2.

3942 Palabras
Fausto volvió antes de que pudiera hacer algo imprudente, como acercarme más para que sintiera lo mucho que me provocaba su mirada felina, o rogarle por favor que hiciera mi servicio suyo y sintiéramos ese placer que estaba dispuesta a hacernos pasar en el camino al que quería llevarme.  En parte se cortó la tensión íntima y agradecí que así fuera, no me faltaba nada para probar cómo quería empezar a instruirme, sus ojos me decían cómo pero por la interrupción de su asistente, tuve que volver a mi lugar y ponerme la ropa, mientras ella lo retenía en el hall de entrada. No dejé de mirarla el tiempo que tardé, era delgada y de estatura promedio, sus botas de tacón estilizaban su figura, la cual parecía ser muy cuidada por lo firme que estaba de atrás su culo bien parado,y adelante con el abdomen tonificado. La acompañaba una simpatía perfecta y superficial, una sonrisa luminosa de labios carnosos pintados de rojo y ojos indiscretos, porque no se inmutó en ningún momento por mi erección ni mi fijeza a los suyos, lo cual creó el ambiente ideal. El contrato era de varias páginas con cláusulas diversas y junto a Fausto lo repasamos desde cero, ante cualquier duda Sol intervenía y aclaraba, pero dejó trabajar a su compañero mientras ella lo hacía en la computadora, dirigiéndome miradas cada tanto que me llevaban a ignorar al hombre a mi lado y no responder cuando este me preguntaba si estaba entendiendo, causando sonrisitas malvadas en la expresión de la jefa.  No había nada que me pareciera raro, tenía los beneficios típicos de trabajo registrado con aportes, vacaciones, obra social, aguinaldo y las normalidades corrientes, por lo que después de resumir todo, sin pensarlo demasiado y expectante a lo que me depararía la aventura, me pasaron una lapicera y firmé.  Lo común hubiese sido que lo analizara con precaución, hablara con colegas, preguntara opiniones y hasta le contara a mi familia sobre mi nuevo empleo, pero como si estuviera hechizado con la magia del lugar y la que desprendía por sí sola la empleadora, me bastaba para meterme a fondo en un peligro que podía resultar muy bueno, o muy malo. — ¿Es un contrato de prueba o ya lo puedo considerar fijo? —Es fijo, a menos que seas muy malo y nadie te solicite, pero… —Lo dudo. —terminó ella. Me contaron un poco más sobre los tipos de presencias que se solían hacer, eventos públicos y protocolares, por lo que era importante que leyera todo lo que me enviaron por mail para saber qué hacer cuando me tocara alguna clienta perteneciente al ámbito de la política o las grandes empresas, desde saber cómo comer, sentarte o agarrar un tenedor. Todo era parte de la construcción de la imagen que yo, como parte del servicio de compañía, debía proveer a mis clientes de la elite de Buenos aires, y estudiar para que la prestación funcionara, era mi obligación como empleado. El fotógrafo encargado de armar el book personal para mi perfil en el tipo de catálogo que la empresa hacía, estaba enfermo, así que me pidieron volver en dos días a seguir con la parte más importante del trabajo, la presentación de quién era para ser parte del servicio que Aucapan ofrecía. El saludo de despedida fue prometedor entre Sol y yo, ella me besó la mejilla y por cómo sonrió al ver donde apoyó sus labios, tuve el presentimiento que su boca pintada de rojo me había dejado una marca, algo que no me molesté en revisar por como me mareó su perfume dulce y embriagante en la cercanía de nuestros cuerpos, confirmando de ese modo que ella me producía algo, y no me costó interpretar que era la tensión s****l que atrajimos uno del otro.  Respiré el aire fresco cuando llegué al estacionamiento del gran edificio y busqué mi auto estacionado, al cual me subí para tomarme un momento sentado y repasar lo que acababa de vivir, pensé en lo ingenuo que fui en la mañana, creyendo que sería una entrevista o casting más de modelaje, y lo errado que estaba me hacía hasta sonreír.  