Stella le había ofrecido sexo a un demonio o lo que fuera que se apareciese a cambio de una vida mucho mejor. Es ahí cuando Constantine hace de presencia, un demonio que mantenía una vida fuera del Averno y tenía mucho dinero, entre los dos se unen lazos que Stella cree que empieza a enamorarse. No obstante, ella siente que él le esconde algo cuando desaparece. Las cosas tornan un giro de terror y sobrevivencia cuando en la vida de Stella aparece Cassiel, queriendo formar parte de la vida de ella y sobre todo protegerla, ¿por qué? Porque Constantine no es lo que dice ser y las coincidencias no existen.
Quería proponerle sexo entre nosotros nada más, pero no buscaba las palabras correctas, sin embargo, lo que dijo me dejó sumamente anonadado.
-Te propongo sexo-dijo simple, cruzándose de piernas-. Verás... eres muy atractivo y no aguanto ya la espera de meterme en tu cama, o tú en la mía.
Me eché una carcajada seca. -¿No se suponía que yo tendría que proponer algo así?
-El hombre propone, la mujer dispone-confiesa,relamiéndose los labios -. O puede ser al revés...