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La atrevida esposa del Duque

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matrimonio bajo contrato
familia
forzado
de amigos a amantes
arranged marriage
realeza/noble
drama
pequeña ciudad
guerra
oso musculoso
ancient
addiction
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intro-logo
Descripción

La vida es tan extraña, siempre estamos buscando nuestro propósito, ese motivo que le dará sentido a todo, pero por más que lo busquemos a veces sentimos que damos vueltas en el mismo lado.

Elizabeth Mayorga, una mujer de sentimientos noble, tiene un corazón de oro y una templanza con alma rebelde, debe casarse con el menor de los Reinols, uno de los hombres más importantes del reino pero no es lo que su corazón anhela.

Poco a poco descubrirá que no existe la vida soñada, solo existen acciones que nos acercan a nuestro verdadero propósito en este mundo.

No todo lo que deseamos se nos concede, quizás la vida nos otorga lo que necesitamos como recordatorio que somos manejables.

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Un compromiso
Acuerdos entre grandes familia siempre se han dado, en la antigüedad era casi una obligación hacer lo que mayores demandaban, llegar a desobedecer era condenable. Cuando era niña siempre escuchaba historias de la realeza, príncipes o caballeros de brillante armadura que rescataban a su amada y luego la desposaban. En particular me gustaba leer como personas de diferentes clases sociales lograban llevar su amor a lo más alto rompiendo cualquier objeción, creo que soñaba algo así para mí, un hombre que me amara sin importar nada, pero las cosas no son como esperamos. -Lizza apúrate que la familia Reinols han llegado por ti.- Es mi pequeña hermana quien llega como un huracán, veo que está más activa que nunca.” Me estiro un poco, no quiero salir de la cama, mi libertad se acabó, hoy conoceré quien se convertirá en mi esposo, sé que tengo la edad suficiente según mi padre, pero siento que no es así, tan solo llevo 16 años en este mundo. -¡Anda Lizza!- -Bea por favor, déjame dormir un poco más, anoche me tuviste despierta hasta tarde.- Mencione arropándome hasta el cuello, siento que es muy temprano, aún puedo ver luz de luna. -Es tu culpa, sabes que me encanta tus historias, pero anda, nuestro padre se pondrá furioso si no estás lista a tiempo.- No tenía opción, debía levantarme si no lo hacía Bea traería una cubeta de agua fría y me lavaría en mi propia cama”. Lavaba y tallaba mi cuerpo con fuerza, la familia Reinols eran los más acaudalados después del rey y la reina, se dice que está familia tiene más poder, son ellos los que gobiernan desde las sombras, siempre pasaba por sus linderos cuando iba al colegio, me gustaba espiarlos, su casa era majestuosa y llena de vegetación. Sobre mi cuerpo dejó caer un camisón blanco de algodón, es tan hermoso que temo ensuciarlo con mis manos, un corset ajustado al cuerpo, mis senos se quieren salir, dejan ver el lunar que los adornan. Bea ajusta muy fuerte mi cintura siento que me partirá en dos, las mujeres de hoy en día miden su clase de acuerdo a que tan pequeño puede verse su abdomen, eso significa que se cuidan, yo creo que se dejan morir de hambre. Medias largas y blancas tan finas que podía ver mi piel, el vestido que han elegido es verde esmeralda, tiene pequeñas piedras doradas que la adornan, haciendo que me vea como una más de ellas. Ahora mi cabello, me gusta tenerlo al natural, soy castaña con ondas pero no lo acepta la sociedad, Bea hace algunas trenzas sin llegar a cambiar mi apariencia colocando un bello tocado. -Te ves hermosa Lizza.- -Siento que voy directo al matadero.- -No entiendo por qué te quejas, tienes la vida soñada, te casarás pronto y serás una Reinols, espero algún día tener tu suerte.- -¿Le llamas suerte a mi infortunio? No deseo casarme Bea, siento que no he conocido nada, no he salido de este reino, esta no es la vida que deseo.- -Tendrás dinero y poder, sé que con tu esposo saldrán a viajar, quizás el te lleve a conocer ese mundo que anhela tu alma.- -Que Dios te escuche hermana, pero aún así, hubiera querido hacerlo por mi misma, estoy cansada que sigamos bajo el yugo de los hombres, hasta para tener un negocio en este reino necesitamos la aprobación de un esposo.- -Pues yo si me siento feliz, espero cumplir los 16 y casarme con un gran hombre, alguien que me regale lindos vestidos y me presuma en los bailes.- -Aún eres joven, ruego al cielo que al llegar la edad de casamiento ya cambies de opinión.- Ya estaba lista, me veía en el espejo, el rastro de niña se había marchado, ahora veía una mujer que tenía que comportarse, mi familia depende de este arreglo. -¿Lista?- -No, pero debo hacerlo.- Mencioné suspirando, hace años se hizo este arreglo, mi abuelo que en paz descanse le salvó la vida al patriarca de los Reinols, el gran Fernando, el como agradecimiento le ofreció un obsequio, mi abuelo no dudo en pedirlo, el deseaba que una de sus nietas se casarán con alguien de su familia, no se sabía cuál pero si la primera en llegar a la mayoría de edad, qué suerte o desgracia la mía, era la tercera en la lista, pero mis primas mayores fallecieron cuando el polio atacó el reino, dejándome a mí como la única.” Mis pasos eran lentos, deseaba tardar toda una vida en llegar al salón principal, sé que toda la familia estaba reunida, era el momento deseado por todos y es que algunos se sentían feliz de que me fuera, comenzando por mi madrastra Alicia, la mujer que con solo su presencia hace que se me revuelva el alma, aunque debo ser agradecida, ella me dio el mejor regalo, mi hermana Bea, la luz de mis ojos. -Tengo nauseas.