Antes de ponerme el cinturón de seguridad y arrancar el auto, me miré por el espejo retrovisor y en efecto, Sol me había dejado su beso marcado en la mejilla. Extendí mi sonrisa incrédula, definitivamente conocí a la mujer más hermosa y provocadora que pisó el planeta. — ¿Cómo te fue con la entrevista? —preguntó Pedro entrando a mi departamento con la llave que aun tenia, cuál dueño por su casa dejando todo tirado en el sillón de la sala. Pensé en jugar con él mientras cocinaba y fingí molestia. — ¿Dónde mierda me mandaste? Era un casting para ser prostituto VIP, venderme para gente de plata. — ¿Eh? —Sí, un casting de desnudo y sin fotógrafo profesional.—me queje y él abrió los ojos perplejo, asentí ratificando aquello que en realidad, fue mi parte favorita del día. — ¿Qué? Pero decía modelos masculinos de tu rango de edad, pensé que era para una campaña, como siempre. —dijo confuso robando un pedazo de queso que estaba usando para cocinar una tarta. —Perdón Bau, no tenía ni idea, ya vendrá algo mejor… vamos a seguir buscando. —No, no voy a buscar más. —Fue una mala experiencia nada más, tomalo como lo que es, dramático. —No voy a buscar más porque acepté el trabajo, y voy a ganar doscientos mil al mes y más si quiero tener sexo, ah y mi jefa está más buena que comer pollo con la mano… y es pésima fotógrafa. —agregué y él abrió los ojos de par en par, con la sorpresa invadiéndolo tanto como había quedado yo al entender el puesto. —sí, voy a ser un prostituto VIP, ¿qué te parece? — ¡¿Qué?! ¡Bautista…! ¡¿Estás loco?! ¡¿Doscientos por coger con gente careta?! —preguntó alarmado y yo me reí asintiendo, puse la tarta en el horno y esperé a que tuviera su momento de incredulidad. —¡Es una locura, doscientos mil! —Más de doscientos si acepto coger.—corregí.  — ¿Pero cómo… qué se supone que tenés que hacer? —Arman un perfil de mí y ofrecen mi compañía a estas personas, a veces es por eventos, o fiestas, donde la quieran caretear básicamente… y puedo elegir si quiero tener sexo o no ¿no es el mejor trabajo del mundo? —Por Dios, sí, quiero entrar también ¿aceptarán gorditos simpáticos? —Podría preguntar, ah y dicen que es un medio muy competitivo entre ellos, contentan a su compañía con viajes, ropa, autos, ese tipo de cosas. —Qué hijo de puta con suerte, merezco un porcentaje, yo te mandé el aviso. —dijo enseriándose y me reí empujándolo para dirigirme a la sala y recostarme en el sillón, con la superficialidad que me permitía jugar por un rato. —no te vas a olvidar de tu amigo casi hermano ¿no? —No, no me voy a olvidar de vos insoportable… es una locura, yo creía que era un casting para una campaña de ropa interior, se notaba esa onda erótica ahí pero lo que menos me imaginé era que se trataba de prostitución VIP… y tenés que conocer a mi jefa. —le conté cuando se sentó a mi lado, recordando la mirada fija de Sol sobre mi cuerpo, inmune a que me haya excitado frente a ella. —es como una muñequita, tiene unos ojazos y una boca… es hermosa. — ¿Ella te marcó así? —Cómo no permitirselo.—suspire al tocar el beso que me había dejado marcado en la mejilla, Pedro se rió de mí. —¿Y es prostituta?  —No sé, no le pregunté.—fruncí el ceño al pensar en esa idea, pero dudaba que ejerciera la jefatura y el servicio al mismo tiempo. —Hacelo antes que te haga pensar más, sino, no vale la pena. —Tampoco dije que quiero algo con ella, sólo admiro su perfección.  —Tratas con modelos todo el tiempo, suelen ser perfectas, ¿qué tiene de diferente esta? —levantó una ceja y también lo pensé, sin dejar de creer que ella era la más linda que alguna vez conocí.  —además va a ser tu jefa, debe ser la líder de las prostitutas y seguro se acuesta con el presidente. —Bueno no sé, no es el punto del trabajo, dije que es linda nada más… lo que haga no me importa.—desestimé para evitar sus burlas sobre mi teoría de haber conocido a la mujer más hermosa del mundo.—tengo que ir en dos días a preparar mi book, pero ya firmé contrato y tengo obra social, sueldo fijo, vacaciones, aguinaldo, lo obvio. —De verdad tenés que preguntar si aceptan gorditos simpáticos. —Así los admitieran, Carla no estaría contenta. —Ah cierto, tengo novia. —se rió y lo hice también cuando recordó su realidad. Pedro era mi mejor amigo desde el primario, estuvo en los momentos más importantes para mí y yo estuve en los suyos, decidimos mudarnos a Buenos aires cuando mi mamá falleció y alquilamos un departamento juntos, pero al pasar de los años la convivencia se volvió pesada por el tipo de vida diferente que teníamos, él era recibido de analista de sistemas y su novia, algo de eso también, le ofreció vivir con ella, dejándome a mí el espacio libre para la vida de un modelo. Yo viajaba por el país haciendo campañas y vivía más de noche que de día, por mi departamento desfilaba gente entre fiestas y descontrol, aun así con Pedro manteníamos la amistad de confianza y entraba a su antigua casa como si fuese propia, se quedaba a dormir cuando peleaba con Carla y a comer cuando no tenía ganas de cocinar.   