El viaje hacia Caracas, lo hice en silencio, en compañía de Aimara y Anderson. Decidimos ir los tres en mi camioneta. Dado el riesgo que nos persigue por el lado de Enrique y ahora por la investigación en la cual ella está involucrada, coincidimos que además de los vehículos donde van los escoltas, mejor viajar juntos. La conversación que tuve anoche con Aimara me dejó algo perturbado. Ya sabía que no recibiría con buena impresión conocer la verdad. No respecto a que el culpable fuera Enrique, sino al hecho de que haya decidido tomar justicia por mí mismo. Sé que esto va en contra de sus creencias, la comprendo. Quien no ha sufrido en carne propia todo por cuanto he pasado, no lo entendería, y, por ende, no aceptaría la decisión que tomé. No ha sido ella la que se vio directamente afect

