Cinco

228 Palabras
A veces, cuando llegaba temprano a clases, no podía evitar observarte. La manera con que acomodabas tu mochila en el lado derecho del banco... Dicen que las personas pueden ser definidas por sus pequeños hábitos, y tu tenías tantos de ellos. Cómo saludabas a cada una de las personas que entraban detrás de ti... Todos eran tocados con tu bendito ''Hola'', purificados con tu palabra. Esa sonrisa intacta, a pesar de lo temprano que era... Lo cual me llevaba a cuestionarme incasables veces qué tan real era. Es imposible sonreír siempre, ¿Qué se ocultaba detrás de esa expresión de felicidad? ¿A caso fingías a menudo? ¿Y tus penas dónde estaban? ¿Y tus preocupaciones? ¿Por qué no te permitías estar triste por momentos? La forma en que me mirabas de reojo al saber que te estaba analizando... Lo sabías. Y es que eras un misterio para mí Damián, una fuerza mayor me empujaba a estudiarte y hacerme preguntas sobre ti, tenía la total certeza de que algo no cuadraba, no encajaba allí, me atraías porque tenías un secreto, algo oculto muy el fondo. Mi instinto había descifrado en ti algunas incoherencias y debía resolverlas para estar en paz. La sencillez con la que tus ojos se iluminaban cuando aparecía ella... Y a mí me parecía que eso era lo más real del mundo, no había forma de que ese brillo tuviera algo de incierto.
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