Íbamos en el asiento de atrás e la camioneta que tengo asignada cuando escuché repicar el móvil de Aimara que venía distraída revisando algo en su tablet. La mañana comenzó con algo de tropiezos pues además de que ambas nos quedamos dormidas, despertamos por una llamada que recibí del perito que estaba analizando las grabaciones de las llamadas al número de Daniela Rivero. El chico me informó que tiene los resultados de las misma. Por lo que, aturdida salí corriendo de la cama hacía la ducha, y justo con el agua azotándome como en castigo en la coronilla de la cabeza, recordé que Aimara yacía hacía en la habitación de al lado. Como debía esperarla, me apresuré a lavar mi cabello, enjabonar enérgicamente mi cuerpo y en cuestión de segundo, envuelta en una bata de baño y el cabello enrolla

