No hueles a ella.

2203 Words
Subí las escaleras detrás del ama de llaves y finalmente poniéndose frente a una puerta me dice que estamos frente a mi habitación. Luego así sin más se va con su andar elegante y con gracia y yo respirando hondo y mordiendo mi labio ansiosa , abro la puerta. Mis ojos casi se salen de sus cuencas al ver la habitación que se me ha asignado. En el hospital tenía que compartir un salón de descanso con las demás enfermeras, pero ahora tendré algo solo para mi. Debo ver el lado positivo si deseo superar lo que me ha sucedido este día. Es una habitación muy amplia, sencilla pero hermosa, entro y sonrío con un poco de emoción. Seguro el estúpido de Peter pensará que tendré que vivir debajo de un puente . Le demostraré que soy capaz de vivir y superarme sin su ayuda. Enseguida me dirijo al baño, no puedo evitar querer meterme en esa ducha tan elegante . Me quito la ropa sucia rápidamente y me meto bajo la regadera, lavando muy bien mi cuerpo y mi cabello con los productos que estuvieron a mi alcance. Momento después al salir de nuevo hasta la alcoba veo un uniforme que de seguro colocó el ama de llaves sobre el sillón que está al lado del espejo. Seco mi piel y me lo coloco. Entonces peino mi cabello y me coloco unas zapatillas blancas que también colocaron allí para mí. Respiro hondo mirándome al espejo de pared que está frente a la cama. Ahora sí luzco presentable. Decido buscar al ama de llaves y así no hacer esperar a la señora. Camino por el largo pasillo y no puedo evitar detenerme a admirar las pinturas en la pared, cubierta en este segundo piso por un papel tapiz clásico, que aporta a esta parte un aspecto sobrio y elegante, las enmarcaciones de las pinturas son tan hermosas que no puedo evitar tocarlas con una profunda admiración cuando un carraspeo detrás de mi me disuade. Es el ama de llaves. Me dedica una mirada de sorpresa. Parece que ahora sí seré catalogada por ella como alguien aceptable. No la culpo, hace rato parecía una indigente o algo peor. Salimos del interior de la mansión y recorro confundida el camino de piedras lisas entre los rosales a un costado de la mansión. —Creí que la oficina de la señora estaba dentro de la mansión, no afuera. —La señora es diseñadora de joyas preciosas y cuando piensa en sus creaciones necesita todo el silencio y la tranquilidad que amerita su trabajo. Así que tener su oficina en esta parte le aporta todo eso—La oigo atenta mientras camino detrás, voy recorriendo visualmente cada espacio. Entonces doy un vistazo a la mansión desde este punto. De pronto me detengo. Veo en la segunda planta a un hombre mirando a través de la ventana. Creo que me miraba. Mi piel se eriza y hago un llamado al ama de llaves. —¿Quien es?—La mujer se detiene. Entonces mira al lugar donde yo estaba mirando antes y sonríe. —Es el señor Richard —hago una negación. —Pero.. —Imagino lo que piensas, si , está ciego pero le gusta imaginar cómo luce todo y respirar el aire puro que entra por la ventana. Tu no te fijes en esas cosas, el señor parece normal, a veces dudo de que esté ciego, pero si lo está…aquí entre tu y yo…—Entonces voltea a verme. —No se porqué la señora le buscó enfermera, él es muy autosuficiente—Vuelvo a mirar y ya no está allí. Pero sigo sintiendo que está observandome. Despido ese pensamiento ilógico rápidamente. Seguimos caminando hasta llegar a la oficina. Está construida al frente de un pozo artificial de agua dulce con una cascada. El ama de lleves toca. —Pase Grace —dice la señora. Ambas entramos. —Señora, la señorita Jessica está lista y presentable—dice, la señora Emperatriz asiente y le hace una seña para que se vaya. Me mira de pie a cabeza y sonríe satisfecha. —Tome asiento por favor —Enseguida me siento. —Iré al grano Jessica, no será fácil tu trabajo aquí. Richard se ha vuelto un amargado. Pero lo entiendo, no puede ver y eso