- ¿Acabaste? - Me pregunto Mariyka cuando me calmé y sequé las lágrimas. - Ahora vete y golpéalo, como tú sabes, para que su cabeza perdida se ponga en su sitio. - No lo creerás, pero es exactamente lo que quiero hacer ahora, - sonreí pensando que lo hice bien contándole todo. Al menos ahora tuve el apoyo de una amiga. Me arreglé y vestí con un vestido de mujer. No por Iván, solo no quería aparecer con los pantalones cosacos delante el Hetman, me pareció indecente. - ¿Que tal estoy? - pregunte a Mariyka, porque no había ni un solo espejo en el campamento. - ¡Como una princesa! - sonrió mi amiga, - eres muy guapa y muy buena persona. Tu marido será un tonto perdido, si te deja escapar. La abrace y entre en la tienda de atamán donde me esperaban. Me he encontrado con un hombre represent

