¿Cómo devuelvo el tiempo?
Un amigo es demasiado preciado y un amigo es fiel y dispuesto a ayudar al que lo necesita.
Vinnie no escuchó a Simon llorar en el teléfono, pero sabía que estaba destrozado. Por supuesto que lo veía venir. Un mes atrás mencionó por primera vez que no se sentía a gusto con Remi, ya sentía todo forzado, no tenía ganas de salir con ella, cada vez que la miraba se sentía en la obligación de exigirse cosas que no lograría jamás, como si él fuera poca cosa y estaba estresado al respecto.
Tanto Vinnie como su otro amigo, Jed, intentaron sugerirle que fuera transparente con lo que sentía y tal vez podrían encontrar una solución juntos.
Sospecharon que su amigo Simon se sentía demasiado inseguro sobre lo que pasaba, no quería herirla, no quería que nada malo e innecesario pasara, y por eso no tomó el consejo y esperó un mes para decirle.
Se suponía que ese día se verían para hablar, Jed se despidió de Simon cuando salió del condominio en el que eran vecinos, pero no había pasado una hora hasta que llamó a Vinnie pidiendo que lo viera en el bar.
Sabía que Simon quería terminar con Remi, pero tenía la esperanza de que pudieran hablar, y al parecer no se pudo.
Encontró a Simon en la barra, tenía la cabeza gacha, ambas manos cubriendo la cara y un par de vasos vacíos frente a él.
— Viejo...
Simon con suerte lo miró.
Era malo. Claro que había pasado algo malo. Simon era el amigo que tomaba decisiones maduras, que ayudaba a los demás, que escuchaba y era el apoyo moral de todos, como un auténtico hermano mayor. Jamás era él quien sufría lo suficiente para pedir un poco de compañía, usualmente era el revés.
— Soy... de lo peor — Se quejó — Un completo estúpido.
— ¿Qué pasó? Ella... ¿Qué te dijo?
— ¡Ya llegué! — Jed se situó al otro lado de Simon, había corrido un poco y debía respirar.
— Soy terrible — Finalmente se desplomó sobre la barra y ambos amigos se inclinaron hacia él, dando palmadas en su gran espalda.
— Tal vez debes decirnos que pasó — Sugirió Jed, mirando de reojo a Vinnie que estaba igual de desconcertado.
Temprano ese día le envió un mensaje a Remi, quiso hacer notar que sería serio así que escribió un mensaje un poco largo para evitar intercambiar tantos mensajes y utilizó su verdadero nombre: Remedios.
Solo recordar aquello le hacía sentir como un desalmado, en ese momento su nombre le supo algo amargo, pero después de todo ya no se sentía digno de nombrarla.
Remi fue linda como siempre, contestó como si no notara la diferencia de trato, envió emojis y dijo que sería bueno que hablaran ese día.
Se sentía nervioso, por eso cuando debía salir quería alargar todo lo más posible hasta que se decidió, en su mente se estaba dando valor para enfrentar a Remi, casi ni recordaba haberse despedido de Jed al salir.
Se sabía el código de la puerta del apartamento de Remi, sin embargo, por la naturaleza de la situación decidió tocar el timbre. Sería la última vez que entraría, sería malo, iba a herirla y lo sabía, no iba a entrar sin tocar.
— ¿Qué haces tocando? — Remi abrió la puerta con una sonrisa alegre — No olvidaste el código ¿O sí?
Se adentró en el apartamento dándole permiso de pasar. Simon cerró la puerta detrás de él y la siguió hasta la cocina, en donde tenía una tetera para hacer té remojado.
Remi notó que no decía una palabra, claro que lo hizo, Simon pudo notar su esfuerzo por hacerlo hablar, le hizo preguntas sobre su día, le comentó cosas sobre el suyo y hasta le preguntó qué pensaba sobre otras cosas, pero sus respuestas no pasaban de dos monosílabos. La vio bajar los hombros y tartamudear un poco.
— ¿Hay algo de lo que te gustaría hablar? Tú... querías venir hoy — Remi dejó la tetera de lado y de darle la espalda a Simon.
Seguía sonriendo, quería escuchar atentamente, y él estaba cegado por la frustración, se guardó muchas cosas por un buen tiempo, las debía sacar porque no estaba pensando bien.
