•Capítulo 2: Unos malditos egoístas.

2049 Words
Esa mañana no desperté al mediodía justo como lo tenía planeado desde el comienzo de la semana. La alarma no había sido la única en encargarse de arruinarme el sueño, sino también las insistencias de mi madre y de mi hermano Sam. Como vi que sería imposible siquiera quedarme a cerrar los ojos en la cama, no tuve otra opción que levantarme y obedecer. Una vez ya decentemente presentable para aquellas misteriosas personas que pronto harían de su taaaaan esperada presencia en casa, salí de mi cueva para ir hacia la sala, donde se encontraba mi madre ordenando algunas cosas para el desayuno, lo cual no me pareció extraño. Olvidando los gritos con los que había amanecido ese día, la saludé con un beso en la mejilla. —¿Y Papá? —Está afuera, ya vienen los Adam así que quiero que... —la interrumpí. —¿Los Adam? —dije refiriéndome a la familia que tenía un nombre como apellido. También aquella que tenían a un idiota como hijo. —Sí, ¿Hay algún problema? —al parecer había notado mi cara de desconcierto, ya que había dejado de colocar tazas en la mesa para poner toda su atención sobre mí. —Amm... ¡No! Claro que no, pero... ¿No puedo ir a tomar fotografías al lago? —pregunté de pronto, con suerte mi madre me dejaría escaparme de esta desagradable reunión en la que seguro sólo hablarían de asuntos de la empresa. —No. —dijo rotundamente. —¡Pero, mamá! Seguramente estarán hablando de cosas que no me interesan y estaría perdiendo tiempo que podría estar utilizando en algo más útil. —Ah, ¿sí? ¿Útiles como qué? —elevó sus cejas, desafiante. —¿Dormir? —solté con algo de duda. —Sí, claro. Sueña. —rodó los ojos y acomodó una servilleta sobre la mesa. —No podré hacerlo si no puedo dormir. —golpeé con mi dedo índice dos veces sobre mi cabeza y con una expresión de obviedad en mi rostro. No recibí respuesta, pero sí una servilleta golpeándose con fuerza en mi cara, al mismo tiempo que la puerta de entrada se abría. Papá entró junto con los padres de River y detrás de ellos sus hijos Kasey, la menor de los Adam, luego le sigue el idiota insoportable que en estos momentos estaba mirándome con una sonrisa burlona, y luego el mayor, Logan. —¿Qué sucedió con tu cabello, hija? —¿Te peinaste con un petardo, Ally? —dijo River con burla. —Tú esposa me lanzó esto en la cabeza. —expliqué ignorando por completo el comentario de River. Los invitados se acercaron a nosotras para saludarnos y como todas las veces anteriores, River esperaba a ser el último y hacerme algo para molestarme. Y ésta no fue la excepción y sus dedos se hundieron en mi costado, provocándome un sobresalto. Rápidamente aplasté su pie contra el suelo, haciéndolo chillar como niña. Le di una mala mirada que sólo incrementó su risa. Y como de costumbre, Helen y mi madre rieron como si se tratara de una pequeña broma entre nosotros. Pff, sí claro. Deseaba que ese pie aplastado haya sido su maldita cabeza. Rápidamente nos acomodamos entre las sillas cuando mi hermano bajó a hacernos compañía. Al comienzo todo fue silencioso, hasta que mi madre aligeró un poco el ambiente con alguno de sus comentarios.  Desayunamos entre charlas de la escuela, universidad, trabajo y cosas así. Hasta que Helen me preguntó si yo tenía novio. Me ahogué con el café que justo iba bajando por mi garganta. —Emm... —carraspeé la garganta —No, no, no tengo. —sonreí con cortesía, aunque las manos comenzaron a sudarme de los nervios, todos tenían su mirada sobre mí. —Estoy en busca de eso. —bromeé y papá me observó con cara de "ni lo sueñes" —No es cierto, papá, soy lesbiana. —entonces fue su momento de ahogarse con el café y todos rieron, sabían que bromeaba. —No exageres, papá y no, Helen, nadie ha aparecido. —me encogí de hombros y mordí mi dona. De hecho, me encontraba demasiado a gusto en mi estado. —Oh, ya encontrarás a alguien querida, quién sabe... Quizás esté más cerca de lo que tú crees. Fruncí el ceño. No hacía falta tener dos dedos de frente para captar esa indirecta para nada indirecta, y más aún cuando luego de soltar aquello miró a River con complicidad, aunque este estaba entretenido mirando su dona con demasiada atención, totalmente