Han Do era el último hijo de una familia de cuatro hermanos, y así mismo el único omega entre ellos. Para una familia que estaba llena de alfas, el que naciera un omega podría ser casi una desgracia, pero no fue el caso de los Seo, sino que Han Do había sido bien recibido por ellos y amado durante toda su niñez.
Cuando Han Do nació, Taek Soo, el hermano mayor ya tenía diez años, y junto con Han Soo que tenía un año menos, entendían perfectamente que en el futuro tendrían que cuidar de su pequeño hermano, porque parecía tan frágil, como si se pudiera romper tan fácilmente, que incluso tomarlo en brazos les daba miedo, y quizás el que más problemas tuvo para adaptarse a su nacimiento fue Do Soo, que en aquel entonces sólo tenía seis años, y debía de aceptar que el bebé necesitaba mucha atención, que dejó de ser el menor y alguien más robaba gran parte de la atención que su papá omega le daba.
Do Soo fue el hermano “malo” de entre todos, porque fue el que más hizo llorar a Han Do, a veces robando sus juguetes y cuando sus lágrimas se hacían presentes, se los devolvía con temor de ser regañado por sus padres, pero lo único que ganaba era miradas comprensivas y un movimiento de cabeza por parte de su papá omega, y una mirada un poco severa de su otro papá que también era un alfa.
Cuando Taek Soo y Han Soo se presentaron como alfas, se volvieron más protectores con Han Do que cuando este nació, casi seguros de que por el suave carácter y aroma de su hermano, este era un omega, y todos en la familia parecían convencerse más de eso con el pasar de los años, y todos estaban bien con eso, incluso Do Soo, que cuando también se presentó como alfa, pareció volverse demasiado protector con su hermano menor.
Han Do era el niño de los ojos de los tres alfas, ellos estarían dispuestos a dar sus vidas por él y hasta a matar si alguien llegara a colocarle una mano encima, por eso, si se enteraran de que su matrimonio era un infierno para el omega, hace mucho tiempo que hubiesen intervenido; habrían torturado a Woo Sik hasta casi matarlo, dejándolo continuar con vida solo para ver como sus actos habían hundido la empresa por la que sus padres tanto se esforzaron.
Si los hermanos Seo se enteraran de que su pequeño omega era atado a la cama, y las feromonas de Woo Sik eran utilizadas para dejarlo casi inconsciente mientras él tomaba su cuerpo, hace mucho tiempo que la familia Min hubiera desaparecido del mapa no solo de los negocios.
Woo Sik no usaba sus feromonas para provocar sexualmente a Han Do, sino para subyugarlo hasta el punto de que sus piernas no pudieran mantenerlo en pie, atándolo a la cama sólo por su propio placer, por humillarlo y no tener que preocuparse porque intentara escapar, porque eso lo colocaba de peor humor y no podía regocijarse del momento, de verlo retorcerse de dolor por cada cosa que le hacía.
Los dedos de Woo Sik se enredaron en el cabello de Han Do, luego levantó su cabeza y la ladeó, exhalando el humo en su rostro, viendo como los bonitos rasgos del omega se contraían en una mueca de desagrado, porque odiaba el humo del cigarrillo, pero frente a su esposo había aprendido a no mostrarlo, a parecer que no le molestaba cuando en realidad había querido que lo apagara.
—Demasiado feo —dijo mirando el cigarrillo y rió —si tus hermanos no me hubieran obligado a casarme contigo, ¿crees que lo habría hecho?
Han Do no necesitaba que se lo recordara, porque sabía que no era así, que Woo Sik no estaba enamorado de él ni en el pasado, ni ahora, ya que siempre que tenía la oportunidad de recordárselo lo hacía, lo supo desde el primer momento en que estuvieron comprometidos, pero la confirmación del infierno que le sería hecho vivir, empezó con su noche de bodas, cuando lo que debía de ser un buen momento para los dos, se convirtió en una tortura para el omega, como cada vez que compartían la cama.
—Woo Sik, por favor, para —murmuró apretando sus ojos.
