*Horas antes de su encuentro con Lenet en el museo.
—Razvan…
Adrik, con gesto taciturno, se asomó a las puertas que colindaban con la parte trasera de la casa. Había escuchado claramente la voz femenina. La tentación de ir tras Lenet le susurraba al oído, pero sabía que antes debía atender lo pertinente. Había alguien a quien podía recurrir para hacer las preguntas necesarias, tal vez obtener las respuestas que tanto buscaba.
De niño, estaba seguro de que podía escuchar alegres voces femeninas cantar antes de alcanzar el misterioso y vasto jardín trasero. En el día, el lugar lucía majestuoso, impregnado de una certera impresión de ser algo mágico, pero de noche, bajo la luz de la luna, cobraba otro matiz, transformándose en un paso a otro mundo lleno de criaturas desconocidas y sombrías
