—La verdad si, soy insaciable, me gusta hacer el amor con Alfredo y no lo voy a negar, si mamá decidió que el sera sus ojos pues que lo sea, lo que ella no sabe es que vamos a disfrutar esto y mucho.
—Eres exquisita Catalina, te voy a hacer el amor hasta que ya no resistas un minuto mas y tú misma me pidas parar.
—Hazlo como quieras, el experto eres tú —le digo entre jadeos, llevamos mas de una hora en la cama y cada vez es mejor—.
—Haré que te vengas una y otra vez para que no te olvides de mí tan fácil.
—Sus palabras son música para mis oídos, esta dentro de mi, penetrándome una y otra vez sin parar, de pronto siento como sale completamente y siento un vacío el cual tarda muy poco porque Alfredo me pone de espaldas hacía él, me hace apoyar mis rodillas y y mis manos a su vez, poniéndome en una posición muy prometedora, una vez así pasa una de sus manos por mi v****a y la acaricia un poco.
—¿Lista? —pregunta y asiento—.
—Empieza a entrar en mi otra vez y la sensación es más fuerte, siento como va llenando cada espacio de mi interior, esta llegando a donde no había llegado nunca, siento más dolor, me gusta pero no deja de doler, creo que esta va a ser mi posición favorita a partir de ahora.
—Si te duele mucho paramos.
—No, continua.
—Sigue entrando en mi interior, me toma con una mano de la cintura y con la otra toma mi cabello, aprieta un poco mi cintura y envuelve mi cabello en su mano un poco, empieza a penetrarme desde atrás y empieza a halar un poco el cabello, lo hace con tanta precisión que siento que me derramo con él en mi interior, me penetra cada vez más fuerte y siento que me va a partir en dos, suelta mi cabello y me agarra la cintura con ambas manos y me penetra más fuerte, creo que no me cansaría nunca de esto, me penetra como si de eso dependiera su vida, cuando siento que va a parar se aferra más y me da con más fuerza hasta que siento como se derrama nuevamente en mi interior. Nos quedamos así por unos segundos y empieza a salir de mi, se va directo a la ducha y al salir él voy yo, es necesario ducharme.
—Permito que el agua recorra mi cuerpo mientras recuerdo cada detalle de lo que acaba de pasar, quisiera repetir esto una y otra vez pero la realidad es otra, mi realidad es otra mejor dicho.
Un rato después.
—¿Estás bien?
—Lo mismo me pregunto yo Catalina, no se si estoy bien ¿Sabes qué también me pregunto?
—¿Qué?
—¿Si se tu juego no se por qué continuo aquí? Al final el único perjudicado en todo esto seré yo, se que tu jamas me elegirás a mí.
—¿Tenemos qué hablar de eso ahora?
—Es totalmente necesario hablar de todo de ser posible.
—No quiero hablar, solo espero continuar con esto que tenemos.
—¿Y si tu mamá lo nota?
—Espero que no.
—No estés tan segura de eso Catalina, Carlota es muy lista.
—Hasta ahora no lo ha notado —alza una ceja—.
—No estés tan segura de eso.
—¿Te ha dicho algo?
—No, pero a Madeleine si.
—La tía no ha querido hablarme desde ayer, esta enojada por mi decisión.
—¿Quieres qué te lleve a su casa y así hablan?
—No creo que quiera hablarme.
—Vamos, se que lo hará.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Nos vera juntos y quizás baje la guardia.
—Influyes mucho en ella ¿no?
—Me quiere como un hijo Catalina, así que vamos, vistete y vamos.
—Vale, pero hazme el amor antes —sonríe—.
—Como tu digas.
—Hacemos el amor nuevamente y pasado un rato me lleva a casa de la tía Madeleine, esta al verme pone cara de pocos amigos, esta enojada conmigo lo sé y me duele su mirada pero la entiendo.
—Alfredo mi niño ¿Y esa sorpresa?
—Madeleine —la abraza— solo pasaba a visitarte.
—Tía.
—Hola Catalina.
—¿Vas a estar así mucho tiempo?
—No esperes más de mi por ahora Catalina.
—Tía, sabes que esto era necesario, tú muy bien sabes que mamá nunca aceptara una relación con Alfredo, lo considera parte de la familia y lo vera como una traición a su confianza.
—¿Y qué harás ahora a ver? ¿Seguir con ambos cómo lo has hecho siempre?
—Quiero a Alfredo tía.
—Pues no lo parece, lo que parece es que juegas con él a tu antojo.
—No es así.
—Asi como le dijiste a tu mamá que estas saliendo con ese chico, le hubieras dicho lo que sientes por Alfredo sin importar las consecuencias, pero quizás él no es suficiente para ti.
–No digas eso tía, Alfredo me importa mucho más de lo que piensas.
—Demuestralo Catalina.
—Ya basta, basta de hablar de mi como si no las estuviese escuchando, ¿A dónde llegaran con esta discusión tan absurda? Madeleine, sabemos que Catalina bajo su egoísmo hizo lo que hizo y eso ya no lo puede cambiar, merece que estemos todos enojados con ella pero mejor la dejamos tranquila y que asuma su error ella misma, ya se dará cuenta que lo fue y estoy seguro de eso, solo espero que no sea tarde cuando eso suceda —no esperaba escuchar eso— ahora, ¿Por qué mejor no olvidamos lo que tu loca sobrina hizo y nos Brindas algo de comer? No hemos comido nada y yo particularmente tengo mucha hambre —alza una ceja en modo juguetón y imagino que mi tía entendió perfectamente lo que intento decir—.
—Lo haré por ti Alfredo, no por ella, vamos al comedor, hoy pedí que prepararan el almuerzo tarde y ya ha de estar listo.
—Estupendo, tú si que mereces el cielo —la abraza nuevamente—.
—Lo sé, sin embargo andas con quien merece el infierno.
—Te escuche tía, pero mejor te ignorare.
—Me tiene sin cuidado Catalina, ven Alfredo, toma asiento a mi lado, así mi almuerzo sera mas cómodo.
—Seguro que si, todo esto se ve tan delicioso como tu sobrina —ríe—.
—Que bien que lo mires de ese modo, solo espero no te canses de ello, ¿Sabes? Yo los apoyaré en todo lo que quieran, estoy enojada si, pero es por la actitud tuya Catalina, solo piensas en ti, pero no por eso dejare de apoyarlos, espero algún día y lo que tienen sea mucho mas grande que ahora y que solo sean ustedes dos.
—Gracias Madeleine.
—Gracias tía, entiendo tu enojo pero gracias, sin tu apoyo siento que estoy mas sola de lo normal.
—Nunca lo estas y nunca te dejare sola, en nada, ahora comamos antes de que enfríe la comida ya luego conversaremos de todo lo que quieran con una copa de vino.
—Como digas querida Madeleine.