Capítulo 7: El Pasado De La Bestia

1361 Palabras
Kael estaba en medio de una importante reunión con los mejores guerreros, pero no podía centrarse. El aroma de su luna jugando en su rostro solo lo descontrolaba por segundo. ―Alfa. ―Aldric miró a su jefe. ―Esto es insostenible, ¿No pueden entender que es también por la protección de la manada? ―Miró al resto de los hombres. ―No podemos confiar en ustedes cuando han sido los responsables de la muerte de los reyes. ―Sentenció Nova. ―No olvidamos que solo somos unos cautivos. ―¡Soy el esposo de su reina! ―Sentenció Kael cabreado porque debía estar ahí cuando lo que deseaba era estar follando con su luna. ―Prometí protegerlos a todos, por supuesto que cada cosa que haga es por la protección de la manada. ―¿De la manada? ―Nova rio sin gracia. ―¿O del trono que tanto desea poseer? ―¿Quieres quedar sin cabeza? ―La miró con sus ojos grises y fríos. ―Solo di una palabra más. ―Nova pasó saliva y no dijo más. ―Cualquiera que dude de mis estrategias, será asesinado, lo juro. ―Si tanto dice que nos protege. ―Ezar, un lobo de clase alta y el mejor de los guerreros de Arcadia Mística lo miró a los ojos, demostrando que no siente miedo por él. ―¿Por qué no evitas la lucha que se avecina? Sabes a la perfección que quieren atacarnos y estás incitando tal acción cuando esta ha sido una manada pacifica todo el tiempo. ―Eso ha cambiado. ―Rugió Kael dando tres pasos para quedar justo frente a él. ―Sus reyes están muertos y su reina no tiene un lobo. ―Ladeó la sonrisa provocando la ira de los miembros de Arcadia Mística. ―Aunque no les guste, soy lo único que ha evitado que toda Aetheria se vuelva contra ustedes. ―Se cruzó de brazos. ―Bien puedo ponerlos en bandeja de oro para que les partan el culo y quedarme solo con mi gente y su reina. ―Su sonrisa fue desagradable para todos. ―No te atreverías. ―Nova lo miró agitada por la furia, casi no puede contener a su loba. ―Pruébenme. ―Dijo Kael sin inmutarse. ―Desobedezcan mis órdenes, cuestionen mis decisiones y créanse capaces de anteponerse a mí. ―Miró a su Beta. ―Hazte cargo del resto. Quiero a esos salvajes lejos de aquí. ―Te estás centrando en algo que no debería tener tanta importancia. ―Ezar no lo dejó en paz, lo odia. ―Los salvajes no son de importancia, deberíamos hacer lo posible para que quien desee el trono no avance. ―Kael lo tomó del cuello y en un movimiento más rápido colocó la espada en su abdomen. ―Comprendo que ser un ser inferior y poco fuerte te tenga cabreado. ―Apretó más. ―También comprendo que me odies porque después de todo la mujer que amas es mía y vaya que está buena. ―Río divertido ante la furia y frustración de Ezar. ―Puedo entender que tu vida sea una completa mierda, pero si vuelves a interponerte en mi camino y cuestionar mis actos, te mataré de la manera más dolorosa que hay. ―Lo soltó humillándolo por completo. No se tomó el tiempo de mirarlo por última vez, dio media vuelta y caminó a la puerta. ―Esos salvajes a los que ustedes consideran seres no pensantes, son más inteligentes de lo que ustedes piensan. Bien pueden ser fichas claves para los enemigos. ―Ladeó la sonrisa. ―Su naturaleza hace que todos los ignoren y ese es un error de principiantes. Justo por eso no se enteraron del ataque que desbastó a su manada y me dio el poder. ―Todos lo miraron con la boca abierta al comprender lo que había hecho. ¿Podían los salvajes ser buenos dando información? Fue la pregunta de todos los miembros de Arcadia Mística. ―Ahora te aclararé algo. ―Detuvo su