—Pensábamos que ya no vendría —me dice Anderson apenas estuvimos cerca de la camioneta, donde él y Aaron se encuentran recostados. —Casi la traigo arrastras —contesta Aimara, quien al voltearla a ver muestra una sonrisa deslumbrante. —Si es así entonces apresurémonos a irnos antes de que se arrepienta —le contesta Anderson siguiéndole el juego y moviéndose hacia la puerta posterior de la camioneta y abrirla. Me encaminé a seguirlo, pero la voz de Aaron que hasta ahora no había pronunciado palabra alguna, nos detuvo. —¿Las dos se piensan ir con Anderson? —lo escucho decir y al voltear a verlo noto que cruzó los brazos sobre su pecho a modo de reclamo. —Como siempre te gusta estar solo, respetamos tus decisiones —interviene Aimara—, en eso Anderson es diferente. El si busca disfrutar de