Y vaya que no estaba pensando bien.
— Remedios, quiero terminar contigo — Silencio de un segundo, un segundo en el que Simon mantuvo los ojos cerrados, cuando los abrió, miró hacia abajo — Esto ya no está funcionando, no me siento bien con la relación, siento que no soy suficiente, me siento obligado a cumplir contigo, se ha vuelto pesado y aunque trato de ignorarlo... simplemente no puedo, no es lo que soy, no hago esto porque realmente me... guste, no... me siento contento... haciéndolo.
Y en ese momento, cuando lo dijo, se dio cuenta de lo horrible que era. Sus palabras salieron totalmente forzadas, pero pesaron en su pecho. ¿Realmente le dijo que no disfrutaba de estar con ella? ¿Era realmente así? ¿Se sentía infeliz a su lado?
Los segundos que pasó en silencio fueron una eternidad de sensaciones arrolladoras de arrepentimiento. No, no era lo que sentía. Iba a perder todo esto por algo que podía solucionarse. No, no, debía retractarse.
Alzó la mirada y separó los labios para hablar, pero la imagen frente a él partió todo su ser.
Remi había bajado los hombros, señal innegable de derrota, desilusión y pérdida, sus ojos oscuros y sus cejas pobladas estaban rígidos, pero apretaba sus labios, pudo ver que temblaban un poco, sus manos se estrechaban entre sí con nerviosismo. Estaba sufriendo.
La tapa de la tetera se levantaba por el hervor, ella solo reaccionó para apagar el quemador con la perilla.
— Ya veo — Dijo, su voz no sonaba quebrada, de hecho sonaba suave y alegre de alguna extraña manera — Entiendo perfectamente... No fue mi intensión forzarte, lo siento mucho, si es así como te sientes... — Remi miró al piso con una pequeña sonrisa — Y si eso es lo que quieres, entonces está bien, no hay nada que hacer ¿verdad?
— Remi...
— Supongo que querrás llevarte tus cosas, aunque siendo honesta, quisiera que viéramos ese tema en otro momento, debemos hablar algo más y ahora... no puedo, necesito que te vayas.
— Oye, Remi...
— Solo llévate esto... — Ella buscó con la mirada en el mesón de la cocina y encontró un sobre informal de color blanco algo arrugado — Supongo que preguntarás, te prometo que mañana hablaremos, ahora... vete.
— No quería que fuera así, no quería...
— Lo sé, lo entiendo, no te culpo — Ella sonrió hacia él — Respeto como te sientes y la decisión que tomaste, no te haré cambiar de opinión... pero no voy a negar que... estoy un poco triste — Rio nerviosa mientras lo empujaba hacia la puerta — Bien, supongo que nos veremos.
Abrió la puerta, Simon la sintió temblar.
No le salían las palabras, no podía pensar en algo que decir para disculparse o para hacerle saber que no era así como se sentía, que no fue su intención porque era un idiota y no lo pensó.
— Por favor, vete — Fue lo último que la oyó decir esa noche.
Salió del apartamento, se sentía fuera de su propio cuerpo, no escuchó la puerta cerrarse por lo que no se dio cuenta tampoco que Remi cambió el código justo en ese momento.
Luego estaba en su auto, golpeando su cabeza contra el volante, haciendo sonar la bocina y las lágrimas amezando con colmar sus ojos. Se detuvo. Remi le dio un sobre.
Tuvo miedo de abrirlo, dudó varios segundos hasta que lo hizo.
Acto seguido salía corriendo del ascensor por el pasillo, tocó varias veces al timbre, golpeó la puerta y digitó el código erróneo con manos temblorosas. Tuvo que recurrir a su voz.
— Bebé, perdóname, no es así como me siento, perdóname por favor, fui un estúpido, lo lamento tanto... — Había comenzado a llorar y ella no abrió, tampoco dijo nada — Háblame, por favor, lo siento, déjame resolverlo, por favor, lo haré bien, perdóname... perdóname.
Sabía que no pasó tanto tiempo así, suplicó varios minutos que volviera a hablarle sin éxito alguno, luego entendió que debía retirarse esta vez, así que lo hizo.
— Oh, demonios — Murmuró Vinnie al sostener entre sus dedos la impresión de un ultrasonido.