- -Lizza por favor, ya no podemos retrasarnos más.- -Ya estoy lista, abre las puertas Bea.- El sonido de la vajilla se detuvo, los que hablaban cortésmente callaron para observar quién hacía presencia, ahí estaban ellos, la familia Reinols, el padre su hermana y el hijo menor, sé que cuenta con dos más pero se encuentran en el campo de batalla.- -Buen día.- mencioné e ingrese, no quería ver a nadie más si no a mi padre, el hombre de mirada afilada como navaja. -Hija mía que bueno que llegas, quiero que conozcas al Duque Arturo Reinols.- Se que mi padre estaba furioso pero debía aparentar.- -Buena mañana para todos.- Rápidamente tome asiento, según veo mi futuro esposo es Andrés Reinols el menor de la familia, un joven bien parecido de 20 años, escuché que es un descarriado, buscan que con este matrimonio encuentre su camino. -Querida Elizabeth veo que haz crecido llena de gracia, he visto algunos retratos tuyos pero no imaginé que fueras tan bella.- Arturo Reinols, un hombre que lleva el peso de una familia, lucho en la guerra haciéndolo acreedor de una prótesis en su pierna derecha, dicen que es un hombre rudo pero sabio.” -Duque Reinols que gusto tenerlo en nuestra casa, supongo que vienen a poner las sogas en nuestro cuello.- El golpe que recibí por debajo de la mesa venía de mi padre, no entiendo por qué se enoja si sabe que yo digo todo lo que pienso sin filtro alguno.- -Me contaron de tu encantadora manera de hablar, debo decir que no me sorprende.- -Que bueno que podemos hablar con verdad, mi lord.- -Hablemos de la boda, el sacerdote mencionó que tiene disponibilidad para el próximo mes, será justo cuando llega la primavera.- Aquí estaba Alicia, apresurando las cosas, sé que cuenta las horas para que me marche.- -Hola señorita Elizabeth, es un placer conocerla el día de hoy, no sé si tienes un momento después del desayuno para tener una conversación.- -Joven Reinols, por fin nos conocemos, claro que puedo concederle esa petición, supongo que será la primera de miles.- El desayuno continuó, Alicia solo hablaba de los invitados, donde se realizaría la boda y lo más importante, cuando sería el día que yo me marcharía definitivamente. Una vez todos terminamos nuestros alimentos pasamos al jardín, lo habían decorado justo para la ocasión, nosotros no somos adinerados pero poseemos una gran casa, se podría decir que una de las más grandes del reino, aquí el truco está en cómo la mantenemos, hay poco personal y mucho trabajo para hacer. -Señorita Elizabeth ¿podemos caminar un momento?- -Claro joven Reinols, es un placer.- Los dos comenzamos a caminar, Alicia venía detrás, no era bien visto que una pareja no casada estuvieran en lugares sin compañía, al menos hasta que contrajera matrimonio. -¿Cómo se encuentra el día de hoy?- -¿Desea usted que sea honesta?.- -Por favor.- Mencionó cortando una rosa del jardín, con delicadeza retiro cada espina para regalármela.- -Siento que estoy muy joven para el matrimonio, pero soy consiente que no tengo opción.- -Aprecio la honestidad, sé muy bien que será un cambio muy grande para ti.- -También para usted, conozco sus andanzas Joven Reinols, no es precisamente un santo.- -Dices que me conoces, quiero oírla, deme su opinión .- -Bueno es un hombre que lo ha tenido todo, razón de esto no se esmera en trabajar, le gusta las cosas lujosas y más si no debe pagarlas, también sé que siente una debilidad por él sexo femenino.- -¿Debilidad?- -No se resiste, muchas mujeres se ofrecen para que las tome como esposa, lo hubiera hecho si no es por que tenemos este acuerdo.- -Si conoce todo esto por qué acepta casarse.- -No sabía que tenía opción.- Los dos caminamos dando la vuelta al lago, Andrés era un tipo bien parecido, su gracia estaba en su bello porte, un hombre rubio de ojos azules como el mar, tiene sonrisa una perfecta y cuerpo muy bien trabajado, los modales son adecuados y sin dejar a un lado su carisma, todo lo que una dama desea. -Quiero proponerle un trato, sé muy bien que eres una mujer diferente.- -¿Diferente? Yo diría que única y excepcional.- -Y presumida.- -No presumo, resaltó lo que soy, pero me intriga su acuerdo.- -Sabes cómo es mi vida y trato de entender cómo eres, así que te propongo que cada uno haga lo que desee.- -Se un poco más claro.- -Te propongo ser amigos, aquel que ayudará a que el otro cumpla su sueño, yo tendré mi vida andariega y tú… Bueno tú lo que quieras.- -Conoceré el mundo.- Me apresure a responder, deseo salir de este lugar antes de que me asfixie.- -Trato hecho Elizabeth.- -Trato hecho Andrés.- Mencioné y estrechamos la mano, solo escuche como Alicia se aclaraba la garganta, estábamos haciendo algo impropio, pero no me importaba, en medio de mi desgracia había una luz, quizás el matrimonio no sea tan malo.”

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