amargaría a cualquiera. Sin embargo se que te lo hará muy difícil. ¿Estás preparada para asumirlo? —pregunta y parece analizar mis expresiones . He tenido todo tipo de pacientes y estoy segura que podré con este. —Lo asumiré señora , no será mi primer paciente difícil, créame. —Me gusta oírte decir eso con tanta confianza, pero Richard no es cualquiera cariño. No quisiera irme y enterarme de que no soportaste su carácter y te fuiste corriendo. Sería contraproducente para mí—respiro hondo. —No lo haré señora, le agradezco la oportunidad así que no pienso quedarle mal. Usted confía en mí. —Bien, eres decidida y eso me gusta, te diré cuáles son tus deberes enseguida—Entonces me explica todo lo que debo hacer. Después de darme una lista muy detallada de mis funciones me dice : —Sobre todo, por nada le hagas caso cuando te eche, porque estoy muy segura de que lo hará, yo soy tu jefa y solo yo puedo echarte . ¿Entendido?—asiento. —Te pagaré muy bien si pasas la prueba—Toma una chequera y pone una cantidad , luego firma y me la entrega. Abro mis ojos como platos. Es mas de lo que esperaba. Ella sonríe al ver mi reacción. —ahora, vamos, te presentaré a Richard —dice. Guardo el cheque en mi bolsillo y camino detrás de ella. Mientras subo la escalera detrás de la señora , empiezo a ponerme nerviosa. No sé cómo reaccionará el señor cuando sepa de mi presencia y el motivo de ella en esta casa. Subimos al tercer piso y la señora Thompson toca a la puerta. —Soy yo cariño —dice y cuando va a abrir la puerta, esta se abre y un hombre guapo , en verdad bastante guapo, sale a recibirla. — Vaya ,¿viniste Emper? Te acordaste de que existo. ¿ no? O vienes a pedirme dinero…—Entonces frunce el entrecejo. —¿ Quien está contigo?—hace un gesto confuso. —Sabes que me la paso ocupada Richard querido, mira, he traído a alguien para … —Que se vaya, sabes que no necesito una maldita niñera—Su voz sonó agria y su gesto se endureció aún más. No puedo dejar de mirarlo. Su aspecto es muy varonil. Si cuerpo luce fuerte y tiene unos hermosos ojos cafés. Despido de inmediato esos pensamientos atrevidos. No puedo admirarlo de ese modo. —No seas grosero Richard. La señorita Jessica se quedará contigo, debo viajar esta noche y…—Entonces él la toma de la muñeca, con fuerza. —¿A dónde irás? Ya no pasas tiempo en nuestra casa, aquí conmigo ¿con quién te vas a encontrar? Eres una zorra , estoy seguro que te verás con alguien, Emperatriz—Ella se suelta con fuerza y yo cubro mi boca, se siente muy incómodo. —Deja de estar diciendo estupideces Richard, sabes que saco adelante la empresa, iré a Boston a ver la nueva colección de joyas, sabes que es mi deber y… —Que te manden fotos de las joyas y ya , no me gusta que viajes sola y… ¿ Es que no te bastó con sacarme de tu habitación? Ahora pretendes irte cada vez que se te antoje. Me haces quedar con todos como un maldito idiota. —Ya sabes que no es lo mismo ver una imagen en un teléfono Richard. No te pongas pesado. Y si estamos en habitaciones separadas fue por qué tú mismo lo pediste—mientras oigo imagino que el pobre señor Richard tal vez quiso estar solo un tiempo. Por su condición y mientras se adaptaba. No creo que quisiera separarse. Se nota que está muy enamorado de ella. —¡Pues te ordeno que te quedes en casa , soy tu esposo y me debes respeto! O es eso, o te acompaño—muerdo mi labio sintiéndome mucho más incómoda. Le hago seña a la señora para retirarme mientras discuten. —¡ Ah no, Jessica , tú no te irás!...