Cerca de la medianoche aun sentados en la sala de espera, se nos acercó uno de los doctores encargados de la operación de mi madre.
—Aimara —este se dirige directamente a ella—, la operación fue un éxito, tu madre es fuerte. Fue trasladada a sala de recuperación. La mantendremos allí por seis horas.
—¿Podemos verla? —Le pregunto.
—No es posible, por lo que les recomiendo ir a descansar y venir a primera hora de la mañana, si todo marcha bien, será trasladada a una habitación privada. Mientras ello sucede no tiene caso que permanezcan sentados allí ganándose un dolor corporal, estas sillas no son las más cómodas para permanecer toda una noche en ellas.
—Gracias doctor —le dice Aimara extendiéndole una mano en agradecimiento.
—SI hay algún cambio te llamaré, anda a descansar —le contes
