—Hola— le sonreí para apreciar su aspecto, su figura y esa hermosa melena rubia, debía disculparme cuanto antes, del mismo modo ella parecía perdida en un vaivén libido, no quería creerlo, creer que el deseo existía entre ambos, era normal, pero no conveniente. —Adelante— murmuró rompiendo todo, dejándome en la puerta, dándose la vuelta para caminar a su sala principal con aquellos espejos y luces, de mi parte tuve que suspirar antes de poder ingresar y cerrar aquella puerta. —Nilüfer— la llamé en un corto susurró que por milagro pudo escuchar, en un segundo giró a mi, perdiéndose de nuevo en mi, tal vez ella se carcomía como yo... y esto que nos ocurría. —Luces increíble, las chicas hicieron un buen trabajo, hablando de ellas, veo que fue divertido conocerlas— atajó sin dejar aún la

