Los gemelos eran personas interesantes y divertidas. Danielle siempre trataba de buscar cualquier excusa para poder cantar o tararear algún tipo de música punk o metal pesado que tanto le encantaba. Y Gabrielle, ella era reservada, tranquila, sabía que tenía un gusto por los dulces y la lectura. A medida que los iba conociendo pude sentir que estaba siendo aceptada de nuevo a un grupo.
-¿Puedo saber que hago aquí?-le pregunté una vez más a Patrick mientras llegamos al edificio de la colonia portuguesa en la parte baja de la ciudad.
En mi brazo cargaba la pelota que les había prometido aquellos niños. El viaje había sido lento y suave para la rabia de Patrick quien amaba la velocidad.
-¿Es necesario que vinieras con eso?-gruñó.
-Si, lo prometí-le recordé-Si no los hubieras hecho llorar