Lo que lo trajo de nuevo, fue por su recomendación del trabajo y se fue a las diez de la noche después de pasar la tarde conmigo y escuchar lo que leí en voz alta todo lo que la empresa me había enviado que debía estudiar, entender y preparar de mi mismo cuando me tocara algún servicio. Después que él se fuera, entré a bañarme para acostarme a dormir más temprano de lo que estaba acostumbrado, al día siguiente tenía un book pendiente y la modelo era mi sobrina de quince años, por lo que tenía que hacer mi trabajo a la perfección.  Un mensaje de un número desconocido me llegó mientras esperaba que mi hermano me confirmara a qué hora pasaría a buscarme y entré al ver la foto actualizarse.  Era Sol. Ni siquiera me pregunté porqué sacó mi teléfono de mi expediente, me hacía sonreír la simple idea de tenerla en mis contactos, aunque como mi jefa, era probablemente lo obvio. La reconocí enseguida en su perfil, con traje de baño como si estuviese modelando para alguna campaña, pero por el tipo de fondo, una pared blanca, no era más que una foto casual en blanco y n***o que retrataba su agraciado cuerpo y firmes pechos que hoy se mantuvieron ocultos bajo su vestido. Era tan hermosa que no pude evitar mirar la foto con detenimiento por más de un minuto, de hecho me sacó ella misma de ahí al enviarme un archivo. Hola Bau, te estoy armando el identikit para adelantar, mirá.   Adjuntó la pantalla de una computadora con un photoshop de las fotos que me había sacado a la tarde, con mi nombre y datos esenciales, incluido el número de teléfono, algo que ella tambien me habia dado y considere usar en el futuro próximo con una buena excusa, pero Sol tenía una mucha más válida y eso me gustaba.  Le respondí de inmediato para entablar conversación. Te está quedando bárbaro, espero hayan servido las fotos. En realidad no, pero quería empezar a armártelo así veías, cuando vengas el jueves sacamos las fotos profesionales, porque ni siquiera saqué lo importante. Eso significa que me voy a tener que desnudar otra vez. Exacto. Respondió con un emoji de guiño y sonreí por su naturalidad al hablarme sin preámbulos. Me acosté en la cama pensando en qué contestar y no fue necesario seguir yo, ella volvió a escribir. Te tengo mucha fe.  ¿Lo decís por mis medidas? Aparte. Estoy leyendo tu prontuario y me parece ideal, era lo que buscaba. Tus medidas son un plus. Vicente me contestó el mensaje con un audio y como era cortito, pasé a su chat para escucharlo mientras respiraba hondo por lo provocado que me estaba sintiendo de nuevo por esa chica.  —Estaré pasando por tu casa nueve y media, menos cuarto, así que te mando mensaje y bajas. —Dale, nos vemos mañana. —le contesté por audio también y volví al chat de Sol. Tentando a responderle con mi voz, grabé: —Me alegra que me hayas encontrado entonces, tengo muchas ganas de superar tus expectativas. Mire la pantalla expectante a su respuesta, y sonreí cuando me indicaba que estaba grabando un audio en respuesta. —Ya lo haces bombón, me toca ayudarte a superar las tuyas, empezamos el jueves… que tengas buenas noches. —dijo enviando un beso que resonó hasta en mi parte baja, su voz era muy sensual y por cómo la sentí hacerme efecto, no dudé en volver a abrir su foto para mirarla, así como tampoco pude evitar querer pensar en ella y lo linda que era.  El calor de mi cuerpo subió y la sangre se concentró en un solo lugar, dejándome sin opción alguna de no hacer nada. Bajé mi mano y la metí dentro de mi boxer, comenzaba a ponerme duro y acalorarme pese a los escalofríos que me recorrían por la espalda, apenas el recuerdo de la tensión que compartimos hoy en el estudio, me llevó a respirar con dificultad y comenzar a masturbarme.  