Capítulo 4

1825 Palabras
Todo estaba en completo silencio. Absoluta calma. Eso le gustaba, le daba un poco de paz a su agotada mente. Su habitación estaba ubicada en el último piso, con un balcón que daba hacia la parte trasera del sector de los Black Nigth, señalando el final de este. Muy pocos hombres tenían acceso a este lugar, solo los de su absoluta confianza. Tres golpes secos en su puerta lo sacaron de sus pensamientos, mientras que la palabra “adelante” salía de sus labios de manera automática para hacer pasar a el padre de su mano derecha. - Ya esta todo listo para dar inicio a las pruebas señor – dijo el licántropo de avanzada edad después de hacer la debida reverencia – solo falta su presencia para comenzar. El alfa observo a aquel que ha sido su consejero desde que tenía memoria, analizándolo por un momento. Era un hombre mayor que él y, sin embargo, de apariencia envidiable. Su cabello oscuro y bien peinado dejaba ver unas cuantas canas en la parte inferior de su cabeza que delataban su edad, además de darle un aire interesante y apuesto a su persona, junto a una barba en forma de candado que adornaba su rosto perfilado y masculino llamando la atención de cualquier mujer que estuviera en su presencia, finalizando con unos ojos azules que dejaban sin respiración a quien fuera capaz de observarlos fijamente; sin lugar a duda era un gran partido. Pero se encontraba allí sirviéndole, ayudándolo y compartiendo sus propósitos, lejos de los cortejos y los enamoramientos; “pérdidas de tiempo” como las llamaba el alfa. - ¿Todos están en posición? - La que usted en persona les asignó mi señor. - ¿Los betas? - Los tres se encuentran en la parte final de la posición dos, tres y cinco, dejando la cuatro para usted. Yo me encontrare ubicado en la seis. Tal como lo ordeno. - Excelente. Que inicien las pruebas. - Daré la señal – dijo el consejero mientras pulsaba unos botones específicos en el dispositivo que se encontraba en su muñeca. Uno de los más avanzados dentro del mercado de los Cuarto Menguante. - Vamos ya. El alfa apoyo sus brazos en la baranda del balcón, tomando impulso y dando un brinco por sobre esta. El viento silbaba fuertemente en sus oídos por la rapidez con la que iba bajando debido a su gran peso corporal, pero al llegar al suelo aterrizo con las piernas sutilmente flexionadas, sin hacer ruido alguno, haciéndolo parecer tan ligero como una pluma. No tuvo que voltear para saber que Gerard había saltado de igual forma y estaba junto a él, empezando a caminar hacia el bosque en dirección al lugar de la prueba. - ¿Está usted bien, mi señor? – pregunto Gerard, con ese tono particular donde resaltaba saber el problema, pero queriendo reflejar cierta ignorancia con respecto a este – Lo siento un poco indispuesto esta mañana. El alfa simplemente asintió mientras salían del sector de los black night, haciendo que el dispositivo que tenían cada uno en su muñeca emitiera vibraciones, avisándoles que acababan de atravesar la barrera que protegía el sector de la manada, aunque no le pusieron mayor atención, ya que era algo de todos los días, pues ellos se la pasaban entrando y saliendo de la barrera. Si había algo que no le gustaba era mostrar sus debilidades, y la preocupación, a su parecer, era una de ellas; reflejaba el carecimiento de ideas y recursos para solucionar un problema. Nunca se quedaban sin recursos, pues los sabían obtener y racionar mejor que ninguna otra r**a existente, y mucho menos se quedaba sin ideas. Desde pequeño había resaltado por pensar más rápido que cualquier otro licántropo de su edad, subiendo de grado a un ritmo impresionante. Para comprobarlo, su padre junto con los sabios del clan, le ponían todo tipo de pruebas, queriendo clasificarlo según su nivel analítico. Cual no fue su sorpresa al descubrir que, a los 5 años, cumplía con todos los requisitos y el nivel analítico que debía tener el alfa de una manada. Su padre, sin llegar a sentir una pizca de envidia o amenaza, lo celebro en grande, dando un gran banquete para todo el clan, mostrando a todos lo orgulloso que estaba de su hijo. Por eso los sabios no se opusieron a que tomara el puesto de alfa cuando su padre falleció, y mucho menos cuando su hermano… el alfa sacudió levemente la cabeza, no quería recordar aquello tan desagradable para él. Esta era la primera vez que no tenía ideas para la solución de una amenaza… y Gerard lo sabía. Ante el silencio del alfa, decidió insistir. - Samuel me comento que, en definitiva, no pudo analizar ni identificar los fluidos del atacante, y por ello no puede detectar el nivel de amenaza que representa para nosotros. Aunque por la cantidad de licántropos que mato en dos noches, debe ser algo enorme. El alfa se detuvo en seco… permaneció inmóvil, con la planta del pie derecho en el suelo y la pierna izquierda estirada hacia al frente un poco más adelante que su cuerpo, como si fuera a avanzar, pero algo se lo estuviera impidiendo. Unos segundos después, terminando de dar el paso que no había podido dar, se agacho y se llevó las manos a la cabeza halándose el cabello, cansado de fingir y mostrando completamente su frustración, mientras soltaba un gruñido