Verónica salió despacio de la recamará después de darse un baño y arreglarse para enfrentar un nuevo día, su primer día de casada. Sonrió al ver a su marido dormir, el muy canalla no había estado borracho como le había ahecho creer, estaba segura que había mencionado el nombre de su hermana solo para lastimarla, pero Sandro se iba a enterar quién de las dos era mejor.
- Buenos días, no sabía que eras tan madrugadora
Sandro miro a su esposa, tan fresca y relajada, como si no hubiese llorado anoche hasta quedarse dormida y todo por su culpa.
- Tengo cita con el ginecólogo esta mañana
Le hizo seña para que se siente, el desayuno ya estaba servido
- ¿Te encuentras bien? ¿te duele algo?
Verónica sonrió ante la falsa preocupación de su marido, el muy cretino tenía cara para preguntar si le dolía algo, por supuesto que le dolía. Su orgullo estaba herido, como mujer se sentía humillada. Pero era algo que no estaba dispuesta a admitir jamás.
- Estoy bien, gracias por preguntar, es un chequeo rutinario, ¿Qué podría dolerme? No es como si hubiese tenido mi noche de bodas ¿verdad?
Sonrió con la taza de café en sus labios, cuando su marido escupió su café en el desayuno que tenía frente a él.
- Maldita sea Verónica, ¿le has puesto sal? – Sandro se quejó viendo a su esposa con sospecha
- No puedo ser tan torpe ¿lo dices enserio? Lo siento, realmente lo siento creo que confundí el azúcar con la sal, ¿puedes perdonarme?
Puso cara de arrepentimiento y su mano sobre el pecho, por supuesto que sabía perfectamente lo que había colocado al café de su marido, sonrió interiormente Verónica 1 – Santoro 0 se dijo a sí misma.
- No es necesario que cocines, Juana puede hacerse cargo de lo que necesites. Y no te preocupes creo que esto puede sucederle a cualquiera
Verónica no estaba tan segura, podía ver en los ojos de su marido la sospecha. Sandro sabía lo mal que se había comportado con ella la noche anterior así que dejo pasar este pequeño incidente como una pequeña venganza de su parte.
- Te veo en el almuerzo, que tengas un lindo día
Verónica salió dejando a su marido confundido con su actitud, ¿no estaba enfadada? ¿Qué diablos le sucedía? ¿Cómo podía actuar como si nada después de mencionar el nombre de su hermana después de hacer el amor?
Verónica realizo todas sus diligencias pendientes, su marido seguramente iría a la oficina, no estaban de luna de miel ni nada que se le pareciera y tampoco se hacía ilusiones después de lo sucedido la noche anterior. No sabía los planes que había hecho Valeria y no estaba interesada en saber, se preguntó ¿Dónde estaba su hermana? Si volvía a verla quizá cometiera asesinato por ponerla en esta situación tan difícil y descabellada.
Entro a la clínica de su ginecólogo, ayer había tenido relaciones con su esposo sin protección, ella había sido virgen y hasta ayer media hora antes de la boda no tenía idea de que sería la novia, por lo que no tenía consigo pastillas anticonceptivas, ahora esperaba que el médico le pudiera administrar las que debía utilizar, no tenía idea de si su marido quería tener hijos con ella o no.
Después que el médico le administrara la pastilla del día después y recetarle las que tendría que usar a partir de ahora, agradeció y salió rumbo a su casa, quería preparar su propio almuerzo, no es que no confiara en la servidumbre pero ella prefería cocinar personalmente, sabía que no tenía la necesidad de hacerlo, pero era algo que ella disfrutaba hacer.
- ¿Por qué tienes esa cara? ¿han empezado los problemas con tu esposa? – Matteo de Rossi, se sentó frente a su amigo, mientras dejaba la carpeta con los documentos que le había solicitado, aun no comprendía porque Sandro se había empeñado en tener una novia sustituta si el resultado era justamente su mala cara.
- No preguntes – dijo cortante
- Debiste cancelar la boda y ahorrarte tantos problemas, además de estar expuesto a que tu suegro siga solicitando préstamos – Sandro miro a su amigo, era posible que Alberto tuviese el atrevimiento, pero quería medir a Verónica, seguramente sería cuestión de tiempo para que ella solicitara el dinero para sus padres.
- Olvida de mi matrimonio, necesito que firmes los contratos con la constructora, para iniciar los trabajos en el Complejo Hotelero, quiero ese proyecto para fines de año – Matteo enarco una ceja, observando a su amigo, ese complejo estaba destinado a ser regalo del primer aniversario de Bodas para Valeria, si ella ya no era la novia ¿Por qué Sandro se empeñaba en él?
