Resoplaba mirándolo fijamente, él desnudo sobre ella, contemplaba con gran deleite el cuerpo fuerte y musculoso que ferozmente la atrapaba. Alucinada y perdida entre los besos bravíos que de pronto se encontraban con vehemencia. Ella se aferraba enérgicamente a él al tiempo que él extasiado la poseía mirándola también sin poder contener sus profundas respiraciones cuyas exhalaciones se volvían guturales en cada indómita embestida. La obligaba a expresar dulces gemidos y también miradas agónicas mezcladas entre el placer y la satisfacción. «No parece cierto que, en esa tensión tan alocada de placer, el mismo que me hace suspirar de goce sea el mismo que haya sido capaz de castigar, torturar y matar» Al ser un amante voraz y dedicar toda su atención como su energía s****l en ella, todo su