El rótulo llevaba el nombre de Remi y "doce semanas" escrito en el borde.
Simon debía tener la peor de las suertes.
— Creo que no volverá conmigo — Dijo Simon, la angustia desbordaba su voz — No se qué hacer... la perdí, y embarazada.
— Viejo, esto será doloroso — Advirtió Jed — Lo único que puedes hacer es aceptar tu realidad y ser un padre presente, tú querías esto, fuiste a terminar con ella y no se molestó contigo siquiera, es mejor de lo que cualquiera en tu posición podría esperar, así que asume lo que hiciste y actúa como un adulto responsable porque es la primera vez que te veo así de miserable por algo que fue tu responsabilidad... y ya bebiste suficiente, nos vamos.
Tanto Vinnie como Jed eran amigos también de Remi, la querían mucho, de hecho, Sophie, la prometida de Vinnie era la amiga más cercana que tenía en el país entero, ya estaba listo para sostenerla cuando quisiera saltarle a Simon directo al cuello.
Vinnie llegó a su casa al mismo tiempo que Sophie. Estaba furiosa.
— Creo que ya lo sabes — Murmuró.
— ¡Claro que lo sé! — Exclamó abriendo su closet y metiendo algunas cosas en una maleta pequeña.
Vinnie estaba a medio acostar en la cama que compartían y le preguntó extrañado qué estaba haciendo.
— Me quedaré con ella cuanto sea necesario — Refunfuñando metió su cepillo de dientes — ¡Yo le sostuve el cabello cuando los vómitos matutinos aparecieron! ¡La acompañé a comprar la prueba y...! me reí con ella porque estaba muy feliz... ¡Y ese estúpido la termina como si no hubiesen pasado tres años juntos y como si fuese un desgraciado mártir cuando ella lo perdonó por ser un cretino antes! Esta vez no debería recibirlo aunque se arrastre en vidrio.
Vinnie detuvo su frenético andar tomándola suavemente por los brazos y sonriendo con ternura.
— No es poque sea mi amigo, pero esta situación es por demás desafortunada y él está sufriendo también.
— Es un idiota — Sentenció Sophie, Vinnie la tomó por las mejillas y las aplastó como masitas porque era bastante mofletuda y le causaba gracia verla así estando tan molesta.
— Lo es — Sonrió — No es muy propio de él, pero está siendo un idiota.
— Bueno, no lo sabía tampoco y aunque lo supiera... Remi odiaría tenerlo obligado a su lado.
— No es eso, cielo... dudo que en verdad haya querido terminar con ella, de todos modos, quien elije ahora es Remi.
— Amor, ya suelta mis cachetes.
Remedios abrió las cortinas del apartamento y caminó descalza hasta la cocina, sacó una botella de agua congelada que guardaba por si acaso y luego de envolverla en una toalla no muy gruesa la llevó a sus ojos hinchados. Suspiró pesadamente y frunció las cejas buscando paz mental.
— ¡Remi! — Sophie salió corriendo de su alcoba alzando sus pantuflas en una mano — No deberías ir sin estas, es verano, pero debes cuidar muy bien tu salud.
Sophie llevaba su largo cabello rubio todo enredado porque olvidó hacerse una trenza por la noche, Remi soltó una risa más parecida a un suspiro al verla y volvió a ponerse la botella en los ojos.
— ¿Qué?
Sophie miró hacia arriba, se había acercado a ella para ponerle sus pantuflas super especiales con un bordado de la cara de Ozzy Osbourne en la parte del empeine, ya que sabía que no se las pondría con solo recordarselo.
— Es que te ves graciosa.
— ¡Ja! Claro que sí, solo no vayas sin pantuflas, yo voy a peinarme.
Sophie volteó a verla antes de entrar al cuarto de nuevo, pensó que Remi se había dormido primero luego de llorar tanto, pero al parecer siguió haciéndolo después de que ella se durmiera. No quería mencionar nada que la hiciera llorar de nuevo, en un momento así es mejor no echarse a morir y actuar con seriedad, estaba ahí para cuidar de ella y animarla un poco, no para compadecerse y hacerla sentir miserable.
