Desperté algo desorientado. El sonido de mi móvil repicando anunciando una llamada hizo que abriera los ojos de golpe. De momento dejó de sonar. Observé a mi alrededor, y a mi lado, recostada dándome la espalda envuelta en las sábanas se encontraba Luisana, con el cabello cayendo sobre su rostro. Me incorporé un poco para observar sus facciones, pero la cantidad de cabello que cubriría su rostro me lo impedía. Llevé una mano al frente con la intención de quitar ese obstáculo cuando volví a escuchar el móvil repicar. Sin cuidar colocarme algo de ropa, me puse y caminé hasta donde dejé tirado el pantalón. Extraje el móvil de uno de los bolsillos y en seguida al ver que era Anderson contesté. —Hermano, ¿dónde anda metido? —escucho que me pregunta Anderson apenas coloco el móvil en mi oído.

