Golpeando el último clavo, Alex soltó el martillo y llevó sus manos contra su boca, exhalando sobre ellas en un intento de proporcionarles algo de calor.
—¡Hey! Alex.
Alzando su cabeza, el alfa contempló a su primo Jude esperándole abajo, y algo en su expresión le dijo a Alex que no traía consigo muy buenas noticias.
—Ya bajo —anunció lanzando sus herramientas al suelo antes de dirigirse a la escalera—. ¿Qué sucede? —preguntó una vez estuvo frente a él.
—¿Has estado todo este tiempo por aquí? —preguntó.
Alex asintió—. Desde el almuerzo prácticamente.
—¿Y has visto algo extraño? ¿Algún lobo dándose unas vueltas? —cuestionó.
—Creo que me habría percatado junto a Elliot y tu hermano menor si algún extraño hubiese estado rondando por aquí cerca —alzó una ceja—. ¿Qué ocurre? ¿Alguno logr