Definitivamente fueron buenas noches cuando acabé pensando en esa boca de color rojo y ojos almendrados fulminantes. Mi hermano tenía veinte años cuando viajó por primera vez a Buenos aires de vacaciones, conoció a Ceci y se embarazaron de su primera hija, Melina. No volvió a Rosario exceptuando de fiestas o fechas importantes y cuando yo me mudé, me ayudó mucho a estabilizarme, teníamos muy buena relación a pesar de no vivir en la capital y nos frecuentábamos más que con nuestro hermano menor. Yo adoraba a su familia y cómo Meli era mi ahijada, me ofrecí a regalarle la sesión de fotos previa a su book de quince años, ya que haría una fiesta y ameritaba importancia. Nos pasamos la mañana sacando fotos en los lugares más turísticos de la ciudad, Meli era una verdadera modelo y aunque le gustaba conocer a través de mí ese mundo, intentaba ponérselo de una forma que entendiera que no era para ella. Las chicas tenían mucha más presión, ellas sí debían ser perfectas y además de tener una cara bonita, las medidas de su cuerpo tenían que ser exactas, se pagaba muy bien pero la competencia era casi enferma, mi ahijada calificaba por lo hermosa y alta que era, pero yo no quería que perdiera su equilibrio mental, mucho menos siendo tan joven.  Sin embargo disfrutaba de posar para mí, junto a su hermanito Juan, mi hermano y cuñada, de la misma manera que a mí me gustaba sacarle fotos. No estaba seguro de contarle a mi hermano sobre mi nuevo trabajo, pero nunca nos habíamos ocultado nada importante, y por la unión que teníamos, me parecia correcto decirselo sin importar lo que pudiese opinar, el contrato estaba firmado así que nada podía erradicarlo, ni siquiera sus sugerencias de hermano mayor. —Conseguí un trabajo fijo. —le dije a Vicente cuando estuvimos solos y lo acompañé a apartarse de su familia para fumar, mientras ellos buscaban qué comer. —algo así como un caballero de compañía, para gente importante… pagan muy bien. — ¿Cómo es un caballero de compañía? —s****l, en ocasiones. — ¿Prostitución? —preguntó alarmado y yo me reí viéndolo fumar una pitada larga. —Bauti ¿qué significa caballero de compañía? —Sí bueno hay un interés s****l, pero es lo de menos, es un trabajo muy buen pago y estoy registrado. —Ay Bautista qué cosas raras hacen los modelos, ¿es necesario? No quiero pinchártelo, pero creo que no es algo tan… —No me voy a prostituir, es algo mucho más formal que eso, puedo elegir tener sexo y la plata mensual me viene muy bien. —No digo que esté mal, pero no sabés lo que te puede tocar… —Puedo elegir lo que no quiero, además tengo obra social y llevan un control de la sanidad del cliente como mía. —le expliqué a pesar de no contar con la aprobación de su expresión aún. — es gente muy cheta, políticos, empresarios, personas con mucha plata que pagan una compañía para hacer una presencia nada más… lo s****l es beneficio de ambos y repito, puedo decir que no. —Mmm, sí bueno no es algo tan malo, pero tenés que cuidarte mucho Bau, no deja de parecer peligroso. —No te preocupes, no hay nada que no vaya a tener bajo control. —le dije y esperé de mí mismo que fuese cierto.  No volví a recibir otro mensaje de parte de Sol y no me alarmé por eso, creía que ella era inalcanzable en algún punto y me conformaba con poder admirar su perfección del lugar que me correspondía. El jueves era el día que tenía que volver a verla y esperé ansioso que llegara el momento, me emocionaba la idea de crear un perfil para que mujeres me eligieran y sobre todo, me intrigaba saber cuál iba a ser mi primer contrato, cabía la posibilidad que fuera una persona mayor pero no discriminaba en edad, así que cuando Fausto me llamó para empezar la entrevista sobre mis preferencias, sin Sol, le aclaré de mi poca importancia a la edad. —Puede tocarte una señora de sesenta y cinco años, que te presente como su nieto pero en el cuarto quiera que la des vuelta como si tuviera veinte. —me dijo y casi me reí de esa idea, pero mantuve la curiosidad necesaria. — ¿Y en ese caso me puedo negar al sexo? —Habiéndolo pautado antes sí, cuando tengamos una oferta, te mostramos el cliente y vos decidís si querés o no dar ese paso. —Bueno. ¿Con respecto a la anticoncepción…? —Ofrecemos tratamientos de vasectomía, inyecciones de bloqueo, implantes temporales y pastillas, además de preservativo, pero eso lo hablas con el médico… nuestros clientes tienen pedido de tratarse también, así que no te hagas problema que vas a estar muy bien cuidado. —Con preservativo estoy bien. —Vas a tener exámenes cada tres o seis meses, de hecho te voy a autorizar para que puedas ir a hacerte los iniciales. —recordó buscando papeles en el escritorio de Sol, donde estaba ocupando su silla por su ausencia.  