despedidas .

2256 Words
_ ¡Señorita Elizabeth! _ le ofrece su mano para levantarla. Ella la toma. _no sé qué me pasó, venía a tomar agua y tropecé, ha de ser por la oscuridad_ Se excusa y él la mira con sospecha. _ ¿No escuchó nada de lo que hablaba? _ Le pregunta él al levantarla. _ya debo irme milord, discúlpeme_ Él la detiene por el brazo. _no se preocupe, no escuché nada _dice ella y se marcha a toda prisa. Elliot siente preocupación, espera Elizabeth en realidad no haya escuchado que oculta un secreto. Teme por su propia vida, además, no desea que ella tenga algún motivo para rechazarlo. Entonces decida ir a su habitación y salir de dudas. Toca a la puerta, luego de un instante Elizabeth abre. _ ¿Si milord? _necesito que vengas a mi despacho_ le pide él marchándose sin esperar respuesta. Ella le obedece y al cabo de un rato entra para encontrarse con él. Una vez dentro se sienta frente a su escritorio. _ señorita Clara, no me gustaría que esté oyendo detrás de las puertas mis conversaciones, pero entiendo que quizás pueda haber escuchado algo sin querer, agradaría mucho que me hiciera saber si era así_ Dice él de manera serena. _yo ... Bueno, escuché algo, pero no se enoje conmigo milord, alguien le dijo que tenía que echarme por su bien_ El respira hondo. _ ¿Por qué concluye que hablaba de usted señorita Clara? _ Ella frunce el ceño. _yo solo creí que ... _ ¿Oyó algo más? _ La interrumpe él. _ No milord, nada más, puede estar tranquilo_ Él sonríe aliviado. El marqués la mira un instante admirando su innegable belleza, ella percibe su mirada y se incomoda. Él se levanta y se sienta sobre el escritorio justo frente a ella. _ ¿Le molestaría si de quién estaríamos hablando esta noche fuera de usted señorita? _de ser así, eso significaría que usted siente algo por mí, algo que no debe sentir ¿Por qué milord? no es casado, ni yo tampoco_ se atreve a decir. Él se pone nervioso y tropieza con las palabras. _no me entendía señorita. _ ¿Cómo lo sabe? Quizás lo entienda y hasta lo ayude ... _ Él la mira y hace una negación. _claro, pero usted seguro tiene miedo, miedo de demostrar lo que siente, ¿o tiene miedo a una mujer acaso milord? _ Ni ella misma se creía capaz de haber dicho semejante oración. Él se levanta, y ella lo imita colocándose frente a él. Entonces su yo interno, el hombre seductor, el ego desafiado sale a flote y la toma por los hombros. Sin medir palabras ni acciones la besa. Quizás para demostrarle que no tiene miedo, o acallar a la atrevida institutriz. Estampa en sus labios un beso brusco, pero dulce a la vez. Luego la suelta dejándola impresionada ante tal despliegue de soberbia. Ella toca sus labios sin dejar de mirarlo, quizás un poco adoloridos por su brusquedad, pero aunque sus labios se quejan, su corazón salta de la emoción. _no me presione señorita Elizabeth, el corazón de un hombre a veces no entiende razones, y el mío no es la excepción, pero si usted tiene un poco de cordura, evite sacar un flote mis instintos, solo serviría para hacernos daño_ Le dice él y se aleja del despacho. Ella lo sigue. _ ¿Y si yo sintiera lo mismo? ¿Y si lo que más desearía en el mundo fuera de otro beso suyo? _Entonces él la mira y respira hondo. _ entonces de verdad se necesitará que ir_ La mira, le sonríe con tristeza y se aleja de ella dejándola algo turbada por lo que acaba de suceder. Desde ese momento, Elizabeth y Elliot no pudieron disimular los sentimientos que albergaban dentro y con los que tanto luchaban, a veces Elliot se dejaba vencer por su corazón y era especialmente tierno y cariñoso con ella, a veces como olvidando su impedimento se imaginaba siendo feliz al lado de ella sin miedo a nada. Pero otras veces alguien, como el padre Antón o su propia conciencia lo han entrado en razón y mantener firme su postura, hasta la próxima vez que ella lo tentara. ................................. El marqués está en su despacho muy entrada la noche, el día siguiente se irá de viaje, alguien toca la puerta de su despacho insistentemente. _ ¡Adelante!  _milord, disculpe_ Dice el capataz que entra precipitadamente. _ ¿Qué te sucede Gerald? ¿Sucedió algo con el rebaño o la siembra? _no milord no es eso, pero esta noche es noche mala, noche maldita milord_ habla persignándose. _ ¿Por qué lo dices Gerald? _ Pregunta Elliot levantándose. _es noche de quema milord, el pueblo se ha reunido en las afueras, detrás de la iglesia comandados por el monseñor Cárdenas, quemaran a jacobino, lo acusan de brujería_ El marques da la espalda, piensa un momento con su puño en el mentón, varias veces quiso ayudar al condenado, pero es inútil, todo lo que acusa y no hay nada que este pueda hacer. Sabe que la iglesia tiene mucha autoridad política y la muchedumbre le obedece a ciegas.  _señor debemos recoger el rebaño temprano estos días, pues el pueblo está alborotado, según se dice la quema se extenderá por toda la semana_ El marqués gira a verlo. _bien Gerald, gracias por informarme, es mejor encerrarse temprano, dar orden para que se tomen las medidas oportunas. _bien milord, lamento importunarlo con esto_ El marqués asiente con una sonrisa preocupada. Es noche fría y fuera de la mansión se oye el ruido de multitudes agitadas. Elliot manda a modificar la vigilancia toda la semana por si algún malhechor se quiere valer de la situación, la noticia hace que el sueño se esfume de Elliot, quien va hasta la cocina a servir un poco de leche. Al entrar mira a Elizabeth sentada a la mesa tomándose un poco de té caliente. _ ¿Cómo que el sueño huyó de ambos esta noche? _ Dice el mientras se sirve la leche. _odio las noches como esta milord_ Dice ella. Él sonríe comprensivo. _me uno a sus sentimientos señorita, la quema de personas debería prohibirse_ Ella asiente. _ ¿Puedo acompañarla?  _ ¡Claro! _ Contesta ella y él se sienta. Ella lo mira. _ ¿Quién determina que alguien sea un brujo o no? _ Pregunta indignada. _los prejuicios señorita _ Dados comprendiendo su indignación. En ese momento mientras ella lleva la taza de té a su boca él la mira y se da cuenta que hace mucho no disfrutaba la compañía de una bella dama, cosa que el mismo había preferido evitar, quizás por ser un hombre muy ocupado, o quizás porque serian una distracción de su tiempo que siempre se propuso serio para su pequeño hijo y no para las distracciones que suelen traer las mujeres. _se marchará mañana milord ¿cierto? _ Pregunta ella con algo de melancolía en su voz. _ ¡Sí! _ Responde el marqués. _ ¿Señorita Clara que le sucede? _ Pregunta él ante la evidente tristeza de ella. No puede disimular que le afecta aunque ha intentado ocultarlo. _sonría señorita Clara, la hace lucir mucho más hermosa_ Ella sonríe. _ ¿Ve? ... mucho mejor _entonces se levanta y camina hacia la ventana, mira hacia fuera y respira hondo. _venga, quiero que vea algo_ Ella se levanta y camina hasta él. _ ¿Ve esa estrella? _ Pregunta señalando al firmamento. _veo muchas estrellas milord. _esa que parece como si titilara de muchos colores hermosos ... señorita Clara cuando esa estrella cumpla su ciclo y se oculta entonces volveré_ Le dice mirándola. Ella mira la estrella y suspira. _me voy señorita Clara, aunque no quiera, pero estaré muy tranquilo, porque sé que Patrick estará en buena compañía_ Ella le sonríe. _gracias milord, ¿pero por qué tiene que irse? El niño lo extrañará ¿no puede atender sus negocios desde casa? _sé que me extrañará y créame que es algo inevitable, algo que está fuera de mi control_ Dice él mirando el horizonte fuera de la mansión a través de la ventana. _pues entonces vaya tranquilo, yo cuidaré bien a Patrick_ El suspira. _ ¡Gracias! _ Le dice y luego arregla tras su oreja un mechón que se ha salido de su peinado. _señorita ¿nunca se ha enamorado? _ Ella se da cuenta ante esa pregunta que nunca había sentido en su pecho la sensación que últimamente tenía sentido cuando lo ve. _eh ... yo ... no milord, no me ha dado tiempo de ..._ El comienza a reír. _veo que no lo ha hecho señorita, el amor no es algo que pueda decidir incluir o no en un horario, cuando usted se enamore lo sabrá_ Ella se sonroja y ríe con timidez. _es que al ser institutriz no me dio mucho tiempo de ir a todos los bailes, y cuando iba a alguno con mamá no lo hacia para ...  _para buscar pareja, si, ya lo dijo la otra vez señorita_ Dice. En el fondo él agradece que así sea, pues su corazón también comienza a sentirse extraño. Aunque él está resuelto a no dejar que el amor anide en él. Es un placer que no puede permitirse. _bien, yo iré a dormir milord, quiero levantarme muy temprano para despedirlo_ Dice Elizabeth y hace una reverencia. _buenas noches señorita_ ella se marcha deprisa, quiere alejarse de él, algo le dice que enamorarse del marqués solo le traerá sufrimientos. Esa noche a Elizabeth le cuesta conciliar el sueño. ¿Qué cosa es tan grande que el marqués debe marcharse? Quizás sean asuntos de negocios ... piensa ... pero, ¿Por qué le afecta tanto que él se marche? ¿Es posible enamorarse de alguien en tan poco tiempo? Quías solo sea por su gentileza, nunca un hombre había sido tan Cortés con ella como para enfrentarse a su propia madre e intervenir por ella. Eso es algo que ella nunca olvidará. Así como tampoco ese beso, un beso corto pero cargado de sentimientos, un beso que le demostró que el marques no es indiferente a ella. Fue brusco, cierto, pero hubo algo en el que le hace pensar que no fue el simple beso de un hombre provocado para demostrar su soberbia, El canto de los gallos despierta a la institutriz. Quien ha dormido apenas unas horas. Se levanta a toda prisa y corre a ver por la ventana, aún está muy oscuro pero puede ver un carruaje frente a la mansión y un servidor ajustándolo. ¡Oh no! ... ya se marcha. Piensa Entonces se lava la cara de prisa, apenas se coloca un vestido ligero encima, se pone sus zapatillas y baja casi que corriendo las escaleras. Ve claridad en la cocina y corre hasta allí. Pero solo ve a Corazón preparando el café. _oh señorita Clara, me espantó. _lo siento Corazón, es que quería despedirme del señor, ¿Dónde está? _ah mi niña aún no se levanta, siéntese, ¿quiere café o té? _café está bien Corazón, gracias_ Contesta ella respirando aliviada y sentándose. _ ya estoy aquí señorita, podemos despedirnos, así que no se preocupe _dice el marqués entrando a la cocina y sobresaltando a las mujeres. Elizabeth siente vergüenza y se sonroja inevitablemente. ¡Dios pensará que estoy desesperada por verlo antes de irse! Piensa _no sienta pena señorita, yo también quería despedirme de usted, no me hubiera ido sin hacerlo_ Corazón los mira con sorpresa. ¿Qué está pasando aquí? se pregunta. _señor aquí tiene su café, también le he preparado  provisiones para el camino_ Le dice Corazón entregándole una humeante taza de café. _ ¡Muchas gracias Corazón! _ Dice y se sienta. Elizabeth intenta excusarse. _no vaya a pensar usted que yo ..._ Él sonríe. _yo no pienso nada señorita, pasaran unos tres meses antes de que la estrella se oculte, espero que pueda ser estricta con Patrick sobre su educación, puede querer valerse de mi ausencia para rebelarse un poco_ Dice el desviando el tema para la comodidad de Elizabeth. _es un buen niño milord, seguro que podré con eso. _lo conoce de poco tiempo señorita_ Le dice guiñándole el ojo. _ ¡tiene razón! _ ella sonríe.  _bien, ha llegado la hora, Corazón ¿sabe si mi madre despertó? _si señor_ Le responde. _aquí estoy hijo_ Dice Eleanor entrando a la cocina y abrazándolo. Elizabeth nota que la  señora Eleanor está muy tranquila, pareciera que no extrañará a su hijo. Pero quizás sea porque debe estar acostumbrada a sus partidas. Piensa ella. Corazón le sirve té a la señora. _ ¿No se despedirá del niño? pregunta Clara. _lo hice señorita, mientras dormía, no me agrada dejarlo triste prefiero evitarme eso _ dice tras un suspiro.  _cuídese Corazón, nos veremos pronto_ le dice y ella no se puede resistir a un abrazo aunque la señora ponga el grito en el cielo. Esta la mira con molestia, pero Elliot no es un niño de ocho años a quien puede regañar. Solo une su brazo al de Elliot para salir pronto de allí.  Madame Eleanor viene del brazo de su hijo hasta el carruaje. Una vez fuera de la mansión, Elliot abraza a su madre, luego mira a Elizabeth y abre sus brazos invitándola a abrazarlo. Ella lo hace y recuesta su mejilla de su pecho. Siente su calor, su respiración, entonces en ese momento olvidó todo lo que pasa a su alrededor. Pero Eleanor interrumpe el momento. _es hora Elliot es hora _le dice y mira a Elizabeth con reproche. _ya sabes, cuando la estrella se oculta_ Le dice Elliot en un susurro al oído antes de soltarse del abrazo. Ella le sonríe y da unos pasos hacia atrás. El sube al carruaje dándoles un último vistazo a las dos mujeres. _díganle a Patrick que lo amo_ Dice y el carruaje se pone en marcha. Elizabeth mira a Eleanor y le sonríe. Ella solo levanta su cara con soberbia mirando para otro lado. Ambas entran a la mansión y Elizabeth sube a su habitación. ¿Qué le  espera ahora que el marqués se ha marchado? ... a su madre es obvio que no le agrada mucho.
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