Después de pasarme más de una hora absolutamente concentrada e inmersa en la historia que estaba escribiendo, caí en la cuenta de que Carlos no me había dicho cuánto tiempo estaría fuera esta vez. Primero deseché la idea por ser una tontería que estaba usando mi cerebro para evitar hacer lo que tenía que hacer, que era terminar de escribir este capítulo. Tras eso, me quité la poca preocupación que me había surgido por estar encadenada en un piso sin la posibilidad de recibir ayuda, al pensar en que él jamás me dejaría de esta forma y sola durante mucho tiempo. Siempre había visto más por mi seguridad que por la suya, razón por la cual se había llevado algunos golpes y moratones por mi culpa. Sin embargo, después de los últimos días, no creía que pudiera poner la mano en el fuego por él tal

