El lugar donde los Black Night realizaban la prueba se encontraba a gran distancia, pues era especial para ese tipo de actividades, aunque para un lobo, el correr hasta allá no era más que un simple calentamiento. Al cabo de un rato, llegaron al lugar, quedándose detrás de unos árboles al borde del claro donde habían sido citados. Aunque sabían que habría muchos lobos interesados en realizar la prueba, les sorprendió la cantidad de aspirantes que había en el lugar.
Alice, como parte de su entrenamiento, estudio cada libro sobre historia y origen del mundo oscuro, por ello pudo distinguir todos los clanes que allí se encontraban. Cada clan vestía de diferente color, pues era representativo y único, ningún otro clan podía tener siquiera un objeto de algún color que no le correspondiera. Dependía también del tipo de fase lunar, sin embargo, la fama que tenía cada clan no era acorde al nombre, pues cada Alfa y su tribu se habían encargado de crear su prestigio y honor.
Los únicos que no estaban presentes eran los Luna Nueva. Se representaban con el color blanco, pues eran el clan donde se ubicaba el licántropo más antiguo del mundo oscuro; el rey. También eran muy sabios, con una intuición muy desarrollada, que hizo que tomaran el papel de supervisores. Pasaban periódicamente por cada clan, asegurándose de que todo estuviera en orden y que ninguna regla impuesta por el rey y por los antepasados de cada clan fuera desacatada.
Había unos pocos de Luna Creciente, que tenían una vestimenta de color gris. Estos se caracterizaban por su talento al crear armas que solo los lobos podían utilizar a su favor, pues estaban hechas con materiales que las demás especies no podían ni siquiera tocar. Sin embargo, cuando se trataba de agilidad, no eran muy buenos. Estaban conscientes de esta desventaja, por lo que permanecen ocultos en algún lugar del bosque que solo unos pocos conocían. Les gustaba vivir aislados de los demás, por eso a Alice le pareció extraño verlos allí.
Los Gibosa Creciente eran de color amaranto. No tenían talento alguno o algo que los diferenciara de los demás; sobrevivían como las demás manadas…pero llegaban a ser los más inestables. Tenían un genio demasiado sensible, lo que hacía que la furia se apoderase de ellos ante la más mínima provocación; eran como una bomba de tiempo, por lo que simplemente se transformaban y destrozaban a aquel que haya generado dicha reacción. Por eso mismo también eran los que tenían la tasa de mortalidad más alta de la especie, por no saber controlarse en su primera transformación. Se debía tener cuidado con ellos, y más por la gran cantidad que había para presentar la prueba; el lugar estaba lleno de color amaranto.
También estaban los Cuarto Creciente, con su característico color celeste claro. Son una manada muy tranquila, no tenían problema con ninguna r**a. Tenían una personalidad única… se podría decir que embelesadora; eran la versión opuesta a los Gibosa Creciente, pues gozaban de una gran serenidad. De igual forma, su cuerpo estaba completamente adornado con joyas haciendo notar su pasión por la orfebrería. Alice pudo contar al menos unos diez dentro de lo que alcanzo a ver, pero había muchos más sin lugar a duda.
Continuamos con el clan Luna Llena, que se caracterizan por su color azul oscuro. Estos eran los más fuertes junto con los del clan Black Night. Sus habilidades eran admirables, tanto que llegaban a tener roces con los Black Night, más que nada, generados por el instinto de competencia entre ellos por saber cuál era el que entrenaba mejores guerreros, por lo que nunca se había visto a ningún lobo de esta manada realizar la prueba de admisión. Todos sabían de esta “pequeña” rivalidad, por eso estaban extrañados de ver a Alice allí, pues ella... era una Luna Llena, y su vestimenta de color azul noche la delataba. Era la única de su clan que iba a competir por uno de los pocos puestos que todos allí deseaban, sin mencionar que era una de las pocas mujeres que se encontraban dentro de los aspirantes.
Gibosa Menguante, de color lila. Eran los sabelotodo, los autores de los libros del mundo oscuro, los que en el mundo humano llamaban literatos. Tenían una gran inteligencia y pasión por la investigación, sin embargo, no alardeaban sobre ello. Eran humildes, demasiado para el gusto de Alice, pues muchos clanes que estaban por debajo de ellos llegaban a abusar de su humildad sin razón alguna, incluso siendo los mas ignorantes del mundo oscuro. Eso la llenaba de rabia, que los clanes abusaran de su poder para joder a aquellos que lo tenían todo para ser superiores a muchos, era injusto; pero Alice no se metía en lo que no le afectaba a ella.
El naranja le correspondía a los Cuarto Menguante. Son fantásticos constructores, pues aseguraban que cualquier obra que hicieran gozaba de gran calidad y seguridad. Pero por lo que eran mas reconocidos era por sus sistemas de seguridad, pues eran infalibles; incluso algunos llegaban a detectar la presencia de desconocidos, o tenían un sistema de emergencia al ser amenazados. Estos sistemas eran colocados alrededor del clan o del objetivo que se quería cuidar, teniendo en cuenta que todo tenía su debido precio, y entre más eficiente fuera el sistema, más valor tendría. Su trabajo lo podría obtener todo aquel que pudiera pagarlo, incluyendo el buen trato, pues no toleraban ni la más mínima altanería.
Luna Menguante era un caso especial, pues se caracterizaba por estar compuesto únicamente por mujeres. Estas vestían de color palo de rosa, teniendo un extraordinario sentido de la moda y mostrando un asombroso don para diseñar prendas. Por esta razón, los clanes las convocaban a la hora de recibir un nuevo integrante, o simplemente, si querían hacer un cambio en el guardarropa. En la mayoría de los clanes, los Alfas apreciaban tanto su trabajo que hacían tratos con algunas de ellas para que diseñaran única y exclusivamente para su manada, mostrando una increíble originalidad en cada uno de los integrantes de dicho clan.
Había otros tres clanes cuyo nombre no obedecían a las fases de la luna, pero eran de gran importancia. Amanecer, por ejemplo, que vestía del llamativo color amarillo. Ellos... no hacían nada, simplemente existían. Y aunque otros clanes tenían papeles mucho más importantes e indispensables, ellos se creían los dueños del mundo oscuro, su ego brotaba por cada uno de sus poros y se hacían notar en cualquier lugar que estuviesen.
Los que vestían de n***o eran los Black Night, la guardia del rey. Eran extremadamente buenos en la batalla, tales como lo eran los Luna Llena. La diferencia entre estos dos es que los Black Night sirven al rey con los ojos cerrados y son los encargados de mantener el equilibrio y la paz en el mundo oscuro, mientras que los Luna Llena simplemente se servían a ellos mismos. Varios licántropos vestidos de n***o rodeaban el castillo del rey, protegiéndolo; eran soldados extremadamente fieles y capacitados para destrozar a todo aquel que osara hacerle daño al rey.
Finalmente estaba el clan sin nombre… de solo pensar en ellos, Alice sentía un escalofrió recorrer su cuerpo. Estos, que vestían de color verde oscuro, eran todos aquellos lobos rechazados o expulsados de su clan, ya sea por una falta extremadamente grave, traición, demencia, incumplimiento de leyes o en la mayoría de los casos… por haber errado en la prueba de admisión de los Black Night.
---
Patrick observaba el panorama que tenia enfrente con el ceño fruncido ¿De dónde habían salido tantos lobos? Estaba seguro que en las pruebas anteriores se habrían presentado menos de la mitad de los participantes que allí se encontraban, representado tres o cuatro clanes a lo mucho ¿Qué había de diferente ahora? Definitivamente no lo entendía, lo que lo angustiaba el triple de lo que ya estaba, haciendo que su cabeza protestara con un fuerte dolor de cabeza.
- ¿Y? - Patrick giro la cabeza encontrándose a Alice recostada en un árbol que estaba junto a el - ¿Qué opinas de esto? – Dijo ella señalando con la cabeza el gran grupo que se encontraba frente a ellos.
- Nunca había visto una prueba tan concurrida como esta – confeso torciendo la boca con disgusto.
Se hizo un corto silencio entre ellos, como si estuvieran buscando el lado positivo de toda esta situación.
- ¿Crees que tenga una oportunidad? – Dijo Alice con un tono que a Patrick no le gusto; estaba con los ánimos bajos, lo podía sentir… lo podía oler.
- Eso es lo que me da melancolía… – Alice lo volteo a ver con un gesto de confusión, rozando en el disgusto. Patrick no pudo evitar reír por lo bajo - … Que estoy más que seguro de que lo lograras.
Alice tuvo que voltear su mirada a otra parte, pues no podía darse el lujo de llorar en ese momento; Patrick había sido como un padre para ella, pues fue quien la entreno, quien le enseño todo para sobrevivir en aquel mundo, quien le enseño a sentir… a ser fuerte. Lo había sido todo para ella.
- Te voy a extrañar – Dijo Alice tratando de sonar lo más neutral que pudo.
- Y yo a ti mi luna llena – Se acerco a ella y tomando un mechón que se había escapado de la coleta que se había hecho la joven, lo puso detrás de su oreja.
