Todo lo que recibía de los abogados eran facturas y malas noticias. —Joder —Escupí mientras colgaba el teléfono por satélite. Ese acuerdo había empezado como un reloj y, de repente, se había frenado y yo estaba atascado en medio del mar sin una asistente y sin correo. Ojalá Evan hubiera encontrado al topo para poder volver a casa tranquilo. Se oyó un golpe en la puerta.
—Adelante —Dije. Si hubiera sido cualquier otra persona que no fuera Lois, no habría respondido, pero ella era tan intuitiva que siempre sabía lo que quería antes que yo mismo, por no mencionar que era muy guapa. Se había convertido en mi asistente.
—Hola, le traía un café, pero ¿he llegado en mal momento? —Suspiré mientras me reclinaba en la silla.
—Gracias. En este trabajo nunca hay buenos momentos. —Hizo una mueca y p
