cementerio dormido

626 Palabras

Sarah comienza a mirar alrededor con desesperación. Sus ojos, antes firmes y llenos de una determinación inquebrantable, ahora parpadean como si buscaran a tientas en la penumbra. Giran de un lado al otro con rapidez, inquietos, como si esperara ver aparecer una figura conocida entre las lápidas, como si necesitara una presencia que le devolviera el control de la situación. Yo, intrigado y en parte alarmado por su reacción, me asomo cauteloso hacia el sendero lateral, escudriñando cada rincón de ese cementerio dormido. Nada. Absolutamente nada. Ni una sombra que delatara vida. Ni siquiera el viejo sepulturero, ese hombre encorvado y de pasos arrastrados que normalmente ronda por los caminos con su farol oxidado. El ambiente está inmóvil, casi irreal. El viento sopla suavemente, moviendo

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