Prólogo
341 Palabras
—Intenta no acercarte demasiado —mi voz suena como un murmullo muy bajo. Apenas me logra escuchar y me observa con su ceño fruncido.
—¿Acaso te pongo nervioso?
Retrocedo dos pasos.
—¿Es que acaso no puedes comportarte como un hombre? —no puedo controlar mi viperina lengua. Rápidamente su semblante cambia a uno más sombrío.
—¿Lo dice el que le gusta que le metan el webo por el culo?
Sin poder detenerlo la palma de mi mano arremete con mucha fuerza en su rostro. Su cara gira al modo que mi palma impacta en ella. No puedo creer que lo haya bofeteado. Pronto en como abro mis ojos de la sorpresa el me regresa el golpe en mi nariz la diferencia es que fue con el palma cerrada, con sus anillos en los nudillos. Gimoteo del dolor, por simple inercia toco el lugar afectado notando que hay sangre saliendo de ella. Y no solo eso, sino que otro golpe impactan a mi pómulo izquierdo y otro en el derecho. Sin poder tener el dolor dejo que las lágrimas desciendan de mis ojos. Con la rabia del mundo me levanto del suelo y le grito: —¡Quiero que te largues de mi casa maldito demente!
La sorpresa en su rostro me descompone haciéndome llorar aún más fuerte. Que me mienta y me llene de ilusiones es una cosa y otra es que llegue a golpearme como un animal desprotegido.
—¡No debiste haberme abofeteado!
—Me importa una mierda, Iván —más lagrimas descienden—, solo quería una puta explicación, ¡Pero no! —le grito fuertemente—. ¿Cuándo vas a madurar y enfrentar tus errores?
No comenta nada. Todo queda en silencio, omitiendo mis gemidos.
—No debiste enamorarte de mí…
—¡Y cómo me arrepiento! —bramo.
—Yo… —se calla de golpe, dura unos minuto así hasta que continua—, me casare dentro de una semana.
Lloro más fuerte… me duele los ojos y mi rostro. No se cómo debería reaccionar ante eso, sin embargo una risita hipócrita sobre sale de mis labios sin poder detenerlas.
—Solo lárgate de mi casa… y por favor, no vuelves a buscarme….
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