CAPITULO 4

1411 Palabras
Selene no pudo evitar llorar ante el recuerdo, debió darse cuenta desde ese momento; debió rendirse con Virginia, desde que la rechazó por primera vez. Su corazón estaba herido y muy lejos de encontrar serenidad en el silencio de su nuevo departamento, solo hizo que el vacío dentro de su pecho creciera, convirtiéndose en un abismo, que amenazaba con consumirla y estaría dispuesta a dejarse arrastrar, porque amo y su corazón fue destruido. Pensando en que no debió insistir, pero…   El día siguiente al encuentro desastroso del sábado por la noche, Virginia desapareció sin ningún aviso para evitar la preocupación de Selene, quien llamó a su móvil más veces de las que era capaz de recordar. Su corazón se sentía angustiado por lo ocurrido, temía que su amistad terminara por aquel desliz. “Me gustas” había dicho con pasión y no era ninguna mentira, estaba completamente enamorada de la rubia, pero sus sentimientos no parecían ser correspondidos por su guapa amiga. Pasó el día entre arrepentimientos, desesperación y finalmente con la decisión de marcharse.   Encontrar otro sitio donde quedarse no sería difícil, tenía amigos y podía mudarse con cualquiera de ellos, al final de todo ella pagaba sus gastos, y no sería una molestia para ninguno o eso había creído, pero después de llamar a cada uno de ellos excepto David, ninguno había querido compartir departamento con ella. Resignada marcó el número de David. Había deseado no tener que molestarlo. Podía ver el interés que él tenía en ella a pesar de saber que los chicos no eran lo suyo.   —Hola David, perdona que te moleste a estar hora me preguntaba si tu —no puedo continuar el hilo de la conversación, no cuando, la puerta del departamento se abrió abruptamente, mostrando a una más que achispada Virginia.   —Lo siento David, te llamó luego —colgó, camino hasta donde su amiga parecía incapaz de sostenerse en pie.   —¿Qué…? —no puedo continuar cuando el dedo de Virginia silenció sus labios. —Esto, es tu culpa —Selene bajo la mirada ante la acusación, por eso debía irse, sus planes no cambiarían, no quería esto para ellas.   —Lo siento —sus ojos se llenaron de lágrimas; lágrimas que se rehusaron a abandonar sus ojos. Ayudó a Virginia en completo silencio, una vez que la llevó a su habitación, la desvistió con cuidado. Consiguió toallas y un balde de agua, para poder limpiar el cuerpo de la rubia y ayudar a que los efectos del alcohol fueran a menos ¿Que había hecho? Selene, no sabía si la pregunta era para Virginia o para ella. En todo caso, se consideraba responsable de lo ocurrido.   ⧓⧓ Virginia despertó gracias al dolor de cabeza que era imposible ignorar. Trato de recordar lo que había ocurrido, pero su mente estaba en blanco, levantó la sábana para darse cuenta que estaba prácticamente desnuda ¿Selene y ella? Negó, se había marchado en la mañana, muy temprano para su gusto, estuvo rondando por uno y varios lugares, sin encontrar un punto de descanso. Se emborrachó y no tenía idea de cómo había llegado a casa, un acto reprochable, incorrecto e irresponsable. Se puso de pie, para coger una de las playeras tres tallas más grande, con la que solía dormir, no tenía idea de la hora que era. Se dirigió al baño y se lavó la cara, cepillo los dientes. Todo un ritual antes de enfrentarse a la morena y preguntar ¿si ellas…? Negó con un movimiento de cabeza, del cual se arrepintió, cuando un mareo le hizo sostenerse a la pared más cercana. Se maldijo en más de un idioma, ella no toleraba el alcohol, ni siquiera el vino, a diferencia de su hermana Victoria. Salió de su habitación, preparándose mentalmente para hablar con Selene, pero la soledad le dio la bienvenida, no había nadie en la sala, buscó en la habitación de su amiga, pero estaba vacía, la cama estaba hecha y no había rastro de la mulata por ningún rincón de la casa, excepto la nota, sobre la mesa junto a una taza de sopa.   —Desayuna, tomaré notas por ti… —Virginia leyó las cinco palabras escritas en el trozo de papel. Cerró los ojos, antes de sentarse y desayunar la sopa que Selene le había preparado, observó el reloj eran más de las diez de la mañana ¿Qué haría el resto del día? No tenía idea, quizás ordenar sus pensamientos o aceptar el hecho de que no podía borrar la sensación de los labios de Selene sobre los suyos; que por mucho que lo había intentado, no podía dejar de sentir la calidez de su piel en sus dedos, su humedad. Virginia gimió, echó la cabeza atrás, estaba perdiendo la cabeza. Su madre pegaría el grito en el cielo si un día llegara a enterarse que había besado a otra mujer y no solo besado, sino también había tocado la intimidad de otra mujer y no cualquier mujer…   ⧓⧓⧓⧓ —Virginia ¿Está bien? —Alexa preguntó,  mientras caminaban hacia la salida del campus.   —Sí, lo está —Selene, no quería pensar en la rubia, no quería seguir preocupada por ella, pero era imposible.   —¿Todo bien entre ustedes? —Alexa se sintió incómoda, a lo mejor ella era la causa del malestar entre Virginia y Selene, porque por mucho que la hermosa morena dijera que estaba todo bien, su rostro decía otra cosa totalmente distinta.   —Todo bien Alexa, Virginia, solo se sentía indispuesta hoy —Alexa,  no insistió   —Entonces  Selene ¿Vienes conmigo? —la pregunta de David, hizo detener a Alexa y a Selene al mismo tiempo.   —Claro, te seguiré en mi auto —David sonrió, mientras Alexa observaba al chico que amaba, caminar hasta su deportivo un hermoso Acura NSX, color n***o, seguido de Selene.   —¡Espera Selene! —Alexa no sabía ni que decir ahora que tenía la atención de la morena   —¿Qué ocurre? —Selene preguntó, levantando una ceja ante el silencio de Alexa.   —¿Por qué van juntos? —no tuvo otra opción que preguntar, no había marcha atrás   —Viviré con David temporalmente —Alexa se mordió el labio para no reaccionar y ponerse a gritar allí mismo.   —¿Juntos? —Alexa no especificó exactamente el término   —Sí, me marcho, no quiero perderme —Selene subió a su auto, cuando David puso en marcha el suyo, no conocía Cambridge del todo y lo último que deseaba era estar perdida por ahí.   ⧓⧓⧓⧓ Virginia observó el reloj, había estado deseando que el tiempo no corriera desde que las agujas del reloj marcaron las cuatro de la tarde, pero de eso pasaron tres horas más  y Selene no había regresado de la Universidad. Tomó su móvil ¿qué estaba haciendo? Estaba preocupada por su amiga, era normal que tratara de comunicarse con ella ¿No? Se sentó de golpe sobre el sillón ¿Qué era lo que debía hacer? Estaba confundida, Selene le hacía sentir cosas que pensó llegaría a sentir por un chico como debía ser. O lo que la gente llamaba normal, pero ella no lo era, estaba deseando a Selene de una manera profunda, había deseo y pasión corriendo por sus venas. Aun así se debatía entre lo correcto e incorrecto, lo que sus padres pensarían de ella ¿renegaran de ella? ¿Aceptarían que ella fuese…? Distinta a sus hermanos? Su debate mental de preguntas sin respuestas, se vio interrumpido por el sonido de la puerta, no podía ser Selene, ella tenía llaves, se puso de pie con frustración, hasta abrir la puerta.   —¿Alexa? —Virginia se hizo a un lado para dejarla pasar, se veía molesta.   —¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó molesta. Alexa se sentía burlada, después de que Virginia fingiera ayudarla el sábado por la noche, era todo una farsa seguramente ella sabía que David y Selene estaban en algo.   —¿Qué cosa? —Virginia aún tenía un poco de dolor de cabeza y los gritos de Alexa, no le estaban ayudando en nada.   —No trates de fingir que no lo sabías, me hubieses dicho la verdad en vez de fingir estar dispuesta ayudarme con David   —Habla claro Alexia, porque no estoy entendiendo nada   —¡David y Selene se fueron a vivir juntos!
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