Miré de frente el ventanal que daba a la ciudad, con los edificios altos y las personas pequeñas por estar en el decimotercer piso, la oficina era amplia y elegante, los cuadros que tenía no ejemplificaban nada s****l, el toque femenino de ella se podía ver en mínimos detalles y me pregunté cuál era su carrera para haber llegado a ser jefa de Aucapan.  —Los trámites para el banco y el alta en el registro son aburridos, pero me voy a ocupar de que puedas ir a tratar con el banco ni bien salgas de la clínica… tenés siete días hábiles, mientras más rápido los hagas, te damos de alta y podés empezar a trabajar. — ¡Fau, ya estoy, ya estoy! —exclamó ella entrando un poco apresurada. Su voz me hizo tensar un poco al recordar el audio de la noche del martes, cuando se me hizo inevitable no imaginarla a la hora de sentir placer. —Acá estoy, llegué. Se acercó por detrás poniendo su mano en mi hombro y se agachó a saludarme, con un beso en la mejilla que apenas llegué a corresponder por distraerme con su embriagante perfume. Su pelo largo cayó como lluvia en mi brazo y me rozó produciéndome escalofríos, contuve el aire exhalando despacio para contestar.  —Hola. —Hola, perdón la tardanza pero tenía que hacer trámites.  —No pasa nada, adelantamos bastante, hola linda. —le besó Fausto la mejilla cuando se levantó para cederle el asiento, lo que me permitió inspeccionarla y corroborar que otro día más, estaba hermosa. Llevaba un pantalón n***o ajustadísimo y dejaba ver parte de su abdomen gracias a un top blanco corto, con sus pechos firmes que dudaba que no estuviesen operados porque no había rastros de corpiño. Arriba de tacones de aguja que estilizaban su cuerpo infernal. —Buenísimo, por suerte yo también adelanté mucho, pero vamos a tener que esperar si o si a Coki con las fotos porque fui malísima.—hizo una mueca inocente, muy bien fingida cuando sabía perfectamente que si lo era.  Sonreí despreocupado. —No hay problema, lo hacemos de nuevo. —No fue tu culpa y viste que estaba en automático, pero ni con esa suerte lo hice bien, así que preparamos lo demás mientras esperamos a Coki. —me dijo abriendo su computadora y yo asentí observando el cambio de color de sus uñas, dejaron de ser rojas para ser blancas con detalles en dorado.  —Yo me voy a hacer lo mío, Bauti acá te dejo la orden para que empieces con los estudios, y ya mismo voy a darte de alta en el banco para que puedas hacer los trámites. —Dale, gracias… mañana los hago. —Genial, en un rato vengo con Coki y el equipo. —Ok. Fausto se fue dejándonos solos y comencé a sentir la tensión desde ese segundo a pesar de ella mantener la mirada en la computadora, tipiaba algo y en menos de un minuto, me miró. — ¿Pensaste si vas a habilitar las relaciones sexuales? —Depende quién sea el cliente, no tengo prejuicio con la edad pero me gustaría saber quién es antes de acostarnos. —Vas a tener que aprender a negociar cuánto querés hacer valer tu cuerpo, a partir de ahora con lo que fuiste bendecido es tu mayor arma para este trabajo, no lo desvalorices. —Quedaste en enseñarme así que acepto tu recomendación, ¿cuánto crees que valgo? —pregunté apoyándome en el respaldar de mi silla, ella levantó ambas cejas apartando sus dedos de la computadora para concentrarse en mí y volverse interesada. — ¿Cuánto puedo valer? —A simple vista, mucho, pero para darle un precio debería catar antes. — ¿Y eso es posible? —Vos sabrás. —dijo mirándome fijo a los ojos y yo no pude esconder mi sonrisa, lo intenté pero su propuesta comenzaba a desarmonizarme.  —O sea que para que puedas darme una recomendación de cuánto puedo hacerme valer, te tengo que demostrar mi capacidad para explayarme en la cama. —deduje y ella frunciendo los labios al verlo de esa forma, asintió. —Tener sexo, con vos. —Si querés mi veredicto, sí. —dijo con seguridad.
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