Remi quería bajar la hinchazón en sus ojos antes de llamar a Simon como había prometido. No quería que se sintiera mal por ella y le pidiera volver. Sabía que no era su intención hacerla sentir mal al decirle eso, hasta cierto punto lo entendía, tampoco iba a negar que se sintió terrible, pero no hay manera de decirlo bien y sin herir a nadie, también entendía eso.
Por otro lado, quería demostrarle que el embarazo no era una razón para sentir lástima u obligación con ella, podían seguir en buenos términos, ya no como novios pero sí como personas adultas con un hijo en común por nacer.
Para eso, debía demostrarle a Simon que estaba bien, aunque no lo estuviera. Simon la dejó porque se sentía obligado a estar con ella, no quería que volviera a sentirse así.
— ¡Remi! — Sophie reapareció en la cocina con una dona alta en el cabello, señal de que se rindió con él — Hay que desayunar ¿Qué tienes? ¿Debemos ir a la tienda?
Remi sonrió genuinamente, había mucho cariño en el aire.
Irónicamente, Sophie era obstetra. Un día llegó después de medio día a su apartamento y se tardó en abrir porque estaba dormida, le dijo que había estado cansada, no le pareció tan raro, luego quiso tomar té remojado, hacía calor, no había té remojado ni una tetera para hacerlo, igualmente la consiguieron ese mismo día porque Remi le dijo que hacía tiempo que quería una, camino a la tienda departamental pasaron por fuera de una tienda de papas a la francesa y el olor a fritura molestó demasiado a Remi, pero amaba las papas, en el apartamento, Remi hizo muy emocionada el té y sacó un gran azucarero y le puso dos cucharadas soperas a su taza y la tomó con la mayor satisfacción del mundo. Y Sophie la miró atónita.
— ¿Qué haces? — Preguntó ella mirándola fijamente.
— ¿Qué hago? — Remi no entendía.
Sophie la hizo ponerse de pie y al pararse detrás de ella tiró de su camiseta holgada, pegandola así a la parte anterior de su cuerpo, Sophie miró sus senos que se veían bastante más grandes de lo normal.
— ¡Auch, eso duele! — Remi se quejó al sentir la molesta tela en ellos.
— ¡Te duele!... Remi, siempre te levantas a las 7 a.m., amas las papitas y te emocionas con solo sentir el olor del aceite, te gusta el té helado y odias el azúcar — Sophie la volteó tomándola de los hombros — ¿Cuándo...?
— ¡Lo sé, soy tan molesta! — Y estalló en llanto de la nada — Lo sé, maldición, no sabes cuánto me odio ahora mismo, no sé qué está pasando, no me siento nada bien y para colmo hace como un mes que ese idiota ni me toca... ¿Me veo mal? ¿Es que no lo puedo hacer feliz? Ni siquiera puedo hacer algo porque siempre estoy triste o enojada o quiero vomitar ¡Estoy cansada, maldita sea! — Se cubrió la cara y sollozó largamente, dejándose caer de cuclillas en el piso frente a su amiga.
— Remi, ¿Cuando sangraste por última vez?
Remi cesó el llanto de golpe. ¿Estaba llorando? ¿Desde cuando lloraba por esas cosas? Da igual ¡No! Estaba sensible y haciendo cosas que jamás haría ¿Podría ser?
Prácticamente corrieron a la farmacia más cercana. Compraron pruebas de distintas marcas y las usó todas.
Remi abrió la puerta del baño y Sophie corrió a verla. Se miraron en silencio unos segundos y Remi se rió feliz y Sophie la abrazó y se rió con ella.
Cada prueba salió positiva. De todos modos, Sophie agendó después una cita con una colega para su amiga.
El día del incidente fue a hacerse la primera ecografía, de las doce semanas, las dos semanas anteriores Sophie la acompañó con sus síntomas y se aseguró de que cuidara su alimentación.
De cierto modo, Remi estaba aliviada de no haberle dicho antes de su embarazo a Simon, seguro lo hubiese metido en un problema si tenía pensado terminar con ella.
— ¿Quieres más? — Sophie había cocinado también el almuerzo, y obvio asintió frenéticamente al terminar el último bocado — Es bueno que te guste.
— Me encanta como cocinas, dile a Vinnie que se cuide porque le quitaré a su prometida — Dijo, y Sophie se rió muy fuerte.
— Solo lo dices porque tienes hambre de embarazada.