que, podría apostar, se había escuchado a unos cuantos kilómetros a la redonda. Se puso de pie nuevamente, como si nada hubiera pasado, pasando su mano derecha por su cabello para organizarlo y que este no demostrara el momento de estrés que acababa de tener, comenzando a caminar nuevamente hacia el lugar de la prueba, solo que a un ritmo más lento. Al consejero le causo gracia todo lo que acababa de presenciar, dejando salir una sonrisa que procuro que el alfa no notara. - Esto es grave. Nunca habíamos visto algo así. Es una amenaza que se debe atacar de inmediato, pero al no saber nada de quien lo provoca, tenemos las manos atadas. Y en lugar de actuar y ver que se puede hacer con los guardianes que ya tenemos… - El rey manda a reclutar jóvenes inexpertos, para entrenarlos en menos de la mitad del tiempo de un entrenamiento normal y, de los cuales, por mucho saldrán dos buenos guardianes. – Lo interrumpió el consejero completando la idea del alfa. El alfa asintió, él no lo habría podido decir mejor. - Eso significa más trabajo para nosotros y no nos va a ayudar con este problema. – Dijo apretando los dientes para luego soltar un largo y pesado suspiro... tenía que controlar su frustración – Pero no puedo desobedecer al rey, ni aunque lo desee o lo crea correcto. - No es el único que se siente así, señor. – Comenzó a decir el consejero, buscando dar consuelo al joven licántropo – Muchos de los guardianes de Black Night piensan igual que usted y están inconformes, incluso me atrevería a decir que ninguno está de acuerdo con la reapertura de las pruebas y el adiestramiento de licántropos. Pero usted tiene que darles seguridad, mi señor; tiene que mostrar confianza en el plan impuesto por el rey para que pueda funcionar. Solo así podremos eliminar esta amenaza. El alfa sabía que Gerard tenía razón, pues por algo era su consejero. Como podría llamarse a si mismo alfa de una manda si no era capaz de darle confianza y seguridad a sus hombres. - Voy a encargarme de que aquellos que pasen las pruebas, sean los mejores. No voy a dejar pasar mediocridades… - Guardo silencio, como si estuviera tratando de convencerse a si mismo de que era una buena idea – Esto tiene que funcionar – murmuro. Siguieron caminando en silencio, aumentando nuevamente el ritmo para llega a tiempo al lugar de las pruebas. Cuando ya estaban cerca, el alfa dirigió la mirada a su compañero. - Es bueno poder hablar contigo, viejo amigo. – Dijo mientras ponía la mano sobre el hombro de Gerard. - Siempre es un honor poder ayudarle, mi señor – Dijo respondiendo a la muestra de afecto de su alfa. Al dirigir su mirada al frente y observar a todos los guardianes del clan reunidos, compartiendo ideas y mostrando su inseguridad acerca de este plan impuesto por el rey, volvió a dirigir su mirada al alfa – Creo que lo más conveniente mi señor, serian unas palabras antes de comenzar – le susurro Gerard antes de apartarse del alfa y ponerse en la posición que estaba especialmente asignada para él; al lado de su hijo Aaron. El alfa supo a lo que se refería cuando observo aquel grupo de licántropos que lo servían; la inseguridad que estaba en el aire se podía palpar con las manos. Los guardianes al verlo, rápidamente se formaron e hicieron un camino para que el alfa pudiera pasar. Al llegar a la mitad de todo el grupo, pudo observar a sus betas ubicados en el lugar correspondiente, mostrando su disposición y esperanza en sus ojos. Esto lo motivo a dar las palabras a las que se refería su consejero. - Se como se sienten. Se que estar aquí nuevamente no es fácil ni placentero. Desearía poder darles otra opción, una mejor, más rápida y mucho mas efectiva para esta amenaza que tenemos enfrente. Pero son ordenes del rey y se deben obedecer, pase lo que pase. Si no podemos hacer nada mas que seguir este plan, hagamos que sea el plan que nos va a sacar de este problema. Hagamos las mejores pruebas que existieron en la historia. Hagamos que solo pasen aquellos licántropos dignos de nuestro tiempo, sabiduría y empeño. Aceptemos solo a aquellos que van a ser capaces de respaldarnos en las batallas que vienen, que nos hagan sentir su apoyo en nuestras luchas. Hagamos que esto funcione. Yo estoy con ustedes, y espero que ustedes estén conmigo. Cuando el alfa termino de pronunciar la ultima palabra, los guardianes empezaron a emitir sonidos y gruñidos característicos de los licántropos, como símbolo de apoyo y admiración hacia su alfa, haciendo que el alfa emitiera un aullido que los betas y los guardianes restantes no dudaron en seguir. Una vez terminados los aullidos, el alfa hizo una señal, haciendo que todos fueran a sus puestos y que solo quedaran los de la posición final. Se ubico en la fila cuatro, mirando a los seis licántropos que había puesto el mismo al final de la prueba, pues eran los mejores que tenía el clan, y cuando estos asintieron con la cabeza, el alfa supo que estaban indicándole que ya estaban listos para comenzar. El alfa suspiro, preparándose para dar inicio al único plan que tenían en mente y que podría dar resultado… o podría llegar a fracasar. - Empecemos con esto.
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