Brad era el tipo de chico que no prestaba atención a las apariencias, era muy amable con todo el mundo. Por su aspecto atractivo, llamaba mucho la atención de las chicas de la escuela, las cuales siempre veían a Backery con recelos, pues ella era la única a la que Brad trataba con cariño. Addison por otra parte, nunca perdía la oportunidad para hablar con el, y así poder acercarse.
Un día Backery estaba sentada en las gradas, mientras que todos se retiraban a las duchas luego de terminar la clase de deporte, el profesor se acerca a ella.
—¡OYE TU! —la llama desde abajo— ¡Señorita Thompson! Necesito que baje un momento —dice este con su mano en la frente, tapándose del sol.
Backery toma todas sus cosas y baja las gradas hacia el profesor.
—Si, dígame, ya deje en su oficina el informe que me pidió —le explica
—Esta bien, pero te quería pedir que me ayudarás recogiendo los balones que están regados por todo el campo, no tienes que correr ni nada, así que no creo que eso te afecte.
Backery recorre el gran campo con sus ojos, y en ese momento alcanza a contar unos quince balones de fútbol.
—Esta bien profesor —le responde Backery sin mucho ánimos de querer hacerlo, pero no tiene otra opción.
El profesor se retira de allí, dejando a Backery sola. Está camina con un saco en sus manos, recogiendo uno por uno.
Esta se inclina para recoger uno de los siete balones que le faltan por guardar, cuando de pronto alguien la llama por la espalda
—¡Hola! —dice la voz de un chico.
Backery se para y voltea inmediatamente para ver de quién se trata. El balón que tenía en las manos, cae al suelo, al darse cuánta de que se trata de Tommy, el chico al cual llevaba mucho tiempo observando desde las gradas, mientras el entrenaba.
—¿Backery es tu nombre no? —le pregunta este lindo chico de ojos azules, cabello rubio liso, que a pesar de que estaba sudado, seguía siendo un chico muy atractivo, o eso pensaba Backery en ese momento.
Backery ve hacia los lados, pensando que era con otra persona, aunque el había pronunciado su nombre.
—¿Es conmigo? —pregunta tocando su pecho con el pulgar, con su rostro torcido. Sorprendida de que este chico le este hablando.
—Si, claro que es contigo, ¿Con quién más podría ser? —le responde este chico alto, señalando hacia los lados.
—Si, mi nombre es Backery, pero ¿Cómo sabes eso? —Pues Backery no era para nada una chica que llamara la atención de chicos como Tommy.
—Lo escuché cuando el profesor te estaba llamando, supongo que escuchas rock o bandas con ese estilo —le comenta señalando su camisa, la cual tiene una imagen de una boca con la lengua hacia afuera de color rojo.
—Si, me gusta mucho el rock de la vieja escuela, pienso que son los mejores —le explica Backery
—Si, la verdad es que ya no se escucha rock como ese —sonríe— Bueno solo vine por este balón —se agacha para recoger, una pelota que está frente a ella, pero antes de voltearse para retirarse añade— fue un placer conocerte Backery —le dice para luego darse la vuelta y salir del campo.
Backery queda extrañada, pues Tommy solo le habla a chicos populares como el, pero esta no le prestaba atención, supone qué tal vez si le habrá llamado la atención su franela.
Al terminar, un poco cansada, camina hacia el salón de clases, pero antes de entrar, está ve como Addison está sentada sobre la mesa del pupitre, dónde Brad siempre se sienta, está se encuentra riendo. Backery se detiene para observar desde afuera, tratando de visualizar a Brad, el cual queda al descubierto cuando Addison se inclina hacia adelante.
«¿De que estarán hablando? ¿Y por qué se ríen tanto?» se pregunta mientras los observa, cierto celo empieza a sentir al verlos reír.
Backery respira profundo, entrando al salón de clases, sin quitarles la mirada de eencima, se sienta justo al lado de Brad, con un rostro molestó.
Esta sigue escuchando como Addison coquetea con el, con esa risa de niña tonta. De pronto Brad toca el hombro de Backery.
—¡Oye! Addison nos está invitando para su fiesta, la cual dará en un par de semana —le dice este con un tono de voz emocionado.
Backery voltea y ve a Addison, quién lleva puesta una minifalda, lo que hace que sus muslos queden casi en el rostro de Brad, pero este parece no importarle, ya que está risa y risa con ella.
—¿Ah sí? —le responde Backery.
—No te ofendan Brad, pero tal vez a Backery no le gusten ese tipo de lugares, ¿O si? —le pregunta está colocando la mano sobre el hombro de Brad. Lo que causa que Backery se moleste aún más.
—Si tienes razón, no me gusta ir a fiestas, prefiero quedarme en casa, a demás no creo que mis padres me permitan ir.
—¡No Backery! Si quieres yo hablo con tus padres para que te dejen ir, se que la pasaremos bien —le dice este, tocándola por el brazo.
Pero Addison quita la mano de Brad, del brazo de Backery —No le insistas Brad, tal vez no se sienta cómoda en ese ambiente —die Addison viéndola de arriba a bsjo— pero a ti sí te espero —Addison se baja de la mesa— ya sabes, ya te di mi dirección, por favor no faltes —le guiña un ojo antes de voltearse y sentarse en su puesto.
—No entiendo ¿por qué no quieres ir? La podremos pasar muy bien juntos.
—Sera que ella la quiere pasar bien contigo, o no te diste cuenta —le responde con un tono de voz serio.
—La verdad, fue muy amable al acercarse hasta aquí en invitarnos a su fiesta —le responde el con el ceño fruncido.
—Si tu lo dices —Backery no vuelve a pronunciar otra palabra por el resto de clase, solo ignora a Brad.
Al sonar el timbre, está acomoda sus cosas dentro de su mochila, y sale del salón antes de que Brad se levantará de su puesto.
Al visualizar el carro de su madre, se sube a el rápidamente.
—¡Hola mi vida! ¿cómo te fue hoy? —oregunta su madre al verla.
—¡Por favor mamá, acelera! ¡vámonos rápido! —dice Backery viendo la entrada de la secundaria.
—¿Te pasa algo? —oregunta su madre, intentando salir de entre tantos autos.
—¡No mama! solo quiero llegar a casa, me siento un poco cansada.
—Esta bien mi amor, ya llegaremos, te guarde un postre muy rico.
—¡Qué bueno mamá! pero por favor apúrate.
Al llegar a casa, está sube corriendo las escaleras, tira su mochila hacia un lado dentro de su habitación, la rabia se adueña de ella. Se sienta sobre su cama y quitándose la prótesis la tira hacia un lado, llena de frustración.