Remi comió gustosa su segundo plato y asearon juntas la cocina. Sólo cuando miró su anticuado reloj de pared recordó que debía hablar con Simon cuánto antes. Fue difícil redactar el mensaje y su lenguaje corporal lo demostraba, temblando lo envío y, no esperó casi nada.
Simon durmió muy mal, si es que se le puede llamar dormir, estuvo alerta toda la noche y cuando no entonces sentía culpa, si lograba dormir cinco minutos tenía pesadillas que lo despertaban por la impresión.
La campanilla que tenía para Remi lo hizo reaccionar instantáneamente y leyó el mensaje sintiendo una oleada de esperanza cuando le pidió que fuera a verla.
Respondió de inmediato y se vistió con la velocidad de un rayo, se obligó a conducir con cuidado pero llegó muy pronto. Quiso introducir el código, pero recordó que Remi lo cambió. Tocó el timbre con el corazón a mil.
Remi le sonreía despreocupada y lo invitó a pasar.
— Remi...
— Lamento lo de ayer, debió ser un momento desagradable para ti — Se disculpó ella — Quiero repetir que no hay ningún problema que yo tenga contigo realmente, así que podemos hablar, viendo que tú lo quieres...
— Remi, nada de lo que dije es importante, estaba equivocado, me confundí, no debí decir todo eso y no se cómo podría arreglarlo, no quería terminar lo nuestro — Realmente quería darse a entender, se veía frustrado y desesperado — No quiero separarme de ti.
— Pero sí quieres — Su voz sonó apagada y su rostro se vio triste — Fue lo primero que dijiste.
— Sigue sin ser como me siento en realidad...
— No volveré contigo, Simon.
Fue muy corto. Ahora su voz era firme y lo vio con el ceño fruncido. Simon se sintió perdido. Esa era la confirmación de que, en efecto, lo arruinó todo.
— Siéntate, por favor, hay que hablar de otra cosa ahora.
Estaban sentados frente a frente junto al ventanal del apartamento. Simon no sabía como sentirse, quería ir al rincón a llorar, quería suplicar de rodillas, quería evitar molestarla...
— Voy a tenerlo, asumo que eso no es un problema.
— Claro que no — Se apresuró en contestar.
— Simon, no se cómo hacer esto sin que suene mal, tampoco quiero dar nada por sentado... si tú quieres estar presente, sabes que puedes hacerlo, no quiero obligarte ni hacer que te quedes conmigo, lo nuestro terminó y lo entiendo bien, el bebé es otro tema y debemos estar de acuerdo.
— Lo sé... — Boqueó un poco, buscaba palabras, no terminaba de procesar que simplemente perdió su relación, ahora debía procesar ser un padre soltero — Cuenta con ello.
Viendo su situación se sintió decepcionado. Cuando pensaba en tener una familia, se veía con la mujer que amara siendo mimosos y felices al recibir la noticia. Él debió oír a Remi decirlo, y abrazarla, y debió haber imaginado con ella la vida que tendrían con el bebé, bebió decir lo feliz que se sentía por tener un bebé juntos, porque era ella, porque la amaba y lo hacía feliz a él con o sin bebé.
Pero dijo lo que dijo, y no podía cambiar el daño que le provocó.
— Eso es bueno — Dijo Remi, apretando entre sus puños la tela de su pantalón de pijama — Para ser honesta, no tengo idea de cómo será esto, supongo que te daré toda la información que necesites y te pediré que me acompañes y esas cosas ¿No? — Se rió con timidez, burlándose de su ignorancia en el tema.
— Sí... supongo que tendremos que verlo — Se sentía torpe, jamás se sentía torpe, ni cuando desconocía un tema.
— Entonces... — Lo pensó un momento, su rostro se iluminó un poco a pensar en eso — Se ha desarrollado con normalidad, si lo viste en la impresión que te di, ya se ve como un bebé diminuto porque el mes pasado solía verse como un camaleón — Volvió a reír de manera encantadora — Tiene sus cuatro extremidades y la cabeza redondeada, me dijeron que la próxima ecografía será en tres meses más y al ver que todo está bien solo debo ir si es que se presenta alguna situación.
— ¿En tres meses más? En ese momento ¿Se puede ver qué será? — Preguntó Simon, mostrándose algo más animado desde que inició esa conversación.
