Karman se vio sobre la cama con Kael encima destrozándole el vestido justo como la primera vez que la hizo suya. Por alguna razón que fuera tan brusco la enojaba, pero también la excitaba demasiado. Que él no se contuviera cuando se trataba de ella la hacía sentir extraña y vergonzosamente bien.
Al tenerla desnuda, Kael pro primera vez se detuvo a apreciar el cuerpo de su luna. No sabía cuál era su motivo, lo único que tenía claro es que admirarla lo hacía demasiado feliz y su polla no dejaba de crecer y palpitar con desesperación conforme su mirada vagaba por el perfecto cuerpo de a quien ahora puede llamar mujer con toda libertad.
Su corazón se alteró al ver esos ojos celestes ahora más intensos, sus labios delgados coral lo tensaron, su belleza fuera de todo lo que él conocía lo hizo gruñir. Su boca salivó cuando pasó a sus enormes pechos con pezones grandes y rosados, su polla estremeció con brusquedad al ver su abdomen plano y cada centímetro de su cuerpo se incendió en lujuria al ver su coñito lleno de bellos.
—Ese lunar —Karma se vio boca abajo, Kael siempre lo hace todo de manera brusca—, ¿Por qué es tan extraño? ―Su toque en ese lugar donde nadie veía nada la estremeció por completo, tanto como la pregunta en sí. ¿Debía decirle la verdad? ¿Era bueno confesarle que siempre se creyó una loca porque nadie podía verlo además de ella?
―¿Has venido aquí para habar de un tonto lunar? ―Se negó a contarle cualquier cosa íntima de ella.
Kael ladeó la sonrisa, no tomó sus palabras como una provocación mala, al contrario, estaba contento de que el olor de su luna finalmente concuerda con su comportamiento. Ella está deseosa por él y se lo ha dejado claro.
―Así que estás deseosa por experimentar todo lo que hago ―Abrió sus nalgas y mordió sus labios con fuerza para mantener a raya sus gruñidos―. Sabía que solo debía tomarte una vez para que todo tu cuerpo me perteneciera a mí.
―Mmm ―Karman gimió por la caricia a lo largo de su hendidura anal. Kael siempre la pone en una posición desesperante para ella, la lleva a un punto sin retorno con solo una caricia y se odia por ello, ella debería ser más fuerte―. ¡Kael! ―Chilló asombrada, le ha alzado el culo y ha hundido la cara en él―. No lo hagas, es muy desagradable ―Quiso quitarse a pesar de que la sensación no se compara a nada, pero sentir la lengua jugando con su ano la horrorizó―. ¡Basta, no puedes hacer algo tan desagradable! ―Kael gruñó sin soltarla, pero viéndose obligado a separarse de ella.
―No actúes como una niña tonta ―Le espetó demasiado enojado por la interrupción―, peores cosas me he llevado a la boca y aquí estoy, más sexy y fuerte que nunca ―Karman apretó las sábanas, quería llamarlo tonto por ser tan egocéntrico, pero él no le dio aire.
¿Es normal que él haga con ella todas esas cosas? ¿Es siquiera permitido todo lo que le viene a la cabeza? ¿Por qué se deja llevar de esa manera tan deliberada? Todas las preguntas se veían interrumpida cada vez que Kael lamia, besaba, mordida o acariciaba cualquier parte de su cuerpo.
En cambio, él estaba desesperado por tenerlo todo de ella, no le bastaba con saborear cada rincón de su cuerpo y obtener ese elixir que se convirtió en su líquido vital. Su verdadero objetivo era escucharla gritar su nombre, verla estremecerse por sus toques y el que aceptara cada cosa que él le hiciera como si ya estuviera acostumbrada.
―Kael ―Gimió como una tonta―, No deberíamos ―Lo miró a los ojos, por primera vez sin asco ni odio―. Esto es un pecado, es escandaloso todo lo que hacemos ―Kael la abrió más de piernas, exponiéndola por completo y mirándola con esa lujuria que no podría disimular ni porque se esforzara con todas sus fuerzas.
―Lo único escandaloso aquí es que no has gritado lo suficiente el nombre de tu macho ―Karman gritó por el repentino y poderoso empellón. Su pobre sexo estaba sensible, adolorido y deseoso por mucho más de lo que le estaban dando―, lo único que aquí debería preocuparte es que no he tenido suficiente de ti ni porque llevamos más de tres horas encerrados ―La miró a los ojos―. Todavía no puedo creer que me aguantes tanto ―Acarició sus pechos para después apretarlos con firmeza, haciendo gemir un poco más a Karman.
―Dioses ―Karman respiró profundamente solo para quedar sin aire. Los movimientos de Kael han aumentado su fuerza, cosa que ella creyó imposible. No comprende como un hombre puede tener tanta potencia, ¿Es ese el verdadero poder de un hombre lobo? ¿Son tan resistentes? ¿Sería ella igual de tener un lobo? Su cuerpo ya cansado y marcado por Kael, le hizo creer que sí. Ella fuera igual de resistente que él y las marcas se borrarían automáticamente de su cuerpo tal y como lo hace Kael.
―Eres mía ―Su voz gruesa la estremeció―, siempre serás mía y morirás por mí ―Por primera vez no estaba siendo un animal, Karman pudo ver algo más que salvajismo en él―. La Diosa te puso en mi camino por algo ―Calló y cerró los ojos, se le hace difícil centrarse cuando su v***a está entrando y saliendo de manera despiadada del coño jugoso y rojo de su mujer―, así que debes amarme, venerarme, serme leal y siempre elegirme por sobre todas las cosas.
―Eres un animal pretencioso y… ¡Aaahhh! ―No le dio espacio a enojarse, aumentó sus movimientos y lo único que podía salir por esa boquita que lo vuelve loco son gemidos, quejidos, jadeos y su nombre antes de varias súplicas.
Kael ansioso por tener todo el contacto que se podía, la besó con desesperación, estrujó sus pechos para después pegarse por completo a ella y sentir cada tramo de su delicada y suave piel. Él la abrazó con posesividad, la admiró con obsesión y la reclamó nuevamente como el ser más territorial del mundo.
Karman gritó con todas sus fuerzas por la mordida en el arco de su cuello y hombro, él no está midiendo su fuerza, las mordidas no son como las que había recibido antes, él la está mordiendo como la primera vez que la reclamó.
―Carajos ―Kael apretó la sabana hasta romperla, se ha corrido en lo profundo de su luna, es la segunda vez que lo hace y ha sido mil veces mejor que la primera.
Karman por su parte se empapó, ella explotó con una magnitud sorprendente para ambos, pues sus jugos bañaron por completo a Kael de la cintura hacia abajo. Ambos sudorosos, jadeantes y cansados por todo el esfuerzo, se miraron a los ojos por unos segundos hasta que Karman inevitablemente desmayó.
―Te odio ―Susurró antes de perder la conciencia completamente.
―No me importa ―Contestó Kael besando su cuerpo―, con que me pertenezcas me basta ―Se puso en pie una vez supo que no caería de rodillas―. Eres la única mujer que me deja en este estado ―La miró y su corazón se alteró al recordar todo lo que había hecho con ella y la manera en la que se comportó por primera vez―. Me siento bien, ahora iré a matar gente ―Le dio un beso en los labios.
Karman pudo sentir aquel delicado toque y su corazón se dividió un poco más. Pudo presenciar un comportamiento más dócil de Kael y ahora puede entender porque su manera de ser, pero igual lo odia y siente repulsión por él.