
A su corta edad Cordelia se ha quedado sin nada, su padre ha muerto, y su madre la ha abandonado llevándose todo lo que pertenecía a la familia. Su sueño de ir a la academia de arte se ve truncado, y ahora trabaja como camarera, vendedora, o lo que sea que le de dinero suficiente para pagar el motel que ahora es su hogar.
Hasta que se reencuentra con una vieja amiga de su padre, y devastada por lo que pasa Cordelia, le ofrece un gran trabajo que la puede llevar de nuevo por el camino de la pintura.
Lo que no se esperaba era tener que viajar a otro estado para esa oportunidad, o que esa oportunidad viniera acompañada de un ardiente vecino que no le quiere poner las cosas faciales, al menos no a cambio de algo muy lejano a una inocente amistad.

