a mi. Ya ves, no pudiste acostarte con él y se aburrió —Fue una confidencia que le hice. El doctor Kelly me pidió varias veces que me entregara. Pero tenía miedo y siempre lo evadía. Entonces me ciego y me le voy encima. La agarro por las greñas y caemos al suelo. Las demás enfermeras intentan separarnos. La golpeo con fuerza teniendola dominada en el piso. —¡ Eres una mala mujer ! ¡ Mentirosa! ¡ Envidiosa! —grito desesperada mientras la sigo golpeando. Entonces él entra y me alza por la cintura. Pataleo muy decepcionada. Él me sostiene con fuerza. —Te recomiendo que aceptes la propuesta de la señora Thompson, Christine y yo nos casaremos y nada cambiará eso Jessica. —¿ Por qué me haces esto ?—Le pregunto triste cuando me pone en el piso. —Solo nos divertimos , nada más, ahora cállate , no hagas más escándalos, te irás con la señora Thompson, sino igualmente te irás, pues te despido. ¿Me oíste? Quería mantener esto en secreto un tiempo y tú lo has arruinado. —No puedes hacerme esto , por favor —digo sorprendida de como se comporta ahora tan diferente. Christine sonríe victoriosa. —Pasa por la oficina y retira tu carta de despido Jessica, esto es intolerable—dice y se va. Pero llegando hasta el límite de mi dignidad corro tras él suplicante. Solo para ser mucho más humillada. Avergonzado por mi reacción pues ahora lo puse en evidencia ante todos, pone sobre el escritorio una hoja con un escrito y un bolígrafo. Me mira como queriéndome asesinar pues ahora todos en los pasillos murmuran sobre una supuesta relación del director con dos enfermeras. —No quise que esto terminara así Jess. Pero no pudiste controlar tus impulsos. Me has metido en un problemón, así que por favor, firma y vete ahora mismo—Enseguida mis ojos se tornan oscuros, eso dicen cuando me enojo y estoy muy enojada. Tomo el documento y lo rompo en dos ante su cara de asombro. —Si, me voy doctor Kelly, pero no porque usted me eche, no señor, me voy porque renuncio—digo y muy molesta tomo esa jarrita de vidrio al lado de su escritorio con una estúpida flor amarilla y dos espigas y vacío el agua en su cara, él abre su boca como a punto de un infarto y yo con el corazón a millón corro por mis cosas y de ahí al estacionamiento. Mientras salgo del hospital poco despues, puedo sentir las miradas acusadoras o de lastima sobre mi. Camino rápidamente fuera de sus vistas. La adrenalina se va pasando y sucumbo a los pensamientos negativos. Pero, ¿ Que hice? Me detengo llorosa cuando veo que la mujer que requería mis servicios sube a la parte trasera de un auto. Es mi oportunidad de alejarme de este lugar. Voy de prisa y me pongo en medio cuando el vehículo se ponía en marcha. El chófer me mira con gesto confundido. Voy por el lado de atrás y la mujer baja el vidrio. —Si, acepto—digo. No estoy en mi mejor momento, cansada, sucia, frustrada, deprimida, con sueño, con mucha ansiedad. Ella me mira y hace un gesto altivo. —¿ Que dice usted señorita? Fue clara y no doy segundas oportunidades, Alexander, vámonos. —Pero…—corro detrás del vehículo suplicante. —¡ Por favor! ¡Deténgase!—grito sin importar nada. De pronto el auto se detiene. Frunzo el entrecejo y voy rápidamente. —Gracias, muchas gracias , muchas …—Ella tiene el celular en su mano y me mira con semblante aliviado. —No agradezcas, serás puesta a prueba, debo viajar esta noche, me acaban de confirmar y pues… Richard no puede quedarse solo. Es muy dependiente de mi. No sabrá valerse , así que tendré que contratarte hasta que vuelva, y ahí veremos —dice. Siento un atisbo de esperanza. Muerdo mi labio con ganas de llorar. No sé si por la emoción de conseguir el empleo o por qué Peter me trató como una estúpida niña ingenua. Subo al auto y le agradezco a la mujer mientras tomando un pañuelo seco mis ojos. —Vaya que fue todo un patán ese doctor Kelly eh—dice y asiento triste. Después de casi media hora llegamos a una casa, bastante hermosa, con jardines vivaces y coloridos, con una hermosa fuente de agua y algunos fresnos muy verdes y frondosos. La mujer camina adelante de mi y puedo observar que su silueta es muy bonita. Alta, delgada, con bonitas caderas y piernas largas. Lleva una falda en tubo y una camisa blanca de seda. Un moño muy elegante y un andar con gracia. Suspiro sintiéndome como hormiguita en este lugar tan lujoso. Puedo ver qué hasta los criados lucen muy elegantes. Llegamos a la puerta y el ama de llaves abre. Enseguida me mira con cara de asco. Entonces ví como mis zapatos estaban chorreados con dos sustancias asquerosas. Mi uniforme también. Ruborizo avergonzada. —Greice , lleva a esta señorita a la habitación que está frente a la recamara matrimonial—Entonces me mira. —No puedes presentarte así ante Richard —Sonrio solo un poco. —Si, ya se que no puede verte, pero creme jovencita, su olfato es excelente y percibirá rápidamente el olor a medicamentos y… —mira mi ropa y con un gesto de resignación sigue hablando. —Greice te dará el uniforme que debes llevar, en el baño encontrarás jabones y lo que necesites, quiero que te asees y cuando estés presentable pasas a mi oficina, Greice te dirá dónde es. Entonces te diré las instrucciones y solo así podrás ver a mi marido—Entonces se aleja de nosotras. —Greice, cuando hayas terminado, acerca unas aspirinas a mi oficina y luego arreglas mis maletas, me voy esta noche... ah, y por Dios haz callar ahora mismo a ese gato o encierralo con su amo, de dónde no debió salir—dice mientras se pierde por un pasillo y sus tacones suenan con fuerza pero con elegancia sobre el bonito y reluciente piso de madera. El ama de llaves toma al hermoso gato en sus brazos con semblante fatigado y entonces me dedica una mirada soberbia. Sonrío amable y hace un respingo. Entonces me hace seguirla por un pasillo hasta las escaleras. Nada puede ser peor que lo vivido está mañana en el hospital. O al menos, eso pensaba.