- Puedo adivinar por donde van tus pensamientos Matteo, deja de pensar, míralo desde el punto financiero. Será una gran inversión, Monte Rico es una playa que alberga miles de turistas durante el año, la inversión no será ningún desperdicio, tiene un punto estratégico, sin mencionar su plusvalía, es cuestión de enfocarnos – Matteo no quería discutir con su socio y amigo, era claro que las cosas no estaba bien, pero ¿Quién era el para cuestionarlo?
- Revisaré los por menores con la Constructora y te mantendré informado de cualquier situación que se pueda presentar
Salió a cumplir con su trabajo, no quería inmiscuirse en la vida de Santoro, pero sus acciones estaban siendo erradas totalmente.
Verónica respiro finalmente el tráfico de la Avenida las Américas había sido un caos, siempre lo era si quedaba atrapada en la hora pico, pero finalmente había podido llegar a casa.
- Hija por fin has llegado, pensé por un momento que no llegarías nunca – Verónica se sobre salto no esperaba que su madre estuviera esperando por ella.
- Mamá, ¿Por qué no llamaste?
Verónica saludo con un beso en la mejilla a su madre, para luego pedir a Juana que le sirviera un poco de limonada, estaba acalorada y tenía la impresión que Rebeca de Cantú su madre tenía algo que decirle.
- Lo siento cariño, me pareció que podía llegar sin avisar soy tu madre y tú eres la dueña de todo esto – Rebeca hizo señas con las manos, Verónica ni se había tomado la molestia de recorrer la casa, le bastaba conocer el camino de su habitación a la cocina y luego a la sala, no estaba interesada en nada más.
- Madre soy la esposa de Santoro porque no tuve opción, no tengo nada que ver con todo esto – Rebeca arrugo la frente
- Tonterías él exigió a tu padre una novia para la boda y tú eres su esposa legalmente todo lo que es suyo te pertenece ahora – Verónica respiró y sonrió a su madre, no quería ser grosera pero el hilo de los pensamientos de su madre no le estaban justando para nada.
- Madre no confundamos las cosas, solo fui la novia que el necesitaba para evitar los chismes y la vergüenza que mi hermana había provocado
- Basta Verónica, sabes que odio cuando tratas de ser una niña buena, no tengo tiempo, necesito dinero, tu padre perdió en el Casino el poco dinero que le quedaba, tenemos que pagar el sueldo de la servidumbre, luz, agua, teléfono, son tantas facturas – Rebeca dio un largo suspiró acompañado de una sonrisa repentinamente sospechosa
- ¿Crees que a Santoro le moleste si vengo a vivir contigo?
Verónica ya sentía mucha vergüenza por lo que Valeria y su padre habían hecho, amaba a su madre pero bajo ningún concepto podía permitir que viniera a vivir con ella, primero porque Santoro no lo permitiría y segundo porque no quería que su familia siguiera aprovechándose de Alessandro, él podría ser un idiota cuando quería y no lo justificaría pero dejar que su madre viviera con ella, sería aceptar que era una caza fortunas.
- Lo siento madre, me parece que ninguno de nosotros es bien visto a los ojos de Alessandro ahora mismo. Abrió su bolso y saco su chequera, anoto una cantidad y firmo
- Estos es lo único que puedo darte mamá, por favor utilízalo para lo que realmente es necesario y te pido, te suplico mamá, que no le pidas dinero a Sandro, no quiero que el concepto que tiene de nosotros se haga aún más grande ¿podrías hacer eso por mí?
Verónica esperaba realmente que su madre comprendiera la posición en la que estaba, era la esposa de Alessandro más no la dueña de su dinero y aunque lo fuera, seguiría siendo Sandro el único dueño de todo, porque ella no estaba interesada, había trabajo desde muy joven, pago sus estudios con cada centavo que gano, no había dependido de sus padres y de ningún hombre no empezaría ahora que su nombre estaba en juego.
- ¿Esto es todo? Verónica esto es una miseria comparado con todo lo que tienes ahora, tu marido es millonario y no puedes pretender que sobreviva con esto – Rebeca miro molesta a su hija
- Tienes razón mamá, mi marido es millonario, tú lo has dicho mi marido no yo, así que lo tomas o lo dejas, en cuanto consiga trabajo prometo ayudarte mamá no dudes de eso, pero lo haré con el dinero que me gane con mi trabajo y no con el de Sandro – Verónica se levantó no quería discutir con su madre y terminar mal, pero ella debía comprender que Santoro no era un cajero automático.
Rebeca se levantó hecha una furia, sin poder creer que su hija la que siempre estuvo para ella le negará la ayuda ahora que podía darle el dinero a manos llenas, ni siquiera se despidió salió sin mirar atrás con el cheque en su mano.
Verónica termino por sonreír con tristeza, su familia era la culpable de estar atrapada en un matrimonio sin amor, con un hombre que estaba enamorado de su hermana, no era estúpida sabía que si se enamoraba saldría herida.