—¿Estas seguro que este es el lugar? —Me pregunta Anderson.
—Son las coordenadas del GPS que me envió Leonel —contesto.
—Solo a Luisana y a tu hermana se les ocurre meterse en la boca del lobo —me dice Anderson—, ¿recuerdas en dónde estamos no?
—Desde hace rato solo que ante el temor de confirmar que fuera así no quise hacerte comentario alguno —le explico.
—No entiendo por qué vinieron aquí —expresa Anderson.
Hace dos horas y media recibí un mensaje de Leonel informándome en dónde se encontraban. De solo escuchar que estaban en un operativo, tratando de capturar a un político peligroso, sentí salírseme el corazón por la boca y volver a su lugar, me dio escalofrío de imaginar que pudiera sucederle algo a alguna de las dos.
La ira que sentía fue sustituida por el miedo a perder no sol
