Veo la cara de Thompson, parece bastante desencajado, pero me tiene sin cuidado quien sea. Nadie es capaz de intimidarme. -Habla de una vez, que no me gustan las adivinanzas. -Elizabeth – nos interrumpe Angelina -. ¿Cómo estás, hermanita? Se acerca a mí con la finalidad de abrazarme, pero la detengo con un gesto. -Thompson, déjame con mi hermana. Luego vemos los detalles de esa demanda. Él solo asiente y sale, James lo sigue en silencio y cierra la puerta. Mi hermana me abraza, sacándome un quejido por el dolor en mis costillas. -Ay, lo siento, Beth… deberías estar en casa. Pero, agradezco que estés aquí, porque tengo algo así como un problema. Se muerde el labio y esa cara no me gusta. -¿Por eso hablaste con James? – ella asiente y su mirada es de una chica que le interesa… -. No