— Ah ¡Claro que sí! ¿Sabías que sus genitales ya se están desarrollando? pero no se distinguen todavía, tendremos que esperar a la siguiente ecografía.
A Simon le pareció maravilloso como Remi ponía su mano derecha sobre su vientre al hablar del feto.
— Estoy impaciente, digo, está bien si es niño o niña, pero quiero saber ya — Rió Simon — Sí fuera niño ¿Qué nombre te gustaría?
— Uh... no lo sé, no se me ocurre — De verdad estaba pensando duramente — Pero si es una niña me gustaría Sarah.
— Sarah es un buen nombre — Asintió él — Sarah ¿Rebecca?
Estuvo a punto de cambiarlo, pero Remi lo interrumpió.
— Sarah Rebecca Wright suena hermoso — Sentenció — Si es una niña, ese será su nombre ¿Y de ser niño?
— Siempre me imaginé un nombre que se parezca a los nuestros...
— ¿Como Jayden y Willow Smith? — Alzó una ceja realmente confundida, Simon se rió.
— Un poco como eso, sí — Asintió, de repente estaban más cerca el uno del otro.
— Pero mi nombre significa medicina o solución en el mejor de los casos — Pensó Remi — Mal momento para ser de Argentina.
— Tal vez no el significado literal, boba — Se burló Simon — Podría ser el sonido. Como, probar sílabas de nuestros nombres y juntarlas y buscar el nombre que suene más parecido.
— Suena rebuscado — Murmuró.
— Nos gustan las cosas rebuscadas — Le recordó Simon con obviedad.
— Sí, creo que sí.
Se reían cuando Sophie salió del cuarto, finalmente ganó la pelea contra su cabello. Se ganaron una mirada extraña por parte de la rubia. Simon tomó distancia instintivamente.
— Hola, Simon — Saludó Sophie sonando algo sombría.
— Ho-hola, Sophie — Torpe, eso sonó torpe. Totalmente lamentable.
— Venía a avisarte que saldré un momento, volveré por la noche — Dijo, refiriéndose a Remi.
— Está bien, gracias por quedarte — Agitó su mano hacia ella y la vio darse la vuelta — ¡Oh! Sophie ¿podrías por favor traer puerros?
Simon solo la observaba a ella intercambiar especificaciones con su amiga. Era la más adorable, con sus ojos de aceituna brillando y sus dientes apretando su labio inferior con emoción, hablando de puerros, seguro tenía antojo de puerros ¿sería urgente?
— Beb... — Ya no la puedes llamar así, idiota — Remi, si los quieres ahora puedo conseguirlos... si quieres — Se apresuró a decir lo último.
— Mmh... — Remi pensó con un puchero — ¿Qué tal si tú consigues melones? Quiero melones ahora.
— Claro, ¿Y si vienes conmigo? Para que los escojas tú misma, odiaría que me los lanzaras por la cabeza.
— Tú siempre siendo tan dramático, los lanzaría por la ventana, no a tu cabeza — Y le sacó la lengua.
Dos segundos, dos segundos y olvidaron que Sophie los estaba viendo. Ella se despidió rápido y Remi fue a vestirse.
Está bien. No era realmente desastroso, pero sabía que no era igual. Sabía que esa noche no se quedaría a pasarla con ella como antes, no podía sorprendela con besos juguetones para compartir su alegría, no podría abrazarla cada cinco minutos sin pedir permiso y sentirse tonto. Perdió mucho. Demasiado.
Y esa tarde, luego de entrar en su apartamento con una bolsa de melones escogidos cuidadosamente por ella, se atrevió a llamarla por su nombre, pero esta vez cariñosamente.
— Remedios — Ella se voletó distraída y se sorprendió un poco cuando fue estrechada por los fuertes brazos de Simon — Tendremos un bebé — Dijo, con la voz cargada de emoción — Y me hace muy feliz, me siento muy feliz.
Remi subió sus manos lentamente y acarició su espalda, pegando su cara al pecho de Simon con una sonrisa suave, pero triste.
— Yo también, Simon.
Teniéndola entra sus brazos, sabiendo que se iría después, se preguntó a sí mismo.
¿Cómo devuelvo el tiempo?