—Loren mírame. —Pidió Leo al notarme pensativo. —¿No hay algo de lo que quieras hablarme? Medité cada palabra, luego respiré hondo. —Tal vez. En la mañana fui al médico… La expresión seria y la mirada que difundió desconfianza cambió. De pronto parecía preocupado. —¿Al médico? —Preguntó interrumpiéndome con voz afligida. —Sí… Pero no es nada de lo que tengas que preocuparte. No es nada grave. El asunto es que luego de ir a dejar a Eva, me encontré con Nómada justo frente de tu casa… —Nuestra casa querrás decir. — Corrigió mirándome fijamente. Asentí. —Bien, Leo. Nuestra casa. Quiso acompañarme, no quería, pero al final acepté. Estuvo conmigo hasta mediodía, pero al volver, yo fui por Eva y ella... ¿Qué se yo? Me veía reflejando recelo. No le había convencido mi explicación.

