-¡Adeline! -escuché que me hablaban. Me di vuelta y vi a Solange Fontaine caminando femeninamente hacia mí. Yo dejé de devorar mis golosinas y me levanté del suelo. Tragué el chocolate que tenía en la boca y le sonreí. Ella hizo un gesto de aprensión y se señaló los dientes. Comprendí lo que quería decirme y limpié mis dientes con mi lengua- -Hola. -sonreí, ahora con los dientes libres de manchas- -Hola, Adeline... -contestó con su pronunciado acento francés. Ese acento sólo la hacía más perfecta. Era alta, castaña y con unos preciosos ojos gris claro- ¿Cómo estás? -Bien... ¿Y tú? -intenté no demostrar mi confusión- ¿Por qué demonios me hablaba? Ella nunca me había dedicado siquiera una mirada... -Oh, estoy perfectamente bien. -contestó, pasando su mano por su largo cabello- Tengo una

