CAPITULO 5

1373 Palabras
—¿Estas segura que estás tomando la mejor decisión? —David, se sentó al lado de Selene.   —Sí David, siento que es lo mejor, además tu sabes lo que siento que por ella y de alguna manera creo que he arruinado nuestra amistad, llevamos apenas meses y me arriesgue, pero te juro que cuando ella fingió estar enferma en el antro para que tú y yo dejáramos de bailar. Yo realmente creí que…   —¿Qué estabas siendo correspondida? —David terminó la frase, mientras ella asintió. —Realmente lo creí así, pero me he equivocado, ni siquiera sé qué haré cuando la vuelva a ver, no quiero renunciar a ella, pero tampoco puedo obligar a su corazón sentir algo por mí —Selene se limpió las lágrimas que abandonaron sus ojos, no quería sentirse vulnerable pero no podía evitarlo. Amaba a Virginia y aceptar el hecho de no ser correspondida no era fácil.   —Dale tiempo Selene, seguro es que la sorprendiste con tu confesión, debiste ir más lento —David se acomodó mejor sobre el sofá.   —¿Cómo tú lo haces con Mike? —David se puso rojo como un tomate. —Te has dado cuenta —musitó bajito   —Digamos que entre nosotros nos entendemos David, pero Mike parece interesado en ti —Selene bebió un sorbo del jugo que David amablemente le había regalado. —Somos amigos, nos conocemos desde hace algunos años, su padre trabaja para él mío, de hecho la empresa le paga lo estudios y no quiero que su interés sea solo por lo que mi padre hace por él —bebió un trago de cerveza   —Parece que estamos condenados a sufrir por las personas que amamos —Selene sonrió sin ánimos.   —Así es Selene.   —¿Qué hay de Alexa? parece tener un interés sentimental en ti, sentí pena por ella al ver su rostro cuando se enteró de que viviríamos juntos —David arrugó la frente. —Lo lamento por ella Selene, de verdad que no quisiera hacerla sufrir, pero no puedo intentar amarla, sería no solo un error, sino con el tiempo hacerle daño, no me van chicas y por mucho que quisiera corresponderle, no es algo que pueda controlar, no es amor o deseo espontáneo, sería forzado —Selene comprendía perfectamente a David. —¿Tu padre sabe tus preferencias sexuales?   —No y no me atrevo a decirle, no es un hombre con el que puedas hablar y tener una conversación normal. Y aunque no lo parezca porque de cara al público es una persona simpática en la privacidad es un hombre que no podría tolerar las desviaciones como él le llama. No sería capaz de decirle nunca —Selene, había pasado eso hace tiempo, cuando hablo con sus padres sobre sus preferencias sexuales, lo hizo con el miedo instalado en su corazón, pero no podía evitar confesarles a sus padres la verdad, y cuando lo hizo espero rechazo. Algo que nunca sucedió, su  madre lloró desconsoladamente; pero nunca le dijo una sola palabra hiriente, todo lo contrario le manifestó su apoyo incondicional y en cuanto a su padre; había sido todo amor y se sintió plena de poder tener el apoyo de las dos personas más importantes en su vida.   —Entiendo David, espero que un día puedas tener la oportunidad de sentirte libre y orgulloso de tu sexualidad, porque eso no te define como persona, sino lo que llevas aquí —Selene puso un dedo sobre el pecho de David, junto encima de su corazón.   —Gracias Selene, en verdad espero que puedas ser feliz con Virginia, estoy seguro que siente algo por ti, es solo que, no se ha dado cuenta —David fue interrumpido por los golpes a la puerta, el timbre habría sido menos escandaloso, se puso de pie para ver quién causaba tanto alboroto ahí fuera.   —¿Dónde está Selene? —Virginia parecía furiosa, pero Selene no se hacía ilusiones, ella…   —Allí —David señaló a la sala donde Selene permanecía sentada y callada.   —¿No tienes nada que decir Selene? —Virginia, no podía controlar el enojo que sentía en su interior, Selene le había dicho “me gustas” y casi habían, ellas, casi lo habían hecho y ahora ella estaba sentada como si nada en la sala de un hombre soltero.   —¿Qué quieres que diga Virginia? Te he dicho lo que siento por ti y creo que no fue la mejor decisión, lo siento, siento haberte dicho sobre mis sentimientos, siento haberte incomodado —Selene no quería verla, le dolía el corazón Virginia había calentado su cuerpo con besos y caricias para lujo dejarla ardiendo en necesidad.   —¿Ha que estás jugando Selene?  —Virginia se acercó hasta la morena, sus ojos se encontraron y en ambos había algo que ninguna quería reconocer.   —¿Te parece que estoy jugando? Solo quiero proteger nuestra amistad Virginia, mi confesión puede que haya sido demasiado para ti, reconozco que no debía decirte nada, pero no puedo evitarlo me gustas y aunque a ti eso no te haga gracia, me gustas y estoy enamorada de ti —Selene gritó mientras se ponía de pie, para no estar en desventaja con la rubia.   —¿Enamorada? No juegues con mi mente Selene, si realmente estuvieras enamorada no estarías aquí a solas con David —gritó enojada, se sentía frustrada, celosa y ¿celosa? Cielos, lo estaba, ardía en celos, al imaginar a David, besando los labios de Selene, tocando las suaves curvas de su cuerpo, tocando su húmeda feminidad.   —Puedes pensar lo que quieras Virginia, no me importa no voy a rogarte, si no me quieres como yo te quiero, estaba bien aprenderé a vivir, no voy a morirme, pero tampoco me jodas, soy libre y puedo elegir con quien estar y quiero estar con David, no quiero incomodarte con mi presencia.   Selene lloró al recordar ese momento, había presionado tanto a Virginia que la había dejado sin opciones, no, no podía ser amor en ese momento y luego. Luego no sabría explicar lo que pasó. Quería hacer exactamente lo que aquella noche le había gritado. Quería vivir sin pensar en ella, quería olvidarse de su amor y no morir en el intento, pero dolía, su corazón estaba roto en mil pedazos y no había nada que pudiera hacer al respecto. La imagen de Virginia besando al hombre se clavaba en su mente y el dolor en su corazón y dolía, dolía tanto que sentía que moriría de verdad, sin Virginia no volvería a ser feliz nunca más. Cerró los ojos, sus lágrimas bañaron su bello rostro mientras más recuerdos llegaban a su mente, dañando más su ya destrozado corazón.   —¿Qué haces? —Selene preguntó al ver a la rubia acercarse a ella   —¿Qué hago? Eso mismo quisiera saber Selene, quiero saber qué es lo que estoy haciendo. Quiero tener la seguridad de que esto —las señaló —Es lo que verdaderamente quiero —y sin más, la rubia tomó los labios de la morena entre los suyos, no iba a perderla por culpa de David, no, si esto que sentía por Selene era un pecado, pues ya se consideraba pecadora, porque la fuerza con la que los celos golpeaban dentro de su corazón era terrible de soportar.   —Virginia —Selene habló en medio del beso apasionado que la rubia le estaba dando, sus sentidos se nublaron; pero no debía engañarse y debía hablar con ella.   —Calla Selene, no tengo la seguridad de lo que siento, pero quiero intentarlo, solo dame tiempo, no es fácil aceptar que me gusten las mujeres, no la mujeres no, tu, eres tú, solamente tú  —confesó antes de tomar los labios de Selene nuevamente entre los suyos con urgencia.   —Dame una oportunidad Virginia y te prometo que no te arrepentirás, déjame amarte cariño, permite que mi amor, te muestre el camino hacia la felicidad —Selene pidió con lágrimas en los ojos, esto era lo que siempre había querido decirle.   —Una oportunidad Selene, una oportunidad, vuelve a casa conmigo y tengamos esa oportunidad que tanto deseas…
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