ajeno a las intenciones de su madre. Idiota, como siempre. —¿Y tú, River? —esta vez preguntó mi madre, llamando su atención. —¿Yo qué? —¿Sales con alguien? —Emm, no. No estoy con nadie, espero a la indicada. —dijo con una media sonrisa tímida. ¡Ja! ¡Sí, claro! Y sin poder evitarlo, una carcajada surgió de la nada jugándome una mala pasada al escaparse un par de migas de mi boca. Todos se quedaron en silencio contemplándome. Los mayores con confusión, River con neutralidad, aunque leí sus labios cuando me insultó en silencio y luego estaban los demás chicos, quienes estaban igual que yo, sin creerle ni una palabra al rubio. ¿"Esperando a la indicada "? Ni él mismo se lo creía —Eso es tan romántico. —suspiró mi madre. —¿No crees, Ally? —Oh, sí, demasiado. —dije con actitud bromista mientras mordía otra vez mi dona. El desayuno pasó y fuimos hacia la sala y nos sentamos todos allí. Noté a mis padres algo tensos, pero lo dejé pasar, luego les preguntaría. Hablamos de cosas al azar que no recuerdo muy bien, pero lo que sí tengo bien claro es cuando Bob llamó la atención de todos. —Bueno, amm, creo que estamos acostumbrados a reunirnos de vez en cuando como la familia que siempre fuimos. Pero esta reunión tiene un propósito en particular, con respecto a las otras. Noté algo nerviosos a nuestros padres, por lo que comencé a preocuparme. ¿Qué está pasando? —Chicos, ustedes saben cómo nuestra empresa crece y crece y es una de las más importantes y conocidas del país. —asentimos y dejamos que mi padre terminara de hablar. —Pero ahora surgió una deuda con el exterior y necesitamos de su ayuda. —¿Qué debemos hacer? —preguntó Kasey con preocupación en su rostro. Y yo no me encontraba tan lejana al sentimiento. La empresa era una herencia familiar, y perderla no era algo que pudiera contentarme. —Amm, esto incluye sólo a River y a Ally. Con el susodicho intercambiamos miradas y entonces llegué a la conclusión de que esto en verdad era algo importante. Nuestros padres siempre quisieron mantenernos al margen de todos los asuntos ya que, al ser una empresa conocida también era seguida por la prensa. —¿Y entonces por qué estoy aquí? —Kasey... —la reprendió su madre. —Porque todos tienen que saber esta noticia. Logan y Sam ya lo saben —respondió esta vez Bob. Kasey ahogó un grito. —¡La traición! —señaló a su hermano y luego al mío, mientras que River y su madre golpeaban su frente con su palma. Reí. —Kasey, ¿Podrías comportarte? Esto es serio. —rodó los ojos, pero asintió. —Básicamente, necesitamos más publicidad y consultamos con nuestro abogado cuál sería una de las formas más efectivas. Hay otras opciones, pero nosotros no estamos en condiciones de poder elegirlas. —Cariño, ve al grano. —dijo mi mamá con suavidad. —Bien... —suspiró. —Tendrán que casarse. Okay, fue muy al grano. El silencio reinó por unos segundos, como si todos estuviesen repasándolo en sus cabezas. Sin embargo, mis pensamientos no podían reaccionar a esas palabras, no era cierto, no podía ser cierto. Me había imaginado cualquier otra maldita cosa menos una maldita broma sobre nosotros casándonos a la fuerza. Es decir, tenía diecisiete jodidos años, ¿Por qué mi padre me ataría a alguien cuando se supone que su trabajo es hacer todo lo contrario? —Muy gracioso, pero no estoy para perder tiempo. —amagué con ponerme de pie, pero mi madre me detuvo. —No, ya en serio, papá, ¿Qué tienen que decirnos? —dijo River y al parecer pensamos lo mismo. Es que ¿quién podría llegar a pensar siquiera en casarnos a nosotros dos? —¿Te imaginas a nosotros...? —nos señalé. —¿Casados? —nos miramos y estallamos en carcajadas. —Chicos, no estamos bromeando. —Además, si fuese una broma, no hubiésemos organizado una reunión sólo para ustedes. Entonces la ficha me cayó. Mis padres se habían estado comportando extraño estos últimos días, mi hermano me había mirado con culpa un par de veces y nunca supe el porqué. También las preguntas de nuestras madres sobre si estábamos en alguna otra relación... Dios. ¿En verdad esto iba en serio? —¿¡Qué!? —¿¡Tendré que casarme!? ¿¡Están malditamente jodiéndome!? —dijo un River muy molesto mientras se colocaba de pie. —Ustedes están