Los ojos de Woo Sik se apartaron del cigarrillo y se posaron en la blanca espalda del omega, la cual tenía algunas pequeñas cicatrices por quemadura, las que eran casi imperceptibles, y que tenían a Min verdaderamente sorprendido, que le hizo sentir querer burlarse de él por lo cuidadoso que era con su piel ya que las marcas debería ser más visibles de lo que eran.
Tomó una última calada de su cigarrillo antes de presionar la colilla en el omóplato del omega, escuchando un jadeo de dolor y sintiendo como este se movía bajo él en un intento de huir, pero al estar atado le era imposible, provocando la satisfacción en el alfa.
Los dedos de Han Do se apretaron alrededor de las mantas de la cama, intentando soportar el ardor en su piel, que le hizo incluso difícil respirar, sintiendo como Woo Sik pasaba una mano bajo su cadera y lo obligaba a elevarla un poco, facilitándole la entrada en su cuerpo, que fue otro punto de atención y dolor para el omega que no estaba preparado para recibirlo, porque si bien, la lubricación era natural en los omegas si estaban excitados, o las hormonas del alfa los estimulaban correctamente, ese no era su caso, no cuando su esposo se había enfocado en que recordara que aquello se trataba de un castigo a su negativa a divorciarse de él.
Han Do sabía que había personas que podían encontrar placer en el dolor, pero él no era así, y eso no se trataba de un juego s****l con su esposo, sino de este en verdad queriendo hacerle daño.
Cuando las feromonas del alfa cambiaron de opresoras a lujuriosas, el cuerpo del omega se vio influenciado por estas, haciendo que todo fuera un poco más fácil para él, que cada vez que Woo Sik entraba en su cuerpo no fuera tan doloroso.
Woo Sik bufó al percibir los cambios en el cuerpo de Han Do, el como sus feromonas empezaban a liberarse, llenando la habitación de un aroma un tanto suave y dulce que sentía que le hacía picar la nariz, y que tal vez para muchos otros era un olor atractivo, pero para él era tan molesto.
—Mírate —gruñó —amas tener una polla enterrada en el culo, pero lloras cada vez que de verdad quiero divertirme —hundió su rostro en el cuello del omega —si eres tan lujurioso, Han Do, ¿por qué todavía no has podido darme hijos?
Sabía que Woo Sik buscaba humillarlo con sus palabras, hablando de él como un omega lujurioso por reaccionar a las feromonas de su pareja; el alfa que había colocado una marca en su cuello y un anillo en su dedo anular, por intentar no pensar en la situación actual como un abuso de parte de su esposo hacia él, porque no había estado de acuerdo con el acto s****l que implicaba cualquier método de tortura que Min conociera y que, sabía que hacía daño al omega.
También sabía que la mención de tener hijos, no era algo que Woo Sik deseara de verdad, al menos no con él, sino que eran palabras usadas para humillarlo, para decir que ni siquiera como omega servía al no poder engendrar.
No respondió, sino que sus dedos se apretaron con mayor fuerza en las mantas, sabiendo que no podía hacer ningún ruido a menos que fuera para suplicar a Woo Sik que se detuviera, sólo para sentirlo a este ser menos considerado con su cuerpo, desgarrando sus paredes internas hasta el punto de que debería llamar a un médico.
A veces Han Do sentía que no entendía a Woo Sik, decía que lo odiaba por haberlo obligado a casarse con él, que le causaba asco, sin embargo, eso no parecía estar presente cuando quería calmar su lujuria, y era cuando su corazón volvía a tener un poco de esperanza de que tal vez podría ser amado.
Han Do sabía lo que sus hermanos hicieron para que Woo Sik se casara con él. El haberse aprovechado de la situación económica que pasaba la familia Min para cumplir su deseo, y fue algo que no le importó, porque creyó que entrar en el corazón del alfa cuando fueran esposos iba a ser fácil, sin embargo, este se rehusaba a abrir las puertas de su corazón, mirándolo siempre con desprecio.
—¡Wo-Woo Sik! ¡n-no lo hagas, eso duele! —suplicó intentando alejarse.
Sin embargo, una vez más sus súplicas fueron ignoradas, sintiendo como el alfa empujaba en su interior aquella porción de su cuerpo que se había ensanchado, anudándolo, y que le hizo perder el aliento, porque si antes las embestidas de su esposo ya eran dolorosas, eso era un dolor que no podía soportar, haciendo que quisiera gritar, llorar, y huir, pero ya lo había intentado antes y lo único que lograba era que todo se volviera más doloroso.
—Han Do, eres un omega inútil si ni siquiera puedes darme un hijo —habló a su oído —luego no me culpes si otro omega me da lo que tú no.
Han Do se obligó a tragar el dolor y se esforzó porque su voz fuera lo suficiente fuerte para que Woo Sik lo escuchara.
—¿Vas a traer un bastardo a casa? ¿O te arrastrarás como un perro detrás de Sang Bae con la esperanza de que mire en tu dirección? ¡Sang Bae no te ama!
Escuchó claramente a Woo Sik gruñir con sus palabras, y su cabello fue tomado con fuerza, sintiendo como aquella mano lo empujaba contra el colchón, haciendo que fuera difícil respirar.
—¡Cállate! ¡Si tú no te hubieras obsesionado con casarte conmigo, Sang Bae sería mi esposo! ¡Sería el omega padre de mis hijos!
Las manos de Han Do intentaron apartar la de Woo Sik al sentir que el aire no pasaba, pero su esfuerzo fue en vano cuando luchaba contra la ira del alfa, que lo orilló a la inconsciencia por falta de oxígeno, pero que hizo a Min sentirse más tranquilo, porque no quería escucharlo diciendo que Sang Bae no lo amaba.
El alfa fue bastante paciente hasta que el nudo que lo mantenía unido al cuerpo del omega desapareció, apartándose sin mucho cuidado, y hubiera querido que en ese momento Han Do estuviera despierto, sólo para poder ver su mueca de dolor, porque esa era la única razón por la que cada vez que tenía sexo con él, se empeñaba en anudarlo, porque llorara y suplicara piedad, por saber que lo estaba lastimando.
Woo Sik disfrutaba de eso, de escucharlo gritar cuando se movía en su interior y su nudo lo lastimaba, siendo incluso para sí mismo algo incómodo, pero con el omega inconsciente, no era necesario que se moviera, porque no tendría la reacción que quería.
No se preocupó por limpiar el cuerpo de Han Do, o de desatarlo, sino que salió hacia su habitación, buscando aquella caja de pastillas que guardaba en la mesita de noche, de las cuales sacó una y caminó de regreso a la recámara del omega.
Se acercó a la cama sólo para empujar la pastilla entre sus labios, porque si poco antes había estado hablando de tener hijos con Han Do, sólo fue para humillarlo, para decirle que era un omega inservible que no podía darle hijos, cuando era él mismo quien se había encargado de darle pastillas para prevenir cualquier embarazo, porque no pensaba atarse de esa manera a Seo, y casi estaba seguro de que él no se cuidaba.
Los hermanos de Han Do fueron astutos al colocar varias condiciones para salvar la empresa de su familia, entre esas estaba el hecho de que el único que podía solicitar el divorcio sin afectar a la familia Min, era el omega, pero si hasta el quinto año de matrimonio no habían hijos, se le concedería esa facultad también a Woo Sik, pero si había hijos nacidos o Han Do estaba embarazado, la anterior cláusula seguiría igual.
Antes Woo Sik deseaba que el quinto año llegara rápido y poder pedir el divorcio, incluso se podría decir que su convivencia con el omega estaba bien, pero en esa noche sacó el tema porque el regreso de Sang Bae había cambiado muchas cosas, entre eso, que su deseo de divorciarse fuera más fuerte, necesitaba su libertad si quería convertir a Nam en su esposo.
Woo Sik mientras estaba alrededor de Sang Bae en esa noche, había pensado que haría la vida de Han Do tan miserable que no pudiera soportar más ese matrimonio y buscara divorciarse de él.