—Ya tenemos donde vivir —Me informa Anderson sentándose frente a mí. —Rápido ¿no? —Le inquiero. —¿Quién te entiende?, Orlando movió sus influencias, firma en tres horas, acabo de hablar con Aimara, trabajará como hasta las tres y de allí se irá hasta la casa a encontrarse con Orlando, no creo que me dé tiempo llegar antes de las cinco —agrega. —¿Eso por qué? —pregunto curioso. —Olvidé decirte que llamó el contacto de Caracas, el hombre cayó, hizo un para dentro de dos días, tal como lo teníamos pensado la entrega será en las instalaciones de la empresa aquí en la zona industrial, por lo que tendremos que volver nuevamente dentro de dos días —me informa. —Esta mudanza traerá más complicaciones que beneficios —le digo pensando en el riesgo enorme que representa estar viajando constantem

