Se acababan de ir los técnicos que fueron enviados por el Fiscal para instalar el sistema de seguridad en mi apartamento cuando a los pocos minutos recibí la llamada del Licenciado Orlando Rodríguez informándome haber llegado. Inmediatamente les avisé a los escoltas para que le permitieran el acceso. —¡Wow! No sabía que tenías seguridad —aduce el licenciado al entrar a mi sala de estar, luego de que Leonel se fue dejándonos solos. —Bueno desde hace unos días tenía solo dos escoltas, pero ahora tengo todo un grupo de funcionarios vigilantes de mi protección —le informo señalándole el comedor—, sentémonos allí, estaremos más cómodos. —Sin ser imprudente, supongo que tanto despliegue debe ser por algo fuerte —aduce serio. —Así es —afirmo—, asesinaron a uno de los escoltas cuando iba manej

