Primer encuentro

1410 Palabras
Pasaron los días y llegó el momento de conocernos. La cita sería en una fiesta donde se congregaban las personalidades más importantes de la ciudad. Si quería salvar el pellejo de mi familia, debía lucir impecable… o al menos lo suficiente para llamar su atención. Después de una ducha larga, me dirigí al clóset. A pesar de que normalmente vivía entre jeans rotos y camisetas de bandas, esa noche necesitaba convertirme en algo diferente. Elegí un vestido amarillo intenso que contrastaba con mi piel. Escotado en la espalda y con una abertura en la pierna derecha, dejaba entrever algunos de mis tatuajes, y las tiras finas realzaban mis hombros y espalda, dándome un aire de femme fatale. Mi cabello corto no requería mucho esfuerzo, así que concentré mi energía en el maquillaje: ojos ahumados y labios rojos. Por último, un par de sandalias negras de tacón alto. Estaba lista para la batalla, lista para enfrentar a Erik. —Vámonos —dije con determinación. Nos subimos al Alfa Romeo y, aunque mi padre intentó iniciar una conversación, yo le respondí con monosílabos, manteniendo la distancia necesaria para preservar mi orgullo. Cada minuto junto a él aumentaba la tensión que sentía en el pecho. Al llegar, la magnitud de la fiesta me sorprendió. Aparcamos y un valet tomó el coche mientras subíamos la escalinata hacia la entrada. Guardias y una recepcionista revisaban las invitaciones con profesionalidad, y yo trataba de mantenerme concentrada. Al entrar, la sala amplia estaba llena de hombres y mujeres vestidos con ropa impecable, joyas caras y copas de champaña en la mano. El aire estaba impregnado de lujo, poder y expectación. Mi padre fue interceptado por un hombre desconocido, y aproveché para explorar el lugar por mi cuenta. Entre los rostros conocidos, lo encontré finalmente. Estaba en medio de una conversación animada con un par de hombres, sus gestos seguros, su postura dominante. Mi corazón comenzó a latir con fuerza; un escalofrío me recorrió mientras me acercaba. Tomé casi toda mi copa de champaña, buscando un poco de valor, y me acerqué a la barra fingiendo pedir algo. Me apoyé ligeramente, mostrando la espalda y la pierna rasgada por la abertura del vestido, y sentí su mirada caer sobre mí. Esa mirada… me atravesaba, y un calor extraño se instaló en mi vientre. Dejó de hablar con su grupo y se acercó lentamente: —Hola… —su voz profunda me hizo estremecer. —Hola, ¿cómo estás? —respondí con picardía, intentando parecer segura. —Sabes, hay algo que no entiendo —dijo, sus ojos verdes atrapándome. —¿Qué será? —Cómo una mujer tan hermosa puede estar sola. Es algo que no cabe en mi comprensión. —Tal vez porque espera encontrarse con el hombre correcto —respondí, dejando escapar una sonrisa mientras bebía un trago de vino blanco. Sentí cómo sus ojos me recorrían de arriba abajo, estudiando cada gesto, cada movimiento. El aire entre nosotros era eléctrico, cargado de tensión y promesas silenciosas. —Me llamo Erik. Mucho gusto. —El placer es mío. Eliza. Cuando nos estrechamos la mano, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Nunca había sentido algo así. Cada fibra de mi piel estaba alerta, esperando. En ese instante, mi padre apareció oportunamente, interponiéndose entre nosotros. —Erik, querido. Ella es mi hija. Ya veo que los dos se están conociendo. Qué agradable sorpresa. Le lancé a mi padre una mirada cargada de odio, incapaz de disimularla. —Sí, estábamos… conversando —dijo Erik, con una leve sonrisa que no podía descifrar del todo, mientras sus ojos seguían fijos en mí. Sentí cómo mi cuerpo reaccionaba ante su presencia, cómo mi mente empezaba a imaginar lo que ese hombre capaz de controlar todo a su alrededor podría hacer conmigo. —Perfecto. Por cierto, ¿podemos hablar del asunto del que conversamos el otro día? Creo que es pertinente. —Seguro… Eliza, espero que tengamos oportunidad de encontrarnos luego. —Me encantaría. Los dos se alejaron hacia un rincón del salón, y yo me quedé sola, intentando procesar todo lo que acababa de pasar. Erik me había impactado de una manera que me hizo