La obligación llama

1305 Palabras
–Sabes qué es lo mismo hacer una ceremonia primero o la otra –le gruñó su padre a su madre en el despacho, donde se encontraban los tres encerrados desde hacía un par de horas. Su madre completamente molesta con el hecho de que la unión de la luna se llevaría a cabo en una semana, mientras que la boda de sangre se llevaría a cabo la siguiente semana a la otra. Vlad por su parte rodó los ojos por ya no sabían cuántas veces, pues sus padres podían ser ciertamente molestos cuando se lo proponen. –¡Pues no estoy de acuerdo! –gruñó su madre y enfrentó a su padre, frenando su ida y venida en la habitación. Su padre, ya más que cansado golpeó con ambos puños en escritorio que tenía frente a él, cambiando el color de sus ojos, de un azul verdoso y a un rojo sangre. –¡Ya he dicho que es lo mismo! o ¿acaso quieres llevarme la contra Dalia? Su madre tragó grueso y se alejó unos pasos, ciertamente consciente de que no era una buena idea cabrear más de lo que ya estaba a Vasile. –Por el momento vivirán juntos en la casa, en los límites de los territorios de los Blackwood. Es lo que aceptamos al llevar a cabo el acuerdo. Vlad suspiró con pesar al recordar todo lo que significaba llevar a cabo aquel acuerdo en el que él no había siquiera consultado. Se levantó y se enfrentó a su padre entonces. –¿Entonces pretender que me haga pasar por un humano idiota para poder ir a la preparatoria donde va ese pulgoso que encima será mi compañero de sangre? Su padre ni se inmutó ante su mirada fría y asesina. –Podrías aprovechar y aprender sobre sus nuevas costumbres y demás. No te vendría mal dado que la última vez que tomaste una muy mala decisión no fuiste el único perjudicado. Vlad frunció los labios y apretó con fuerza sus manos. –Sabes que no fue mi culpa. –¿Y de quien sino? –le cuestionó levantando una de sus cejas –Te hemos dicho millones de veces que no es fácil convertir a humanos en lo que somos y tu, como siempre, te has pasado por donde se te ha dado mejor la gana nuestras palabras y por ello se ha pagado un gran precio –lo enfrentó con la mirada y Vlad sentía que poco a poco toda su ira y enojo era reemplazado por miedo, un miedo que su propio padre estaba provocando en él –Tu hermano también ha hecho siempre lo que le ha venido en gana. No te conviertas en ello, porque sabes que no hay vuelta atrás –se levantó –Aprende de Balthazar y agacha la cabeza cuando debas, respeta las decisiones de tus mayores y acata las órdenes, aun si no te gustan. Deberías ya de saber que parte de crecer, es dejar de hacer lo que uno quiere y aceptar lo que debe de –fue entonces que rodeó el escritorio y pasó por su lado –Dalia te acompañará a tu nuevo hogar y una vez ambas ceremonias se hayan llevado a cabo, hablaremos de nuevo –terminó y cerró la puerta detrás de él, dejándolo a él y a su madre solos. Vlad entonces inspiró con fuerza y dejó libre sus manos, sintiendo cómo la sangre comenzaba a brotar de las pequeñas heridas que se había hecho en las manos, pero las cuales sanaron en cuestión de segundos. –Nunca olvidará lo que he hecho mal ¿no? –le preguntó a su madre sin siquiera girarse. Su madre suspiró con pesar y se acercó a él, colocando una de sus manos en su hombro y con la otra frotando su espalda. –Sabes cómo es y por qué no lo dejará pasar tan fácilmente –le susurró y depositó un casto beso en su cuello –Lo has decepcionado Vlad, pero te perdonará. Con el tiempo lo hará –lo giró y lo miró a los ojos, sonriéndole débil –Créeme que lo hará –fue entonces que depositó un casto beso en su mejilla y no dejó de mirarlo –¿Ya has hecho tus maletas? Vlad asintió con la cabeza. –Entonces vamos. El coche ya está esperando y no creo que sea de agrado para los chuchos esperar –terminó y ambos sonrieron, antes de salir del despacho y encaminarse hacia la casa que compartiría con ni más ni menos que Wesley desde aquel momento en adelante. ☽ ♛ ☾ –¡No iré! –gritó Wesley a sus padres, que se mantenían impasibles, cruzados de brazos, en la sala de estar, donde habían llevado a cabo una larga discusión. –No está en discusión estoy Wesley, te unirás a él quieras o no. –¡NO QUIERO! –volvió a gritar y miró a su madre –¡Di algo! ¡No puedes estar a favor de esta barbaridad! –Sabes por qué lo hacemos Wes, no lo hagas más difícil. Wesley gruñó entonces. Estaba desesperado, furioso y gracias a ello iba y venía en la habitación sintiéndose como un lobo enjaulado. No le habían dejado opción. No tenía ninguna. –¡Ni siquiera nos llevamos bien! ¡Nos odian papá! –Eso es algo que se irá trabajando de a poco, cuando su clan y nuestra manada formen la alianza que nos mantendrá unidos. –¿En verdad eres tan ingenuo en creer que esos chupasangre mantendrán su palabra de no masacrarnos como lo han hecho durante siglos? Su madre se acercó a él entonces y colocó una de sus manos sobre su hombro, calmándolo y enfrentando con su cuerpo, al igual que él, a su padre. –Nadie está feliz con esta decisión Wes –comenzó entonces su madre y este la miró, clavando su mirada oscura sobre la de su madre que era del mismo color –Pero es por algo más importante que… –¿Más importante que yo? –le cortó –¿Más importante que mi felicidad? –se alejó de su madre entonces, sin dejar de mirarla –¿Qué es más importante que tener la posibilidad de encontrar a mi pareja predestinada? ¿A mi luna? Ustedes no están renunciando a nada por esto. –¿En serio crees que no nos importa tu felicidad?-cuestionó su padre más que molesto. –Es claro que no si quieren juntarme con un chupasangre. –Sabes también por qué lo hacemos Wesley, los salvajes están a nada de llamar a nuestras puertas y no somos lo suficientemente fuertes o tantos como para impedir que terminen acabándonos como lo han hecho ya con otras manadas. También está la manada de Eastville, que cada dos por tres quiere hacerse con nuestro territorio. La unión con los vampiros reafirmará nuestro poder sobre las tierras como también evitará que toda la manada termine masacrada por los salvajes. Wes lo miró más que molesto, apretando con fuerza sus manos. Entendía las razones que su propio padre le daba, pero ¿por qué debía de renunciar a su propia felicidad por algo como aquello? Por algo que quizás podía solucionarse de otra forma y no de aquella tan drástica. –Si no quieres hacerlo por nosotros, hazlo por la manada. Al cumplir la mayoría de edad serás en nuevo alfa de la manada y no solo tendrás que pensar en ti, sino que tendrás que anteponer a la manada, como lo he hecho toda mi vida. Wes miró a su madre y a su padre de hito en hito, y poco a poco, aflojó las manos, sabiendo que lo que decía era verdad y que ya no había forma de evitarlo. 
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR