•Capítulo 3: Esperen... ¿Qué?

835 Words
—Yo creo que sería mejor anunciarlo en uno o dos meses, después será la boda... Y aquí estoy yo, escuchando como mis padres y los de River organizan las cosas para nuestro compromiso. Al parecer ya sabían que íbamos a aceptar, por más que sea de forma voluntaria u obligada. —También tenemos que arreglar lo de la casa. Debe ser cerca del instituto. Ellos tendrán que vivir juntos. ¿Qué? —Wow, Wow, Wow... ¿Mamá de qué hablas? —la tomé del brazo para llamar su atención. —Ustedes están comprometidos... —la interrumpí. —Obligadamente —dije y ella solo me fulminó con la mirada. —Deberán vivir juntos. —Oye, nunca hablaste de que tenía que vivir con ella. —dijo River a su padre quien sólo lo ignoraba y seguía revisando papeles. No pude evitar pensar que su relación no era de lo mejor teniendo en cuenta que no era la primera vez que él trataba a su hijo con un poco de desprecio. —Es lo que acordamos, ustedes harán lo que nosotros digamos. ¿okay? — Dijo mi padre con voz potente. —Ok —dijimos al unísono River y yo. Ya nos habíamos resignado. —En unos días tendrán que irse para allá. —dijo, esta vez un poco más calmado. —Como sea... *** Toqué la puerta de la casa de Lea. Debía contárselo, en realidad debía contárselo a alguien, quería saber su opinión y sentir que me quitaba un peso de encima al compartir mi preocupación con una de las personas más importantes. Todo era muy raro, y aún no caía en la idea de que tendría que casarme con River. —¡Hey! ¿Como has estado? —dijo la mamá de Lea cuando abrió la puerta. —¿Bien y tú? —Bien... ¿Buscas a Lea? —asentí. —Está en su habitación, pasa. Entré y me dirigí hacia la habitación de Lea. Estaba la puerta abierta y pude ver que estaba escribiendo algo.  Seguramente era alguna letra, ya que ella cantaba genial, pero no le gusta hacerlo frente al público. —Hey, ¿Qué haces aquí? —dijo. Yo sólo entré y me tiré en su cama hundiendo mi rostro en el edredón. —Mmm, por algo bueno no es. ¿Qué sucede? —Ayer tuve el peor día de mi vida. —resoplé volteando a verla. —Y créeme, no estoy siendo dramatica. —¿Por qué? —dijo sentándose en una de las esquinas de la cama. —Ayer nos reunimos, mi familia y la de River en casa. —comencé mientras miraba mis manos. Cuando levanté la vista vi que Lea estaba sonriendo. —¿Por qué cada vez que hay algo relacionado entre River y yo sonríes? —Nada, nada. Continúa, continúa. —Okay, Okay. —la imité y ambas reímos. —El punto es que ese desayuno era para decirnos algo en especial. —carraspeé mi garganta y ambas nos recostamos en la cama. —Resulta que la empresa de mi padre y el padre de River están en algo así como en una crisis económica y tienen deudas con el exterior y entonces necesitan ganar más publicidad, por lo que no les quedó más opción que... —suspiré. —Tendremos que... —lo dejé en suspenso, quería ver hasta donde llegaba con su intriga. —¿¡Qué!? ¿¡Tendrán qué!? ¡Dime, no me dejes así! —dijo sentándose. Suspiré de nuevo y me senté frente a ella. Si era tan difícil decirlo no quiero ni imaginarme como sería hacerlo. —Tendremos que casarnos. Lea abrió tanto sus ojos que pensé que saldrían de su órbita. Obviamente estaba sorprendida, pero esperaba una reacción peor, sinceramente. —Es un chiste, ¿verdad? —Ojalá pudiera decirlo. —ella cubrió su boca con ambas manos y seguía con los ojos como platos. —No quiero hacerlo, Lea —dije recostándome y cubriendo mi cara con la almohada. —Soy muy joven para casarme, y más con River. Hasta tendremos que vivir juntos ¿Puedes creerlo? No oía ninguna respuesta. Quité la almohada de mi cara y vi a Lea mirando un punto fijo, con el ceño levemente fruncidos y las comisuras de sus labios un poco elevadas. Agh ¿En serio? Le largué con la almohada en la cabeza haciendo que Lea caiga de espalda al suelo. Solté una carcajada al escuchar sus quejas. —¡Auh! ¿Por qué hiciste eso? —Porque no dices nada. Además, te ríes como si fuese algo gracioso. —Para nada. —rio. —Sólo debes verle el lado positivo, quizás y de todo esto salga algo bueno ¿No? Detuve mis ganas de decirle algún insulto. No entendía cómo podía tomárselo a la ligera. ¡Yo iba a casarme! ¡CASARME! —¿Algo bueno, como qué? —pregunté de mala gana mientras rodaba mis ojos. —Mmm, no lo sé. Pero seguro algo debe de haber. —la miré con una ceja alzada. —¿Qué? —negué haciendo un gesto de resignación, como si mi mejor amiga no tuviese remedio. —Vamos, amiga. Todo saldrá bien —haciendo una mueca se acercó a mí y me rodeó con sus brazos. Justo lo que necesitaba. La compresión de alguien. —Es que no quiero hacerlo, Lea. —mi voz salió un poco quebrada al decir mis pensamientos en voz alta. Yo no era de las chicas débiles. Y no estaba triste, sino enojada, decepcionada, traicionada... Habían sido egoístas, pero ahí siempre estaba yo, haciendo las cosas por el bien de los demás, aunque con ellas vinieran lo peor para mí. No sabía si eso era bueno o malo. Poner la felicidad de los demás en primer lugar que la de uno mismo... 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD