Alice pudo ver como el lobo de mechón blanco levantaba su muñeca para observar el dispositivo que en esta descansaba; había desprendido vibraciones, dando a entender a su portador que sus superiores le habían mandado nuevas órdenes. Una vez que observo la pantalla, levanto la mirada, observo a sus compañeros y asintió, anunciando que se podía dar inicio.
Los lobos de Black Night empezaron a perderse entre los árboles, haciendo que los nervios de los aspirantes aumentaran mucho más; frente a ellos solo quedaba el lobo de ojos pardos. Este se acercó a los siete participantes que iban en la primera ronda, paso sus ojos de uno en uno, para finalmente posarlos en Alice, haciendo que esta sintiera que algo malo ocurría con ella. Como si hubiera podido leer sus pensamientos, este sonrió de manera particular y pronuncio unas últimas palabras:
- A la primera señal… Buena suerte.
Recién hubo terminado la frase dio un brinco lo suficientemente alto como para perderse en la copa de los árboles, haciendo que todos miraran hacia esa dirección. Después de unos segundos se oyó un silbido. Esa era la señal, su señal. Alice empezó a correr hacia el interior del bosque, perdiéndose ante la vista de los demás, que habían quedado inmóviles pues, ya fuera por los nervios o el miedo, habían tardado en darse cuenta que la prueba ya había iniciado. No le importo haber empezado sola, incluso se podría decir que ni siquiera se dio cuenta de ello, pues su mente estaba ocupada con su plan.
Si su análisis era correcto, los guerreros de nivel básico que se encontraban en la primera ronda no tendrían armas de largo alcance, por lo que optarían por el combate cuerpo a cuerpo, a una distancia donde sus armas dieran mejores resultados. Así que el plan de Alice era esquivarlos a toda costa, pues si se ponía a pelear con ellos gastaría energía, y si de algo estaba segura era que necesitaría de toda su energía para enfrentar la última fase. Evitar todo esfuerzo innecesario era la misión.
Los guerreros de esta primera ronda no esperaban que los participantes iniciaran la prueba a gran velocidad, mucho menos a la velocidad a la que empezó la Luna Llena; se puede decir que incluso muchos de estos ni siquiera la vieron pasar. Después de un tiempo corriendo comenzaron a aparecer sombras alrededor de ella, sin embargo, no tuvo ningún problema al esquivarlos, pues utilizaban las maniobras básicas que habían sido las protagonistas de sus primeros entrenamientos, recordando como su anterior alfa le había enseñado a combatirlas. Hasta ahora, venía siendo un simple juego de niños.
Sentía como los guerreros venían tras ella, pues podia oír sus respiraciones agitadas como si estuvieran justo sobre su nuca, pero era demasiado fácil perderlos. Estaba en eso, cuando justo enfrente se empezaba a dibujar un acantilado. Sabia que tenia que saltar, aunque no tuviera ni la mas remota idea de que encontraría al final; agua, arena, lava… sin importar lo que fuera, tendría que tomar el riesgo y pensar lo suficientemente rápido durante la caída, para poder aterrizar de la mejor manera. Así que sin nada que temer y mucho por ganar, salto sin vacilar, haciendo que los guerreros que la perseguían frenaran en seco justo antes de caer. Se miraron unos a otros sin poder disimular el asombro que se reflejaba en sus rostros sudados por el ejercicio; ningún novato que hubieran conocido habría dado ese salto con tanta seguridad y precisión. Se inclinaron un poco hacia el vació, logrando ver por unos segundos la silueta de la participante número cuatro, antes de que una oscuridad profunda y espesa la devorara por completo.
La sensación de vacío no tardo en aparecer en su estómago, pues desde que había saltado del acantilado, lo único que habían visto sus ojos, era una negrura atemorizante. Seguía cayendo, pero no podía ver nada, no sabía que la esperaba al final del trayecto ni mucho menos cuanto le faltaba para llegar allí, por ende, no sabia que maniobra usar para un aterrizaje seguro.
No le gusto lo que estaba sintiendo. Aparte del vértigo que le estaba provocando la caída, que cada vez era mayor, no le gustaba que el control de la situación se le fuera de las manos, sentía que no tenía opciones… estaba indefensa y eso le causaba cierta molestia. Una de las primeras cosas que le enseño su alfa, era que siempre tenia que analizar la situación que se presentaba a su alrededor; que ventajas tenia, cuales eran sus desventajas, sus enemigos, sus aliados, el siguiente movimiento del adversario, que armas utilizaría contra ella y que podría utilizar ella para defenderse y atacar. Fuera cual fuera la situación, el desayuno, la merienda, el entrenamiento, la ducha o la siesta, siempre estaba atenta y preparada para defenderse, con sus cinco sentidos entrenados y afilados para captar cualquier anomalía en el ambiente donde se encontrará que pudiera ser señal de alarma. Pero ahora su mente estaba como se veía todo su entorno; en completa oscuridad.
Después de diez segundos exactos, cuando sus ojos ya se estaban acostumbrando por completo a la oscuridad, empezó a ver algo; era un punto de luz. Parecía ser luz natural la cual, a medida que ella seguía cayendo, se iba volviendo más y más grande. Trece segundos cayendo, y pudo distinguir el suelo en el que iba a aterrizar, tenía césped, raíces y hojas secas, un suelo muy parecido al de la primera ronda. Dos segundos antes de aterrizar, realizo una maniobra con total experticia, haciendo que el sonido de sus pies al tocar el suelo fuera imperceptible.
Quince segundos en total, concluyo su mente mientras levantaba la mirada rápidamente. Sus ojos entrenados empezaron a buscar movimiento, signos de amenaza o alguna presencia que le representará peligro, pero no hubo ninguno. Lo único que veía eran árboles, que con sus densos follajes formaban una sombra perfecta, permitiendo que la luz del sol pasara delicadamente a través de sus hojas, haciendo que las gotas de roció que habían quedado de la noche anterior se vieran como escarcha que caía lentamente, formando un paisaje perfecto y hermoso. No pudo deleitarse con aquella vista tanto como hubiera querido, pues sus oídos captaron movimiento justo a su izquierda; alguien se acercaba a ella.