—Oh, Dios mío, David —digo. Todavía estoy sin aliento. Anthony saca su pene grande y flácido de mí y siento su semen goteando de mi coño. Por alguna razón, me excita mucho que David nos vea de esta manera. Los ojos de David están muy abiertos. Oigo a Anthony subirse la cremallera de los pantalones. —¿Quién es? —pregunta Anthony un poco enojado. Me deslizo desde el respaldo del sofá y me agacho un poco detrás de él. —Mi novio, David —le digo a Anthony. —Dijiste que rompiste con él —dice Anthony, mirándome fijamente. —Mentí —digo en voz baja, hundiendo la cara en el respaldo del sofá. Miro a David, que está mirando a Anthony con sorpresa. —¿No eres tú como su padre? —pregunta David, atónito. —Padrastro —dice Anthony, aclarando. Suena enojado. Me mira de nuevo—. Parece que tie