muy mal. —murmuró a la vez que se agarraba la cabeza. —j***r. —dijo Kasey también sorprendida. —Mis dos mil dólares —dijo recomponiendo su estupefacción con rapidez mientras le extendía la mano hacia River. —No me jodas tú también, Kasey. —¡River, cuida tu vocabulario! —¡Cuidarlo y una mierda! —¿¡Por qué nosotros!? —grité y me paré del sofá. De repente el aire comenzaba a faltarme. —No tenemos otra opción, lo consultamos con el abogado y dijo que... —Me importa una mierda lo que dijo ese idiota. —¡Allyson! —¿¡Por qué nosotros tenemos que arreglar sus malditos problemas? —dije haciendo énfasis en "sus". —Son unos malditos egoístas. —soltó River con una furia que nunca antes había visto en él. Y realmente lo entendía, sentía ganas de romper todo a mi alrededor y la sangre hervía dentro de mí. —River, tranquilízate. —Logan lo tomó por los hombros y éste se zafó de su agarre bruscamente, desapareciendo por la puerta que da hacia el jardín trasero. —Es un niño caprichoso. —dijo su padre y no pude evitar sentirme furiosa. —¿Está hablando en serio? ¿Cómo pretende que no reaccionemos de este modo? ¿No se da cuenta de que están arruinándonos la vida? —lo miré y luego a los demás presentes. Me importaba una mierda ser una irrespetuosa con alguien mayor a mí, pero no pude evitar defender a River, ambos estábamos en la misma situación. —Ally, esto no es para siempre, sólo es por un año, y si sale bien quizás sea menos. Sin su ayuda quebraremos ¿Entienden? Intenté ser empática con ellos, de verdad lo intenté, pero era un trabajo realmente duro. Estábamos hablando de que debía casarme, teniendo sólo diecisiete años. ¿Qué es lo que pensarían los demás? —Ally, por favor. —¿Tenemos opción? —mi padre suspiró, se lo veía muy cansado y yo aquí con mi bocota. Pero es que... ¡j***r! Me sentía tan cabreada. Yo no era de las personas que se enojaban fácilmente y comenzaban a insultar, pero esto en verdad me superaba. —Luego hablaremos bien de esto. Salí de allí y fui directo al jardín, encontrándome con River en el borde de la piscina con la cabeza gacha. Soltando un suspiro, me acerqué sentándome a su lado. Cuando yo dije que quería un cambio definitivamente no hablaba de esto. Yo quería un buen cambio, nuevos amigos, salidas, un amor de verano, no lo sé. Pero no esto. El cielo se encontraba algo nublado y no pude estar más de acuerdo con el cielo triste y sus lágrimas que empezaban a caer sobre la piscina. Mientras que una sola bajaba por mi mejilla derecha. —No sé qué pensarán los demás. Que dos personas que se llevaban mal de la nada se vayan a casar. Más que nada pensaba en los chicos del instituto. Los únicos que habían sido testigo de nuestro odio y nuestras bromas. —No me interesan lo que piensan los demás, sólo no quiero hacerlo. —soltó con rudeza. —¿Y crees que yo sí quiero hacerlo? —lo miré mal. —¿Puedes dejar de tratarme mal por un maldito momento? Suficiente con que debo aguantarte todos los días de mi vida en el instituto y ahora debo casarme contigo. Negué con mi cabeza, incrédula. —Es que aún no puedo creerlo, parece que estoy en un maldito sueño. —llevé mi cabeza hacia el cielo y dejé que las gotas de lluvia mojaran mi rostro, quizás y sí era un sueño. —No, una maldita pesadilla. Sentí su mirada en mi vista panorámica sin embargo no bajé mi cabeza. Prefería mantenerme así que estar oyendo la maldita voz de River reprochándome siempre o tratándome mal. —Deberíamos entrar ya. Está comenzando a llover fuerte. —No haré lo que tú digas. —dije a la defensiva. —¿Puedes, por una maldita vez en tu vida, dejar de tratarme como la mismísima mierda? Hoy no es mi día y estoy seguro que tampoco es el tuyo, así que has el favor de cerrar tu bocota o sino yo me encargaré de hacerlo. El malhumor era latente en su tono de voz y, para evitar tener un ataque de rabia y lanzarlo a la piscina decidí mantener mi boca cerrada, no porque él me lo hubiese pedido sino porque yo tampoco tenía ánimos de discutir. Decidí irme de allí antes de arrepentirme de mi decisión y enfrentar lo que se convertiría en mi peor pesadilla. Pues ya había dicho que sí. *** ¡Gracias por leer! 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD