Tentación y rareza

1064 Palabras

Si Anderson está ofuscado, en mí, esa palabra quedó corta. Como cual león en cautiverio me comencé a mover de un lugar a otro, por la rabia, la impotencia, el deseo frustrado de tener a Enrique Still al frente para hacerlo sufrir y provocarle una muerte lenta. Quiero verlo rogarme por su existencia, que me pida perdón por tanto daño. Sin importarme como me observan las personas que están sentados en los otros bancos de la plaza, maldigo en voz alta mientras doy pasos sin sentido. Este es uno de esos momentos en los que justifico a los asesinos, a esos a los que las injusticias los ha llevado a ser quienes son, a esos capaces de disponer de una vida para cobrarse una deuda, para hacer sentir el sufrimiento que le han hecho pasar. Ese es el sentimiento que ahora me embarga. Enrique Still

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