estremecer sin previo aviso. No podía identificar si era el color de sus ojos, la fuerza que transmitía al estrechar mi mano, la sonrisa impecable o simplemente su porte dominante. Todo parecía confluir para despertar en mí un deseo que ni siquiera sabía que existía. Decidí alejarme del tumulto y me dirigí a unas escaleras que conducían a la piscina. El ambiente allí era más relajado, con un DJ, música vibrante y chicas repartiendo chupitos de tequila y vodka. Las mesas rodeaban la gran piscina y, a un lado, un jacuzzi invitaba a los más atrevidos. Preferí continuar explorando y encontré un pequeño jardín con vista a la ciudad. Las luces de los edificios brillaban como diminutas estrellas, y por un momento todo pareció calmarse. Hasta que sentí calor detrás de mí. Me giré y allí estaba Erik, en perfil perfecto, con esa calma que parecía absorber todo a su alrededor. —Linda vista, ¿no crees? —dijo. —Sí… hermosa. Esta ciudad tiene algo magnético —respondí, tratando de mantener la compostura. —Estoy de acuerdo. Aunque no nací aquí, siento que siempre he pertenecido a este lugar. Suena un poco tonto. —Para nada. Su sonrisa me hizo sentir como si el mundo se moviera bajo mis pies. —¿Qué te ha parecido la fiesta? —Un poco formal para mi gusto —reí. —Lo presentí. Espero que no estés aburrida. —Con tu compañía lo dudo mucho. Pero estás muy ocupado. —Sí… cansa un poco esto de saludar a los contactos, pero es parte del trabajo. Mi mente luchaba por mantenerse en un diálogo normal mientras sentía cada uno de sus movimientos, la intensidad de su presencia, el calor que irradiaba. Cualquier palabra que le pidiera, sentí, la cumpliría sin cuestionarla. —Te confesaré algo, aunque creo que no me lo creerás —dijo, acercándose un poco más. —Pruébame —contesté con una sonrisa, aceptando el juego. —Llamaste mi atención apenas entraste a la fiesta. —¿Es broma, cierto? —Para nada. Te soy sincero. Incluso pensé que no tendría tanta suerte, que quizás me pasarías de largo, ignorándome. No pude evitar reír. Su sonrisa me dejó desarmada. Sentí cómo el calor subía por mi cuello, cómo mi respiración se aceleraba y cómo la tensión entre nosotros se volvía casi insoportable. —Pero aquí estamos, hablando y pasándola bien. —Tu compañía ha hecho que mi noche cambie por completo. Erik sabía exactamente cómo hablar, cómo seducir sin tocarme todavía. Cada palabra, cada tono, parecía medida para despertar algo profundo en mí. Poco a poco, se acercó, su aliento rozando mi piel, su cuerpo emitiendo calor y autoridad. Mis mejillas se sonrojaron y tuve que contener el impulso de acercarme aún más. Finalmente, dejó de lado las palabras y nuestros ojos hicieron todo el trabajo. Me miraba con una intensidad que me atravesaba, que me consumía. Y entonces lo sentí… sus labios sobre los míos. Cerré los ojos y me dejé envolver por su beso. Su lengua jugaba con la mía, mordiendo suavemente, dominando sin prisa, mientras sus manos se posaban sobre mi cintura, acercándome más. Hice un pequeño gemido, recordando que estábamos en público, aunque la idea de que nadie viera lo que deseaba con tanta fuerza no me importaba en lo absoluto. Quería sentirlo, quería que me reclamara, que me tomara allí mismo, que me hiciera suya. Pero el recuerdo de que esto era una transacción me golpeó, recordándome que debía contenerme, que debía mantener el control. Aun así, bajo ese primer roce, una parte de mí comprendió algo esencial: Erik no era solo un hombre poderoso y peligroso, era alguien capaz de despertar en mí un deseo y una sumisión que jamás había sentido de forma tan intensa. Se alejó de mí, lentamente, hasta que acercó su boca a uno de mis oídos: —Debo ausentarme. Prometo que nos veremos pronto. Sólo asentí. Nos volvimos a mirar y luego, a besar. Estuvimos un rato así hasta que giró su cuerpo y se perdió en el grupo de gente que estaba dentro del gran salón. Yo permanecí en el mismo lugar como si tuviera los pies enterrados sobre la tierra. Luego me sentí lista para irme de allí y tratar de enfrentar la situación lo mejor posible.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR