Mis manos estaban teñidas de sangre. Los gritos de Jessica me seguían atormentando y por más que trataba de dormir siempre su rostro se aparecía en mis sueños como señal de que cargaría su muerte como una cruz en mi espalda. -Alice ¿estás bien?-mamá me pregunta detrás de la puerta. ¡no! Claro que no lo estaba, el karma actuaba rápidamente por asesinar a mi mejor amiga la noche anterior. Mi estómago se sintió algo revuelto, pude ver que todo me daba vuelta y para quitar mi malestar tenía que ir al baño a vomitar. Sin avisar corrí con todas mis fuerzas como si mi vida dependiera de eso y llego al baño. Una arcada. Respiro, Dos arcadas. Respiro y ya me siento mucho mejor. Dejé que fluyera algo más como si con esto todo el peso de mi conciencia se fuera por el drenaje. -No estas bien