marcha. ―No he sido benevolente contigo, no te maté simplemente porque disfrutaré más saber que verás a la mujer que amas conmigo. ―Se burló cruelmente. Karman suspiró pesadamente, cansada de pensar cada detalle de cuando Kael la poseyó. ¿Cómo puede ella estremecerse con solo su pensamiento? Se sentía asquerosa y avergonzada por todo lo que sentía y pasaba. ¿Por qué no podía olvidar esa noche? Esa pregunta sin respuesta la estaba volviendo loca. Había pasado tres días desde que ese infame y bestial hombre la poseyó de una manera que no sabía podía ser capaz. Él le arrebató su inocencia, le hizo hacer cosas pecaminosas, la llevó a gemir como una inmoral y a disfrutar algo que se tenía que hacer con amor. Se sentía repulsiva al recordar cada pose, movimiento, beso y caricia, Kael es un indecente en todo el aspecto de la palabra, es como si desconociera las reglas de la moralidad. ―¿Qué haces aquí? ―Karman se puso en pie al instante, ver al hombre imponente frente a ella le dio calor y aceleró su corazón. ―¿Q-que haces? ―Retrocedió al verlo desnudarse sin pizca de pudor. ―Quiero follarte, desvístete y ábrete de piernas para mí. ―Ordenó como el bruto que es. ―Nunca me es suficiente contigo, quiero más y no me mantendré lejos ni un día más. ―Endureció la mirada. ―Agradezco que solo durmieras horas la primera vez que te cogí como quise. ―¡Eres un inmoral! ―Chilló horrorizada. ―¿Por qué nunca tienes tacto al decir las cosas? ¿No puedes expresarte de otra manera? ¡No soy una zorra a la que puedes tener siempre que quieres! ―Eres mi luna, así que es lo mismo. Puedo tenerte como y cuando quiera. ―Karman se sintió indignada y antes de que pudiera ser consiente, ya su palma había impactado con la mejilla de Kael quien la miró con ojos grandes, eso le dolió y a él casi nada le provoca dolor. ―¿Me has dicho zorra? ―Que esos ojos celestes lo estuvieran mirando con tanta rabia lo hizo sentir extraño. ¿Por qué no reaccionó en el acto? Se preguntó descolocado y al sentir a Shadow supo que era por él. Jamás permitiría que lastimara a su luna. ―¿Has sido capaz de tocar a un hombre muchísimos metros más alto que tú y por mucho más fuerte? ―Y volvería a hacerlo. ―Karman demostró porque es tan peligrosa a pesar de no tener un lobo. ―Una bestia como tú hay que ponerles un alto y lo haré de cualquiera manera. ―¡Nunca nadie debe atreverse a hablarme de esa manera! ―Gritó enfurecido y excitado a partes iguales. ―Si te criaron como un animal salvaje no es mi culpa ni del mundo, si eres tan despreciable es simplemente tu culpa por lo que no tienes derecho de ir por ahí haciendo lo que te da la gana. ―¡Siempre he hecho lo que me da la gana! ―Gritó haciéndola retroceder, está realmente enfurecido, tanto que sus ojos se han vuelto rojos y eso atemorizó a Karman. Si él pierde el control está acabada. ―Mis padres me abandonaron cuando tenía siete años, ¡Siempre he hecho lo que quiero y nadie puede cambiar eso! ―¿Qué? ―Karman se llevó las manos a la boca. ―Tus padres… ―Los malditos ya murieron. ―Río como si eso lo pusiera feliz lo que impactó más a Karman. ―Me expulsaron de mi manada porque nací débil. ―Río. ―Los hijos de perra eran soldados de alto rango, por lo que tener un hijo débil no era bien visto. ―Se encogió de hombros. ―Ahora yo soy el más fuerte y ellos están muertos por débiles. ―¿Es por eso que quieres poder? ―Kael no la comprendió y solo se encogió más de hombros. ―Lo que quiero ahora es sexo y tienes que dármelo. ―¡Kael!
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