- Me visitaras ¿verdad? – dijo ella tomando la mano del ya viejo lobo.
Acaricio el rostro pálido de la chica, y cuando estaba a punto de responder se escuchó un característico silbido. Ya era hora. Tomo la cabeza de Alice con suma delicadeza mientras le daba un beso en la frente, se apartó y dándole la espalda empezó a trotar hacia lo profundo del bosque, evitando así que la joven viera las solitarias lágrimas que recorrían sus mejillas.
Alice, con los ojos aun puestos en la dirección en la que se había ido su Alfa, suspiro profundamente y camino hacia el claro del bosque donde se encontraban los licántropos formándose nerviosos. Navego entre toda la gente para poder ver a aquel que los llamaba. Había una línea de cinco licántropos vestidos de n***o frente a ellos, cada uno erguido con los pies separados y las manos en la espalda, dando así una sensación intimidante a todo aquel que los veía. El que había realizado el llamado por medio del silbido dio un paso adelante, estaba justo en la mitad. A Alice le llamo la atención el mechón de cabello de color blanco justo arriba del lado derecho de su frente, que surcaba su oscuro flequillo. Era alto y fornido como los otros cuatro, con unos ojos pardos muy penetrantes.
- Bienvenidos – Su voz retumbo en el silencio sepulcral – Vamos a ir directo al grano dadas las circunstancias y el poco tiempo que tenemos. Vamos a ir llamándolos por su nombre al mismo tiempo que se les dará un numero para que se ubiquen en su respectivo puesto, tienen que estar alerta pues no los vamos a nombrar más de dos veces y tampoco toleraremos que se hagan en un puesto que no es el correspondiente. Se van a armar grupos de siete participantes. – Una vez dicho esto giro hacia sus cuatro compañeros y les hizo una señal, haciendo que estos comenzaran con el protocolo de organización.
Empezaron a llamar uno tras otro. Alice no pudo evitar escuchar la conversación que sostenía una pareja de lobos detrás de ella.
- Me dijeron que los que van en la primera ronda son los que la tienen mucho más difícil.
- Claro, pues los guerreros que van a estar a lo largo de la prueba van a estar con las energías muy recargadas. En cambio, con los últimos ya van a estar más cansados.
- Exacto. Además, mi contacto me dice que el participante que va en el centro nunca pasa la prueba, ni si quiera llega hasta el final.
- ¿El numero cuatro? ¿Por qué?
- No lo se exactamente, pero dicen que ese puesto la tiene mucho más difícil que los demás.
Alice no pudo escuchar más de la conversación, pues escucho como una voz gruesa y profunda decía su nombre.
- Luna Llena, Alice. Puesto número cuatro.
“Mierda” pensó mientras caminaba bajo la mirada interrogante de los demás participantes. Si lo que había escuchado de esa conversación era cierto, estaba doblemente jodida, pues no solo le había tocado la primera ronda, sino que le había tocado en todo el centro.
Cuando estuvo en su puesto, el lobo con mechón blanco se situó justo frente a ella, a muy poca distancia, mirándola fijamente. Alice no supo cuánto tiempo estuvieron así, pero no se dejó intimidar y no aparto ni un segundo su mirada de los ojos de aquel hombre. Este levanto las cejas al ver la reacción de Alice, era de las pocas que podía sostenerle la mirada de esa manera… casi con un aire de insolencia, pero lo dejo pasar. Tomo la maleta de la joven y se la lanzo a su compañero, el cual desapareció en el bosque con las siete maletas de los primeros siete participantes.
El lobo de ojos pardos se aparto de Alice y se situó frente a todos nuevamente.
- Una vez que los participantes estén en su puesto se dará inicio. – Hizo una pausa corta para continuar – La prueba es simple. Se encontrarán con tres fases. La primera es de dificultad I, en la que se encontrarán con guerreros de nivel básico. La segunda fase es de dificultad II, pues se tendrán que enfrentar a guerreros de nivel medio con la suma de unos cuantos detalles. – No pudo continuar hablando, pues se armo una ola de susurros desesperados provenientes de los participantes angustiados por lo que acababan de oír. Le basto con solo una mirada para que todo volviera a estar en completo silencio – Y finalmente la fase final es de dificultad III, donde además de tener guerreros de nivel alto, se encontraran con unas cuantas sorpresas más. En el inicio cada una de las fases habrá un grupo de nosotros esperándolos para darles nuevas indicaciones en caso de haberlas. Cabe aclarar que lo único que no se permite en el desarrollo de esta prueba es el asesinato… Sin nada más que decir – una sonrisa escalofriante se posiciono en sus labios mientras decía esa última frase – Que comience la prueba.