—Me dice y de nuevo se enfoca en él. — Sabes que no puedes ir conmigo … Ya todo está dicho. Hablamos a mi regreso Richard—Ella corre escaleras abajo. Él se queda inmóvil y grita su nombre varias veces. Entonces entra de nuevo a su habitación dando un portazo. Después de asimilar semejante discusión entre mi jefa y su esposo bajo a la cocina a pasar el trago amargo tomando un poco de agua fría. Necesito pensar un poco en como hacer para poder realizar mi trabajo pero sobre todo a que el señor acepte mis servicios pues después de lo de hoy creo que es una labor difícil sino imposible. Estoy sentada tomando mi agua fría frente a la mesa en la cocina y pensando en las escenas de hace poco cuando entra el ama de llaves y me saca de mis pensamientos. —Que bueno que está usted aquí. El señor quiere una aspirina, dice que su cabeza va a reventar. Pidió que la llevara la misma señora pero ella está afanada con lo del viaje, además no desea enfrentarlo de nuevo y…—La miro con gesto resignado. —Entra con cuidado aprovechando que se está dando una ducha y la pones en la mesa auxiliar junto a la cama, junto a un vaso con agua y luego puedes salir. Por hoy es mejor dejarlo solo—suspiro. Entonces asiento y tomando las pastillas y el vaso con agua subo rápidamente a su habitación. Entro y como dijo el ama de llaves parece estar dándose una ducha. Entonces camino hasta la mesita. Todo está perfectamente ordenado y el gato duerme sobre la cama. Me voy a devolver pero veo un libro sobre la almohada. Extraño. Lo tomo curiosa para revisar de que trata. Veo su título, Fat City de Leonard Gardner. Miro pensativa un retrato en la pared, es una pintura abstracta mientras me pregunto porque estaría un libro en la habitación de un hombre ciego. Mi piel se eriza por alguna razón y entonces decido dejarlo allí y retirarme antes de que el señor salga de la ducha. Pero cuando me doy la vuelta ahí está, muy cerca de mí, parece mirarme. Está tan cerca de mi cara que siento su respiración tibia. Comienzo a temblar pues casi grité del susto al no esperar conseguirlo al girarme. Está todo mojado y … desnudo. Sin querer desvio mi mirada a su anatomía y tragando grueso me quedo mirando sus ojos. —¿Me estabas esperando, Emperatriz?—toma mi cara con su mano y entonces me arroja a la cama. Estoy aterrada y quiero gritar pero más bien me quedo inmóvil pues temo que se enoje muchísimo más al darse cuenta de que no soy quien cree. Él se sube sobre mí y siento todo su peso sobre mi cuerpo. —Te extraño tanto Emper —Entonces busca mis labios, quiero empujarlo pero es muy fuerte. De pronto me besa. Sus besos son tan apasionados que percibo que está realmente afectado y deseoso de poseer a su mujer, y aunque quiero resistirme sus besos no son nada despreciables, pero está mal, muy mal así que con todas mis fuerzas lo empujo y me levanto con prisa. Él sonríe de medio lado. —Supe que no eras Emperatriz desde el mismo momento, solo quise darte una lección. Supongo que después de esto te irás y no volverás jamás—suelta mientras corro a la puerta y volteo a verlo. Hago una negación. —¿Cómo supo que…?— Él rie con ironía. —Estoy ciego pero como ves el resto de mi cuerpo sigue funcionando igual—Bajo la mirada como si él estuviera hablando de su virilidad y ruborizo enseguida. Él suelta una carcajada malintencionada. Respiro hondo tratando de controlar mi corazón acelerado. —No hueles a ella, ahora ¡ Vete! Tengo dos meses que no disfruto el sexo con mi mujer y no quiero desquitarme contigo —abro mi boca y corro fuera de allí muy afectada e impresionada con su arrogancia y mientras bajo las escaleras oigo sus carcajadas. Llego a la cocina y me siento de nuevo en busca de aire. El ama de llaves me mira. —Sea lo que sea que le haya hecho o dicho , no le de importancia, solo quiere molestarla para que renuncie, créame… —La miro con gesto afectado. Ella me sirve agua y sale de la cocina tarareando una canción mientras tomo el vaso con la mano temblorosa. Cierro los ojos y contengo el aliento. Hace mucho que un hombre no me besaba de ese modo. "Llamaré a la señora y le devolveré su cheque. Tengo que renunciar de inmediato" pienso mientras toco mis labios adoloridos por la fuerza de ese beso.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD